Sábado, 23 de abril de 2011 | Hoy
French 2825 es la casa del artista Federico Klemm, una belleza en estilo neohispánico de lo más medievalista, calzada entre un feo edificio casi terminado y uno más pequeño, racionalista y medio Déco, catalogado por la Legislatura porteña. La casa exhibe un cartel de venta de la empresa Figueroa Alcorta, que avisa que el terreno mide 8,50 por 34 metros y ni se molesta en describir el edificio. Esto, se sabe, indica que el lugar puede demolerse y es vendido como un terreno todavía ocupado por algo que hay que despejar. El único problema es que la casa tiene protección cautelar y no puede ser demolida.
Quienes deciden vender estos inmuebles y las inmobiliarias que aceptan manejar la operación parecen vivir todavía en una era pre Internet y, sobre todo, pre patrimonio. Creen realmente que nadie se va a enterar y actúan con una impunidad francamente ingenua. Un vecino de la casa Klemm consultó por mail a la firma Figueroa Alcorta, preguntando si era posible “avanzar” con una operación por el estado de protección del edificio. La respuesta, literal, fue: “Estimado, le comento, efectivamente está con medida cautelar, no estructural, se está iniciando una gestión para sacarlo de ese listado, ya que no es una casa histórica y está totalmente destruída por dentro. Atte. Figueroa Alcorta Neg Inmob”. Pese a la acentuación irregular, el mensaje es claro.
Es imposible determinar qué “gestión” está “iniciando” la inmobiliaria –o serán los vendedores– para poder garantizar la demolición de la casa. Pero lo que es fácilmente comprobable es que la casa no está “totalmente destruída por dentro”. Este suplemento fue a ver la casa a fines de la tarde de este martes y tuvo la fortuna de encontrar la puerta abierta. Una señora rubia, de pelo corto y bien vestida, charlaba en el umbral con un señor de camisa y corbata. La puerta abierta permitía ver un bellísimo zaguán de mayólica española, una reja complejísima de diseño también español y más allá, todavía más azulejos. Una puerta a la derecha dejaba adivinar un ambiente bien iluminado. Todo lo visible estaba pintado de blanco y no se veía nada, pero nada arruinado.
Lo que no quita que los niveles superiores sí lo estén. Pero un vecino conversó con los guardias de seguridad que tiene la casa ahora sobre la obra casi terminada de al lado, que rompió molduras del frente sin decir agua va (cosa denunciada al Ministerio de Cultura varias veces por los vecinos, sin que nadie de las oficinas de Hernán Lombardi se molestara en mover un dedo). Los de seguridad rezongaron contra la obra y contaron que pusieron refuerzos para asegurar los muchos vitrales de la casa, que están intactos. Con lo que parece que tan ruinosa no está...
Este fin de semana largo es el tipo de ventana que tienen algunos para hacer un tipo de “gestión”, que es la demoler de adentro para afuera. Los vecinos de French y Agüero están vigilando si se escuchan ruidos raros o si un camión aparece para llevarse antigüedades constructivas de la casa.
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