Sábado, 19 de diciembre de 2009 | Hoy
La 23ª edición del Premio Design Museu da Casa Brasileira dio nuevamente muestras de un diseño preocupado por no atentar contra la naturaleza y mejorar la vida de las personas.
Por Luján Cambariere
Cada vez más dirigido a un hacer respetuoso del ambiente y las personas, la 23ª edición de uno de los premios más importantes de design brasileño da cuenta de propuestas sobre todo que apelan al buen uso de los materiales. Una iniciativa que este año contó con más de 500 inscriptos, 56 piezas en exposición y además sumó 13 trabajos escritos. Como nos gusta decir, el termómetro de lo que sucede en el país vecino ya dio su veredicto.
En la búsqueda de materiales sustentables, una posibilidad concreta con la que se viene trabajando en Brasil y también en nuestro país es la innovación a través de recursos que existen desde siempre, pero que se los redescubre conforme a cualidades pasadas por alto antes. Dentro de los altamente renovables, el bambú es una de las especies más celebradas. Un material marginado durante años, con muchas cualidades. Es la planta de más rápido crecimiento en el mundo (mientras que un árbol necesita 60 años para crecer 30 metros, el bambú alcanza esa altura en tan sólo 6 meses). Además tiene una combinación perfecta: es más liviano que el acero, pero cinco veces más fuerte que el concreto. Super resistente pero a la vez flexible. Puede soportar alto esfuerzo de compresión, flexión y tracción, cualidades físicas que lo hacen óptimo para reemplazar estructuras de metal y de maderas en vías de extinción. Y un dato nada menor: abunda en nuestra región (se estima que, como mínimo, existen 11 millones de hectáreas cubiertas de bambú en Latinoamérica).
Volviendo al premio, el jurado quedó eclipsado por varias propuestas en este material a las que decidieron galardonar con el primer lugar de la categoría mobiliario, como la línea de laminados en bambú con los que el diseñador de Curitiba Paulo Roberto Ceschin Foggiato construyó una familia compuesta por una mesa, la Demoiselle, donde lo emplea de modo estructural y las sillas Lapa y el sillón Bambu #5.
“Explorar más el potencial plástico del bambú, su resistencia y levedad y simplificar al máximo la estructura para posibilitar su montaje compacto en pos de la exportación”, fueron algunas de las premisas del designer. Los otros premiados en la misma categoría, y esta vez por el empleo de una madera considerada de segunda y poco empleada para la fabricación de muebles –la catuaba– fueron los diseñadores Paulo Alves da Silva Filho y Luís Fagner Koga Suzuki con la silla Atibada.
En la categoría Utensilios, el primer lugar fue para el cesto de compras Smarkt, desarrollado por el estudio Chelles & Hayashi Design, producido con materiales no oxidables, fáciles de limpiar y reciclables, que además tiene varias formas de uso. En la categoría Iluminación, se alzó con el primer premio el ya reconocido y últimamente muy festejado Fernando Prado, esta vez con una lámpara para apoyar en la pared Lift, que tiene un sistema de fijación poco usual, y visualmente leve. La pantalla, hecha de madera, puede ser deslizada hacia arriba o hacia abajo, conforme el efecto de luz deseado.
Mientras que el lavarropas semiautomático Latina Rubi, desarrollado por los diseñadores industriales Ronis Paixao, Paulo Aleixo Coli y Marcos Rocha, conquistó el primer lugar de la categoría Equipamentos Electro–electrónicos. Gran capacidad de lavado (8 kgs), bajo consumo de energía y un precio accesible, algunos de sus atributos. Mientras que en equipamientos para la construcción, ganó la categoría Prototipo el Kit Brasil de Regis Romera, Marco Antonio Araujo y Paulo Aparecido de Morais, para Deca/Duratex, una bacha de cerámica que por su forma y grifería permite economizar un 30 por ciento más de agua.
Por último, en la categoría Textiles, se llevaron todos los aplausos los collares tubulares de la diseñadora Miriam Andraus Pappalardo, inspirados en los entrelazamientos típicos de los hilos utilizados en algunas regiones africanas para la realización de objetos. En trabajos escritos, el jurado dio los primeros lugares a “Modernidade Verde. Jardins de Burle Marx”, de Guilherme Mazza Dourado, y “Nossa Bandeira”, de Joaquim de Salles Redig de Campos.
Además de Giorgio Giorgi Jr. como coordinador, el jurado fue integrado por grandes personalidades del diseño brasileño: Délia Beru, Ademir Bueno, André Vainer, Auresnede Pires Stephan, Cyntia Malaguti, Christian Ullman, Fernando Mascaro, Guinter Parschalk, Ivo Pons, Luiz Antonio Jorge, Marcelo Rosenbaum, Maria Regina Marques, Marili Brandao y Monica Moura.
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