Sábado, 29 de agosto de 2015 | Hoy
Las Jornadas Nacionales de Reflexión sobre Artesanías Textiles de Argentina fueron gran oportunidad para debatir sobre un binomio de gran potencial.
Por Luján Cambariere
Otros ritmos, otros tiempos, otros códigos, otros dispositivos, otras miradas... definitivamente más humanas. Como ya lo describía tan poéticamente Jorge Amado: “Entre el tiempo sin tiempo del museo y el tiempo acelerado de la tecnología, la artesanía palpita el tiempo humano”.
Dentro de ese universo material e inmaterial, el textil es una de las piezas claves ya que como pocas, cuenta, revela, de dónde venimos y a dónde vamos.
Un arte sano plagado de impulsores de larga data, pioneros en el saber hacer, que se impone destacar si de lo que se trata es de revalorizar justamente nuestras raíces. Personajes que tuvimos y tenemos, que por infinidad de motivos (‘Somos poco cultos’, diría a su tiempo la maestra entre las maestras de la investigación del textil andino, la historiadora Ruth Corcuera), que fueron por mucho tiempo ignorados y hoy pareciera quieren ser escuchados.
Por eso, si bien todo es perfectible, lo primero que cabe resaltar es que se generen espacios de aprendizaje y debate como el orquestado la semana pasada en la sede Las Cañitas del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, donde durante el 20 y 21 pasados, tuvieron lugar las Jornadas Nacionales de Reflexión sobre Artesanías Textiles de Argentinas. Una iniciativa organizada en conjunto por diversas entidades nacionales que desde hace tres años conforman una mesa de trabajo interministerial denominada Mapa Cultural y Productivo del Textil Artesanal Nacional (MCPTAN) como la Subsecretaría de Responsabilidad Social (MDSN); el Mercado de Artesanías Tradicionales de la República Argentina (MATRA MCN) y el Centro Textiles del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI MIN). Quienes propusieron analizar la realidad del sector artesanal en torno a temáticas como el respeto por el patrimonio, los mecanismos de producción sustentables, las estrategias educativas de transmisión de saberes, las prácticas de comercialización y el posicionamiento de las artesanías en los mercados nacionales e internacionales, con muchos de sus principales actores.
Diseñadores de la talla de una pionera como la catamarqueña Manuela Rasjido, quien abrió las jornadas con “el vuelo de las raíces”, una de las conferencias iniciales. Manuela es un fiel exponente de estos primeros promotores, quien consultada sobre sus inicios ya revela alguna de las realidades de estos escenarios: “Me ha costado mucho hacerme un lugar en el diseño y el arte viniendo de un pequeño pueblo de los Valles Calchaquíes. Diría que fue casi una epopeya, arranca quien después de estudiar Letras decidió que lo suyo eran las técnicas artesanales, y sobre todo la utilización del telar y procedimientos antiguos del hilado, tejido y teñidos naturales en diseños contemporáneos. De eso ya pasaron más de treinta y cinco años, y Rasjido sigue haciendo escuela. “Creo que mi aporte fue encontrar una expresión de lo permanente en nuestra identidad, agregando arte al lenguaje de la moda. De algún modo debo haber puesto mi granito de arena para que se valorizara un nuevo concepto: el uso de las técnicas artesanales antiguas fusionados con el diseño contemporáneo.” ¿Herramientas? “Antes que nada mucha pasión y conocimiento. En mi caso, una prenda es el resultado de haber elegido una forma de vida. Los viajes, la lectura y mucho, mucho trabajo. Vivo en un paisaje con un pasado étnico, antropológico y arqueológico muy fuerte y sin duda ese hecho tuvo mucha influencia sobre mí. Pero mi búsqueda apuntó hacia una rigurosidad estética, por eso me interesó tamizar lo antropológico llevándolo hacia el arte. Podría resumir que a pesar de estar en un mundo donde todo cada día es más vertiginoso, yo busco que mis prendas sean atemporales y tengan poesía, una poesía que hable de mi interior y del interior de mi país”, remata la ganadora del Primer Premio en la Bienal de tapices del Museo Sívori y Premio Konex de Platino en la disciplina Artes Visuales rubro “Indumentaria” 2012, entre otros.
