Sábado, 7 de diciembre de 2013 | Hoy
Por Jorge Tartarini
Veo un museo de grandes novedades, y el tiempo no para, no para...
Cazuza
Hoy, en materia de preservación, cuando algunos arquitectos parecen descubrir lo ya descubierto y subvalorar o desconocer lo ya transitado, tal vez sea útil recordar ideas y señalamientos realizados tiempo atrás por colegas en los Congresos Panamericanos de Arquitectos. Repasemos:
“Las ciudades americanas no deben perder de vista (...) su pasado histórico, su ambiente y sus costumbres, a fin de conservar caracteres propios que las vuelvan más evocativas, interesantes y distintivas unas de otras. El estudio histórico debe ser una de las bases para elaborar los planos de mejoramiento y extensión de las ciudades.”
“Expresar a los gobiernos nacionales la necesidad urgente de la creación de una ‘Inspección de Monumentos Públicos de Arte’, para el fin especial de hacer el inventario de todos los monumentos públicos y privados de real valor arquitectónico y estudiar así los medios de preservarlos de la destrucción o deformaciones (...)”
Impulsar la “... creación de Institutos de Historia de la Arquitectura Americana anexos a las cátedras respectivas de las Facultades y Escuelas de Arquitectura (...)”
“... la creación de un Instituto Central Panamericano de Historia de la Arquitectura.”
“Las naciones americanas que aún no poseen legislación de protección de su patrimonio histórico y artístico, procurarán dictarla a la mayor brevedad posible para ‘salvar las riquezas de su pasado, contribuir a la cultura general y acrecentar el amor al suelo nativo’.”
“Instituir en los diferentes países americanos el Premio América, para los mejores egresados de las facultades de arquitectura, destinado a cursar estudios superiores y realizar relevamientos y restauración de monumentos.”
“En relación con la realización de arquitectura contemporánea en ciudades con monumentos históricos, se recomienda a los gobiernos y las sociedades de arquitectos que se haga una selección y clasificación de edificios, cuidando de que ‘no se profane su carácter inicial al realizar estas construcciones’, que las nuevas obras que se levanten junto a monumentos históricos se realicen dentro del concepto de arquitectura contemporánea, sometidas a reglamentaciones vigentes, no justificándose ‘ni aún so pretexto de guardar armonía, se les adiciones elementos formales con reminiscencias de arquitectura del pasado. Ambas construcciones, el monumento histórico y el edificio contemporáneo, deberán guardar armonía plástica, pero destacando los valores específicos de cada uno, impidiendo así que la confusión entre ellos les haga perder importancia y valor expresivo’.”
“Es urgente que los gobiernos encargados del cuidado y conservación de los monumentos y zonas históricas estudien las posibilidades reales de conservación o rehabilitación y las formas económicas de llevarlas a cabo.”
“Las propuestas de conservación y valoración de zonas históricas deben formar parte del plan físico, económico y social de la ciudad o región, y estar cobijadas por normas técnicas, jurídicas, administrativas y financieras.”
“Es necesario que los gobiernos de los países americanos planifiquen el uso los elementos o áreas catalogadas para su conservación y promuevan planes de rehabilitación integral.”
“Contra la valoración de los monumentos como piezas de museo, que convirtió a zonas históricas en verdaderas islas, a través de una rehabilitación para usos adecuados desde el punto de vista económico y social debe potenciarse su integración con el resto de la ciudad.”
La Comisión de Defensa, Preservación y Reanimación de Sitios y Monumentos Históricos recomienda: “Crear entidades de planificación del desarrollo urbano de acción interdisciplinaria, en las cuales se incluyan la valoración, conservación y restauración del patrimonio histórico urbano y rural, integralmente unido al paisaje natural y cultural”.
Reconoce la “necesidad de un debido conocimiento de las autoridades y ciudadanos del valor de los monumentos o sitios históricos, de su paisaje urbano, haciéndoles partícipes de la cultura de su pueblo, de su historia, de sus valores, ya sean arquitectónicos o de costumbres y del carácter de su región, desde las primeras etapas de formación y en todos los niveles de enseñanza”.
“Concebir el conjunto urbano como el hábitat adecuado del hombre y su historia, enfatizando que los sitios y monumentos forman parte de la propia vida del hombre y de la ciudad.”
“En todo programa urbano que involucre sitios históricos, éstos deben ocupar el nivel de jerarquía que les corresponde, estudiándose en forma detallada su integración al proceso de desarrollo urbano sin afectar sus valores.”
Desde entonces, la temática patrimonial ha ido creciendo y cobrando entidad propia en la mayoría de estos congresos y los SAL. No obstante, y aunque las apreciables distancias entre el decir y el hacer son moneda corriente en nuestro devenir patrimonial, no deja de llamar la atención el tiempo transcurrido desde la aparición de temas que hoy, mal que nos pese, continúan siendo asignaturas pendientes. De nuevo el valor del pasado. A quienes lo eluden, en una afanosa búsqueda de diferenciación y originalidad, o también por simplismo amnésico, convendría recordar la vigencia de un legado vivo, que dignifica y enaltece el rol de nuestra profesión.
(Las citas pertenecen a la publicación R. Gutiérrez, J. Tartarini, R. Stagno: Congresos Panamericanos de Arquitectos, 1920-2000. Buenos Aires. Cedodal/FPAA. 2007.)
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