Un poco de historia
Enrique Schoó Lastra, fundador de Manos de la Tierra y conocedor de la historia de los materiales más emblemáticos, nos remonta a su origen: “Los camélidos de los que se obtiene su lana han sido en la antigüedad, tanto para los incas como para los españoles, animales de suma importancia para el desarrollo de su economía, del transporte en general, la alimentación y el abrigo. De las vicuñas, guanacos (especies silvestres) y, sobre todo las llamas y alpacas (especies domésticas) obtienen la fibra con las que confeccionan telas, hilos y prendas de excelente abrigo, ya que estos animales están adaptados a las duras condiciones climáticas del altiplano alto andino.”
“El Inca ejercía un fuerte control estatal sobre los camélidos. Existían rebaños sagrados destinados al culto del dios Sol y rituales de culto a la Pachamama, algo que todavía ocurre. Ahora bien, la lana de oveja fue introducida por los españoles. Si bien en un principio la raza de estos animales era considerada de segunda calidad para evitar competir con la supremacía del comercio lanar español. Rivadavia fue quien cimentó la cría de ovinos de alta calidad. La oveja, comedora de pasto tierno, fue desplazándose hacia el sur de nuestro país, llevando consigo a nuevas poblaciones. Su color claro permitía mayor ductilidad para obtener tonos a través de tinturas naturales.”
“Según cuentan crónicas de la época, la lana menos preciada era la de oveja, siendo mejor cotizada la de llama, la de alpaca (la más preciada por los indígenas) y la lana de vicuña (la más fina). Por último, el chaguar comienza su historia en el Chaco. En todo el Gran Chaco se conocen numerosas plantas conocidas como ‘caraguatá’ o ‘chaguar’, nombres de origen guaraní y quechua respectivamente. Se considera que los pueblos indígenas del Chaco Boreal y Central poseen la tradición más rica en tejidos de punto, después de los andinos. Con los hilos tejían chalecos que usaban en combates, chiripás, mantos y pierneras para la pesca. Su fibra ha tenido y tiene numerosos usos. Ancestralmente ha tenido usosalimentarios, decorativos (tapices), medicinales (cicatrizantes) y rituales (la piola atada a la cintura de la parturienta y ante quien el chamán celebra un ritual para que el parto sea bueno y el niño nazca bien).”
“Hoy, siguen fabricando numerosos artículos mediante esta técnica que consiste en quitar la planta con raíces, separar hoja por hoja y realizar atados que facilitarán el traslado. Luego se desfibra o pela manualmente cada hoja, se la limpia (macerado y raspado), y se las seca al sol, tras lo cual obtienen un color blanquecino. La artesana, con sus dedos impregnados en ceniza las soba sobre su muslo hasta lograr un hilado de fuerte textura. El hilo producido va enmadejado para su posterior teñido. El proceso de teñido consiste en hervir lo que la naturaleza les brinda (raíces, cortezas y hojas de árboles, frutos). En sus telares, con técnicas antiguas y también actuales, las tejedoras arman la trama, combinando formas y tonalidades. Los dibujos plasmados siguen códigos ancestrales de expresión artística: el plumaje del suri, el pecho del carpintero, las garras del carancho, el cuero del león, el cuero de víbora de cascabel, las orejas de la mulita, entre otros.”