Sábado, 9 de mayo de 2009 | Hoy
La mayor ONG dedicada al patrimonio en las Américas presentó su lista anual de edificios en peligro. Y trae sorpresas.
Por Sergio Kiernan
Este martes, el National Trust for Historic Preservation presentó su lista de edificios y lugares en peligro en Estados Unidos. El Trust, la mayor ONG de las Américas dedicada a la preservación del patrimonio, selecciona cada año entre diez y doce piezas patrimoniales de todo tipo que pueden ser demolidas o están en avanzado estado de deterioro. La lista 2009 fue leída por la actriz Diana Keaton, miembro del comité directivo, en el gran salón del hotel Century de Los Angeles, uno de los once predios elegidos este año.
El Trust es una organización francamente notable, una solución grassroots dedicada a salvar edificios, a hacerles más fácil la vida a los que tienen una pieza patrimonial y a presionar a políticos en todos los niveles para salvar la historia. Una de las principales actividades es la enseñanza y otra es reunir fondos para comprar ciertos elefantes blancos. Es por eso que el Trust tiene un amplio programa escolar y un par de palacios rurales de millonarios, que mantiene como atracciones turísticas y museos.
Al mismo tiempo, la ONG creó cosas como la Red de Hoteles con Historia, fielmente usada por los que prefieren visitar un lugar con estilo a algo, y una red de tours y recorridos en todo tipo de ciudades y lugares. Hasta ayuda a gente que lucha por sostener grandes residencias de valor patrimonial a organizar cosas como tours pagos para ayudar a mantenerlas. Los contadores del Trust son leones a la hora de detectar exenciones y programas de ayuda para el patrimonio.
Las listas de edificios y lugares en peligro se publican desde hace 22 años y ya cubrieron 211 predios. De ésos, siguen existiendo 206, lo que da una idea de la eficiencia tanto del lobby como de eso de avergonzar a los funcionarios que autorizan demoliciones. En este 2009, el Trust puso un fuerte énfasis en señalar piezas del movimiento moderno que están a punto de piqueta.
Es por eso que figura el Hotel Century de Los Angeles, diseñado en los sesenta por Minoru Yamasaki, el autor de las Torres Gemelas. El Century es un edificio largo, bajo y curvo, con un frente continuo, que va a ser demolido para construir dos torres de casi doscientos metros de altura, una para oficinas y otra para vivienda. Otra estructura moderna es el peculiar Estadio Marino de Miami, una pieza realmente única en Virginia Key. El estadio tiene una previsible tribuna de hormigón, con un peculiar techo de metal a manera de alero. Pero en lugar de una cancha tiene una enorme superficie de agua, para carreras de lanchas. Esta especie de autódromo náutico fue dañado por el huracán Andrew en 1992 y sigue ahí cerrado, vandalizado y sucio. El Trust propone una movida para reabrirlo y reutilizarlo, de modo de resucitar una zona de la ciudad muy maltratada.
La pieza más obviamente patrimonial de la lista es el Templo de la Unidad, construido por Frank Lloyd Wright en Oak Park, Illinois. El templo “cubista” no corre peligro de demolición y está en uso permanente, con una comunidad activa. El problema es el de siempre con las obras de Wright: la estructura de hormigón se partió por todas partes y se encuentra en peligro. El muy pospuesto mantenimiento y restauración resulta muy caro y difícil, y la inclusión en la lista es una manera de ayudar a juntar fondos para los trabajos.
Otro edificio notable, menos conocido, es la Academia Dorchester en Georgia, un gran edificio en ese estilo georgiano, de ladrillos rojos y pórtico con columnas blancas, tan típico de EE.UU. La Academia fue fundada en 1868, al fin de la guerra civil, para educar a una nueva clase dirigente para los negros liberados.
La ciudad de Galveston, en Texas, recibió con la lista un mensaje para custodiar su patrimonio. El Trust incluyó como categoría su amplio patrimonio de edificios de fines del siglo XIX con ornamentos de hierro de colada. Esta tecnología, muy poco usada entre nosotros –por la calle Suipacha, casi Tucumán, hay apenas un ejemplo de estos edificios, muy norteamericano él–, se adosaba a la casa-cubo de ladrillo rojo tan típica de Estados Unidos. Las piezas más comunes eran crenelados, ornamentos de remates, aleros o piezas ornamentales para ventanas, y los frentes enteros de los comercios. Galveston tiene una gran cantidad de estos edificios, mayoritariamente en Neoclásico a la griega y en estilos italianizantes.
Otra cosa rara en la lista es Lanai City, un barrio de Hawaii construido por el multimillonario bananero James Dole en los años veinte, con casas estilo “plantación” encantadoras y bien preservadas. Lanai corre peligro por su ubicación: el lugar no está catalogado y es una tentación para los desarrolladores.
Entre las mayores piezas de la lista está el Centro de Servicios Médicos de Yankton, South Dakota, un enorme campus hospitalario de once edificios creado a partir de 1879 como el hospital psiquiátrico local. La colección de estilos va del neoclásico más severo a varios italianizantes, pasando por un lindo edificio Art Déco. El lugar está cerrado hace años y el gobierno estatal amenaza con demoler todo.
Otra de las piezas a salvar es realmente única. Se trata de la Fábrica Ames de Palas, una fábrica del siglo XIX intacta, que tiene buena parte de sus maquinarias y todos sus edificios periféricos, incluyendo viviendas para el personal.
Finalmente, dos cosas realmente raras. Uno es el puente Memorial que une los pueblos de Portsmouth, New Hampshire, y Kittery, Maine, un colgante de metal que sigue funcionando sin mayores problemas desde mediados de los años veinte. El Trust lo incluyó porque considera frívolo el proyecto de construir un reemplazo y demoler el actual. El puente, explican, es bonito, funciona bien, no fue sobrepasado por el tránsito y sólo necesita mantenimiento.
Y lo más raro de todo, un galpón en medio del desierto de Utah, que es realmente un desierto con todas las letras. El galpón de chapas viejas es un hangar y casi lo único que sigue en pie de lo que fue una base aérea ultrasecreta en la Segunda Guerra Mundial. En ese lugar el Boeing B17 bautizado Enola Gay cargó la primera bomba atómica y puso rumbo a Japón, para arrojarla sobre Hiroshima.
Richard Moe, presidente del Trust, explica que en el caso del hangar el criterio es histórico, así como en otros es más práctico. “En general es mucho más inteligente reciclar edificios que demolerlos y hacer otros”, dice Moe. “Excepto para el empresario que hace el negocio, es mejor en términos económicos, ecológicos e históricos.” Moe insiste en que hay que ver los edificios históricos como centros de sus contextos, anclas en los tejidos urbanos. “Este tipo de edificio afecta su contexto, lo altera de una manera peculiar.”
Y una última cosa: Moe no está ni contento ni preocupado con la recesión, porque explica que si bien se demuele menos cuando el dinero escasea, también se hace mucho menos mantenimiento.
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