Sáb 25.05.2013
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Cosas de la Legislatura

La Legislatura porteña tuvo una semana muy entretenida, con un evento realmente notable, la presencia del encargado de “movilidad” Guillermo Dietrich ante la comisión mixta que sigue las tareas del metrobús. Pese a que el Ejecutivo es socio del Legislativo en la entidad, tomó meses lograr que Dietrich se presentara. Tal vez fue una muestra de pudor del macrismo, o una apertura de paraguas: el funcionario se gritó con legisladores y vecinos, se exaltó e hizo, en general, un lindo papelón.

Lo primero que pasó en la reunión fue una larga discusión sobre protocolo, ya que nunca se votó un reglamento de funcionamiento. Tres vecinos, los tres amparistas contra el metrobús, se habían anotado para hablar como es costumbre y derecho en la Legislatura. Dietrich y varios de sus colegas del Ejecutivo, aunque no todos, no querían ni oír de eso. El funcionario dijo cosas como que en el Ejecutivo nadie hablaba y no se oía a los vecinos, con lo que no había por qué hacerlo en el palacio de la calle Perú. Los legisladores presentes le explicaron que ellos sí escuchaban, quisieran o no, y que finalmente estaban en casa propia, con lo que los vecinos sí iban a hablar. A los cuarenta minutos que tomó todo esto les siguieron muchos menos de vecinos hablando.

Dietrich parece tener un problema de competencia con el ministro de Desarrollo Urbano Daniel Chaín para ver quién es más despectivo del prójimo criticón. Dietrich le agrega un tono de clase, de rico, que cayó bastante mal, sobre todo cuando dice cosas como “la comisión míxtica”. Como es bastante común en personas crispadas, el funcionario les echó la culpa a otros, en este caso a “los diez años de enfrentamientos” del kirchnerismo, que nos dejaron “caos” y “desastre”. También se tomó libertades con la verdad que seguramente ruborizan a esa dama recatada, como la de afirmar que tres jueces “nos dieron la razón” cuando fue apenas uno. Varias de estas ex postulaciones fueron realizadas micrófono en mano, de pie y avanzando hacia los vecinos preguntones. La actuación llegó al extremo de pelearse con el diputado Rafael Gentilli, al que acusó de que “vos nunca tomaste un subte en tu vida, Rafael”. El diputado le prohibió públicamente llamarlo Rafael y le recordó que estaba hablando con un diputado con mandato electoral y no con un mero subsecretario.

Sobre el CAAP

En otra reunión legislativa se trataron dos temas muy serios que hacen a esa curiosa institución llamada el Consejo Asesor en Asuntos Patrimoniales, CAAP, que tiene el poder de vida o muerte sobre los edificios anteriores a 1941. Básicamente son dos proyectos del diputado Pablo Bergel que buscan controlar desmanes y negocios que se realizan por vía administrativa en el Consejo. Un proyecto de ley le ordena al Ejecutivo informar en un plazo de treinta días lo actuado por el CAAP. Esto es medio difícil de entender, ya que la Comisión de Patrimonio de la misma Legislatura tiene asiento en el CAAP, con lo que debería ser la fuente natural de información sobre lo que se aprueba o “desestima” allí. Lo segundo que ordenaría esta ley es más atinado, ya que pide que el Ejecutivo envíe la nómina completa de resoluciones de Héctor Lostri, secretario de Planeamiento Urbano, que permiten demoliciones removiendo protecciones. Lostri ha hecho una verdadera industria de la resolución liberadora de demoliciones.

Otro proyecto de ley simplemente impediría que el CAAP acepte pedidos de reconsideración o cualquier equivalente, con lo que Lostri no tendría nada que firmar. El proyecto llama a estas resoluciones “actos administrativos carentes de legalidad y competencia”, una descripción exacta. El proyecto hasta detalla destrucciones liberadas por Lostri en contra de la votación del CAAP o autorizaciones en las que nunca se consultó a la Comisión.

En Corrientes

Como saben los lectores de este suplemento, en Goya hay una batalla para detener la especulación inmobiliaria y preservar el magnífico casco histórico local. Pues el ejemplo está cundiendo, con lo que los vecinos de Proyecto Goya saludaron y anunciaron esta semana la aparición de Proyecto Mercedes, otra ONG similar en la ciudad cercana a los esteros del Iberá. Su referente, Mora Figuerero, definió a Proyecto Mercedes “como un grupo de vecinos preocupados por la destrucción de nuestro patrimonio arquitectónico”.

En Corrientes también hay elecciones este año, pero el patrimonio sigue siendo un tema poco transitado por los políticos, que siguen negándolo. La experiencia indica que lo hacen a su riesgo.

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