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nVarias de las ecuaciones que se dan y suman para el surgimiento de este proyecto argentino en el exterior, crisis 2001, ciudad natal con necesidades extremas, son compartidas por otras bien similares. Hasta el recurso de la camiseta, aunque sea de algodón orgánico, no es nuevo. La cuestión acá es lo que dicen y desde dónde lo hacen: “El realista no cambia nada”, estampan los de El Desafío (www.eldesafio.org). Un argentino y un holandés que entendieron que para que acá las cosas sucedan hay que ir más allá de lo real. Soñar, que acá cuesta y mucho, pero es la mejor mecánica que se puede aplicar para que las cosas cambien.

“Esta declaración es nuestra reacción a lo que parece ser una creencia común en Argentina”, explica Jorn Wemmenhove, el holandés de la dupla, cofundador y director creativo de la organización. “Cuando hablamos con la gente sobre un cambio social nos responden muy frecuentemente que seamos realistas porque ‘Argentina siempre fue así, no va a cambiar’. Supongo que es como un mecanismo de defensa, pero en realidad cuando sos realista todo el tiempo nada diferente pasará. Todo seguirá siendo igual. Así que la clave para el cambio social es justamente no ser realista y ver las cosas de otra manera. Argentina necesita personas que se atrevan a dejar el realismo de lado, ser creativos y empezar de nuevo. Como holandés puedo decir que los argentinos son muy creativos y estamos seguros de que podemos crear un futuro mejor para todos. Esta remera es una forma de recordarnos eso.”

La otra mitad, Mario Raimondi, ex jugador de hockey y entrenador, quien vive desde el 2001 en los Países Bajos (ahora lo hace mitad y mitad en Argentina), fue quien orquestó por el 2002, de la mano de un grupo de jugadores de jockey, un evento a beneficio de un comedor comunitario, que ofició de puntapié inicial para el posterior desarrollo de la ONG.

“Trabajamos en la ciudad de Rosario con un grupo de 35 chicos de 7 a 14 años en situación de vulnerabilidad, situado en barrio La Lata. El Desafío tiene como objetivo promover el desarrollo comunitario y darles a los chicos y a sus familias oportunidades mediante programas de acción que incluyen deportes, asistencia psicológica, talleres de EElearning y murga entre otros. También proveemos a los chicos de la merienda diaria. La visión es aumentar el número de beneficiarios hasta 120 chicos y sus familias, sumando más actividades, como huertas comunitarias, talleres de teatro y música, emprendimientos microproductivos y microcréditos entre otros. Siendo la transparencia uno de nuestros mayores valores, tenemos como regla invertir como mínimo el 80 por ciento de todo lo recaudado directamente en los programas de acción que desarrollamos. Todas nuestras actividades son comunicadas en nuestro sitio web y están a disposición del público en general, incluidos nuestros balances anuales y cuentas”, señalan.

Diseño social

Volviendo a las remeras, el diseño cuenta por parte de nuestra siempre admirada por lo batalladora y creativa, la diseñadora y emprendedora rosarina Guillermina Ygelman de Atypica, y la producción por parte de Roberto Acosta Gómez, otro diseñador, en este caso cordobés, a través de su etiqueta BeatBang, alineada a los parámetros del Comercio Justo. “Como organización que promueve un cambio social no podíamos dejar de sentar una posición clara con respecto a la industria textil. Lamentablemente bajo la belleza de la industria de la moda hay un mundo repugnante”, agrega Raimondi. “Los agroquímicos utilizados en los procesos de producción de algodón son dañinos para el medio ambiente, y para peor en nuestro país –como en otros lados del mundo– las marcas de ropa utilizan trabajo esclavo, infantil y en las peores condiciones para fabricar sus prendas. No queremos ser parte de esto de ninguna manera.”

Por último, vale aclarar que, paradójicamente o no, las remeras no están a la venta. La única manera de obtener una es uniéndose a El Desafío como donante mensual por un período mínimo de un año. Realismo, que en este caso rima con compromiso.