Sábado, 28 de mayo de 2011 | Hoy
Una inmobiliaria quiere vender la Unione Operai como algo a demoler, FOT libre, diciendo que está en ruinas. Pero la joya de Virginio Colombo está catalogada y no se puede destruir.
Por Sergio Kiernan
nComo todo el mundo sabe, los argentinos descendemos de los barcos. Pero resulta que hubo barcos y barcos, con lo que tendríamos que averiguar cuál fue la nave afortunada que nos trajo por acá a ese gran arquitecto llamado Virginio Colombo.
Quien pase por la calle Sarmiento al 1300 verá una de las grandes obras de este sacado, fantasioso e inclasificable arquitecto. Es un edificio de frente muy ancho, alto y bellísimo, que todavía muestra en su balcón para quién fue construido. Entre desnudos de cemento, flores y pilastras, se lee en inobjetable tipografía Art Noveau “Unione Operai Italiana”.
Que los obreros italianos tuvieran semejante palacio, que se lo encargaran a un arquitecto de primera línea, que el lugar tuviera una sala de teatro a todo farol es parte también de esa Argentina de los barcos. Los italianos hicieron masa en este país, le cambiaron hasta el acento a los porteños, crearon una constelación de entidades que siempre parecen tener un teatro en el medio.
Claro que eso fue entonces, cuando la gente pertenecía a una comunidad y no a otra. Este país, como decía Marechal, tiene pepsinas fortísimas y hasta los ingleses dejan de serlo para ser argentinos. Esta digestión cultural nos ahorra infinitos problemas –quien lo dude, visite EE.UU.– pero dejó un tendal de edificios de colectividades vacíos y sin uso. En el caso de la Unione Operai, también lo dejó en ruinas.
El 1300 de Sarmiento es hoy una cuadra fea, maltratada y con varios edificios buenos y bonitos en estado calamitoso. Es una cuadra con mueblerías de oficina, con locales abiertos como a hachazos, sin la menor consideración al patrimonio que los aloja. La Unione Operai domina la cuadra con sus puertas cegadas con ladrillos, cubierto de mugre, agredido de pintadas. Adentro todo es peor, porque el edificio fue ocupado, abandonado, medio que saqueado. Sufrió un incendio parcial, con lo que los bomberos mojaron la planta baja y, como nadie se molestó en reparar el daño, se siguió mojando con cada tormenta. Hay sectores del edificio en estado crítico y hace falta espalda ancha para encarar un proyecto que lo rescate.
Algo que vale la pena hacer, como puede comprobar cualquiera que se detenga treinta segundos ante el frente magistral de Colombo. Es amor a primera vista.
Pero sus dueños –lo que queda de la comunidad italiana– decidieron simplemente venderlo. Y ahí empiezan las fantasías fallutas. Sucede que a las ofensas que sufre la Unione Operai se le acaba de sumar un cartel de la inmobiliaria Latella, una firma con sede en Villa del Parque. El cartel avisa que la Unione Operai se alza en un terreno de 22 por 59,50 metros, lote que tiene FOT libre. Esto, como se sabe, es lengua inmobiliaria para avisar que el único uso posible para el edificio es como escombro y que en el futuro baldío se puede construir muchísimo.
Pero resulta que la Unione Operai es un tesoro artístico y además patrimonio de primera agua. Con lo que la inmobiliaria Latella agregó al cartel “normal” una faja blanca con una legislación que inventaron ellos. La franja dice “Edificio histórico destruido por derrumbe”.
Quien revise la legislación porteña buscando esta figura legal perderá el tiempo. El disparate tiene una de dos explicaciones: o la inmobiliaria Latella sinceramente cree que un edificio catalogado puede demolerse porque está en mal estado, o quieren que algún incauto se lo crea y compre algo que no se puede demoler. Es que, como puede comprobarse fácilmente y por Internet, la Unione Operai tiene catalogación como edificio singular, en grado estructural y ley en firme.
No hay duda alguna: el edificio de Virginio Colombo no se puede demoler. Para convencerse se puede ir a la página www.ssplanbuenosai res.gob.ar y ver la ficha de la sección 03, manzana 37, parcela 15, o buscarlo por el nombre.
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