Es notable lo poco que se respeta la ley en esta ciudad, y esa chantada llega muchas veces al ridículo. Los lectores de m2 recordarán la batalla política que dio el oficialismo porteño para sancionar una nueva ley de publicidad en vía pública, con un estupendo proyecto generado desde el mismo Ejecutivo. Los lobbies del sector empresario fueron obscenos –hasta les hicieron lobby a periodistas, creyendo que eran asesores– y varios diputados porteños deben haber recibido cartelería, como mínimo, en su última campaña. La cosa es que la ley no llegó a ser tan buena como se soñó y se escribió en el proyecto presentado. Pero la Ley 2936 es mejor que el mamarracho que teníamos. Por ejemplo, prohíbe el cartel de Coca Cola frente al Obelisco, porque cubre completamente una fachada, cosa que no pareció importarle al gobierno de Mauricio Macri, que lo autorizó igual. Y ahora, gracias a la vigilancia del Observatorio del Espacio Público de la Asociación Civil Aires Buenos, queda en claro que el partido de Macri comparte con su cacique la indiferencia a eso de cumplir las leyes. En la foto se ve el local del PRO en la calle Borges al 2300, cubierto por una guaranga marquesina amarilla. Pero la calle Borges a esa altura, Palermo Viejo, está claramente dentro de una zona residencial, para ser más exactos la R2aI. Y la 2936 prohíbe expresamente –artículo 5, parágrafo 5.9– la instalación de marquesinas en esas zonas. Un papelón que ya dio origen a un pedido de informes de la Defensoría del Pueblo porteño.