Sábado, 17 de mayo de 2003 | Hoy
En pelo de vicuña o llama, en lana de oveja, en fibras vegetales, con colores salidos de tradiciones centenarias que conocen cada flor, cada yuyo del teñido, los tejidos artesanales siguen fascinando con su diseño e historia. Un recorrido por los comercializadores que nos hacen llegar los que son estrictamente hechos a mano.
Antes de ingresar en el
maravilloso mundo de los textiles autóctonos, bien vale preguntarse por
qué los extranjeros sucumben ante ellos. La respuesta es sencilla. Muchos
de ellos los conocen, se instruyeron de antemano y de ahí que valoren
aspectos que muchas veces nosotros desconocemos. Punto uno: el virtuosismo que
se esconde detrás de cada pieza. Días y días de labor de
artesanos que trabajan desde los lugares más remotos y exquisitos de
nuestra geografía, como Jujuy, Salta, Chaco, Formosa y Entre Ríos,
entre otros. Punto dos: la nobleza de materiales únicos como la lana
de llama u oveja, el chaguar y los tintes naturales logrados mediante frutos
o plantas silvestres.
Y por supuesto el diseño, que en la mayoría de los casos remite
a ritos, usos y costumbres de nuestros antepasados. Por último, a mi
gusto, algo más sutil: la alquimia que se desprende de estas piezas.
Una especie de aura protectora y cobijo que legan nuestros ancestros.
Las Hijas de la Luna
Andy Fuchs, diseñadora porteña asentada desde hace algunos años
en el Pucará de Tilcara en Jujuy, fue sin dudas una de las pioneras en
el rescate de los tejidos andinos. Junto a un grupo de tejedoras cofundó
Las Hijas de la Luna con el fin de producir un sinnúmero de piezas en
telar con hilo de llama hilado a mano y teñido con plantas con diseños
inspirados en motivos precolombinos. Mantos, alfombras, caminos, colchas, ruanas
y ponchos, así como otros artículos de uso tradicional de la Puna
como los costales (bolsas enormes que usaban los kollas para transportar sal
y hoy hacen las veces de almohadones) u otros más modernos como mantos
con plumas de cisne y ganso en colores estridentes.
La elaboración de cada tejido involucra distintas etapas. Las pastoras
hilan con sus puiskas (husos) la lana de llama traída del Altiplano por
los llameros. Recolectamos las distintas flores y plantas silvestres que se
utilizan para teñir los hilos. El telar, siguiendo la tradición,
está debajo de un árbol y cerca de un arroyito. Con nuestro trabajo,
esperamos mantener nuestras tradiciones y dar a conocer la belleza y riqueza
del mundo andino. Nuestra meta: integrarnos al mundo moderno conservando nuestras
raíces, explica Fuchs.
Manos de la Tierra
Bajo la batuta
de Enrique Schoó Lastra, esta comercializadora de artesanías y
servicio de comidas elaboradas con productos de distintas provincias, se ocupa
de recuperar y difundir el valor de nuestra cultura. Integramos todo lo
que nace de nuestra tierra: alimentos y elementos naturales de distintos artesanos
que trabajan madera, lana, arcilla y cueros, explica Schoó.
En lo que hace a textiles, manejan una amplísima línea. Mantas,
pies de camas y caminos, entre otros, de lana pura de oveja hilada a mano por
un grupo de artesanas de la localidad de El Moreno, al oeste de la provincia
de Jujuy. Mantos de lana de oveja de tejedoras de las Colonias de San José
y de Villa Eliza, en la provincia de Entre Ríos (su técnica es
la misma que usaron inmigrantes franceses que se localizaron en la zona a fines
del siglo XIX). Caminos, almohadones y cortinas de chaguar elaborados por mujeres
de comunidades wichís (matacos) oriundos del chaco-salteño,
región que abarca parte de las provincias de Chaco, Salta y Formosa.
Prendas en lana de llama de Las Flores del Cardón, un grupo de ocho mujeres
oriundas de la localidad de Tilcara, en Jujuy. Además de matras-peleras
mapuches de la artesana Hilda Huilipán, que vive en la comunidad mapuche
de Linares, en la Patagonia (la lana de oveja utilizada para tejer esta pieza
proviene de los animales que ellos mismos crían. Es hilada a mano con
huso y rueca y teñida con esencias naturales. Luego secompone el telar
y van apareciendo los diferentes ñimin o labores, que representan
símbolos de la naturaleza típicos de la cultura mapuche).
En Puro Diseño
También
ostentan varias etiquetas especializadas más recientemente en textiles
autóctonos. Pasión Argentina trabaja con mujeres de las comunidades
wichí y toba (Chaco y Formosa, selva Chaco-Salteña) en la producción
de textiles en chaguar, una fibra que tiñen con productos naturales como
semillas, hojas de flores y otros vegetales que encuentran en la zona y tejen
agujas tejido en red o yica o en telar conocido
como faja. Y con la comunidad diaguita calchaquí (Salta,
Tucumán y Catamarca) en piezas variadas de lana de oveja, llama y alpaca,
hilada y teñida, también, con elementos naturales (hollín,
cáscara de nuez u hojas de eucalipto).
Cima produce alfombras, mantas, chales, carteras y otros accesorios realizados
en lana de oveja (picote, barracán), lana de llama y también mezclando
llama y oveja en telares semiindustriales. Todo realizado con artesanos salteños.
Y por último, Nuna, otra comercializadora que se propone unir a los artesanos
andinos con los compradores del mundo ofreciéndoles sus textiles en lana
de llama.
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