Mientras tanto, siguiendo el avance de las jornadas, tuvieron la palabra otros diseñadores (Marcelo Senra, Gustavo Stecher), así como diversas organizaciones de artesanos como Red Puna (Jujuy, Siwani (Chaco), Teleras Atamisqueñas (Santiago del Estero) y Mercado de la Estepa (Río Negro); fundaciones como Arte y Esperanza (Bs. As., Jujuy y Salta) y Adobe (Bs. As. y Santiago del Estero); a universidades (Universidad Nacional de Misiones (UNaM) y Universidad Nacional de Tucumán (UNT), entre otros.
Además obviamente de los directores y coordinadores de las instituciones organizadoras Karina Yarochevski (SRS MDSN), Roxana Amarilla (Matra) y Laura Martínez y Laureano Mon (Inti).
“Artesanía-diseño” tuvo su mesa el primer día con expositores de lujo. Tres duplas que supieron dar cuenta por la ruta del textil de diversas realidades y paisajes como la conformada por el diseñador Martín Churba y Natalia Soledad Biglieri de Red Puna en Jujuy, la de la diseñadora Julia Schang Vitón junto a la diseñadora/artesana Miriam Atencio en San Juan y la de la doctora en filosofía y coordinadora Académica del Area de Diseño de Indumentaria de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Tucumán Alejandra Mizrahi y Daniela Mangialavori (MATRA) en torno a la randa en Tucumán. Además de María Blanca Iturralde (UNaM) del proyecto trinacional de larga data (Argentina, Brasil y Paraguay) Ñandeva; Laura Martínez por el INTI Textiles y Silvina Papasaragas de la subsecretaría presentando el proyecto Dar, “Diseño Argentino Artesanal y Sustentable”.
¿Las claves y dificultades de este tipo de proyectos? La necesidad de generar compromiso para obtener confianza. Sin dudas el factor más importante de estas relaciones. Una condición que Churba explicó de forma muy poética como nos tiene acostumbrados: “Los vínculos entre diseñadores y artesanos y la cadena de valor que puede generarse se compara mucho a los propios hilos con los que trabajamos. Tendemos uno cada vez que nos relacionamos y, si no se cortan, se arma la urdimbre y trama que necesitamos para sostenernos”.
Mizrahi e Iturralde también hablaron de generar confianza, sobre todo por las malas experiencias pasadas por los artesanos a los que muchas veces se les promete y pocas se les cumple y esta última, habló de la necesidad de apoyo por parte de los estados. Sobre todo teniendo participación en un proyecto como Ñandeva, que incluye a un país como Brasil, que siempre nos da cátedra en estas cuestiones.
¿Otros consejos que vale rescatar de esta charla? El barrer con los prejuicios o imposibilidades. Atencio y Schang Vitón se conocieron por Facebook. Fue Miriam, diseñadora y artesana experta en telar quien maravillada por los diseños de la joven diseñadora la contactó sin más para hacer algo juntas. Un ‘algo’ que hasta que Julia viajó a conocerla en San Juan, fue una relación laboral vía skype. Una colección cápsula Raíz en lana de llama, que no sólo viajó a diversos países como Inglaterra para presentarse nada menos que en el V&A Museum, sino que generó una relación entre ellas, donde ambas ganaron.
“Junto a ella tejimos una relación –en un primer momento, virtual– y construimos una serie de piezas en base a un estudio morfológico a partir de la síntesis, influenciada por los condicionamientos del telar, y enfocadas en las texturas e intervenciones ancestrales propias de la región. El aprendizaje del proceso y su contexto resultó de inexorable relevancia para la comprensión de las piezas desarrolladas, por lo que fue de imperiosa necesidad relevarlo en un film documental de Miranda Castro y Shaina Cohen, denominado ‘Loom Boom Collaboration Project: El Boom del Telar’. El cortometraje fue presentado en la Universidad de Artes en Londres y en el marco de La Ciudad de Moda y las piezas fueron exhibidas en una instalación elaborada junto a Martin Bustamante recreando el paisaje sanjuanino en el Distrito Audiovisual de Buenos Aires.
Estas prendas fueron pensadas y elaboradas en un sistema de producción en el que los tiempos y las condiciones son humanas y la valorización del trabajo y la virtud es primordial”, detallan.
Por último, cuando fue el turno de Papasaragas, además de echar luz sobre algunas cuestiones –tiempos de entrega, precios–, ofreció la nueva plataforma del programa Dar, una iniciativa que busca generar competitividad de los emprendimientos sociales vinculando a diseñadores en el marco de la iniciativa Emprendedores de Nuestra Tierra.
Resumiendo... colaboración, cooperación, compromiso, confianza, algunos de las claves para estos escenarios donde el factor humano es clave.
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