El orfebre Marcelo Toledo inauguró su muestra Manos de Mujer en el Museo Fortabat con el fin de concientizar sobre la detección temprana del cáncer de mama.
› Por Luján Cambariere
En el marco del mes de concientización del cáncer de mama, el virtuoso orfebre Marcelo Toledo inauguró la muestra Manos de Mujer en el Museo Colección Fortabat. Un proyecto en el que está comprometido desde hace más de un año cuando fue convocado por la Fundación Rossi para realizar una exposición en pos de la prevención de esta enfermedad que afecta a tantas mujeres. Desde el primer momento, Toledo que es reconocido por sus trabajos como platero, intento crear un elemento que representara esta toma de conciencia. Por obvias circunstancias se centró en las manos (con las que se realiza el autocontrol que colabora en la detección temprana) pero de una modo particular. Decidió tomar a quince referentes argentinas, mujeres icónicas de diversos ámbitos –desde la emprendedora social Margarita Barrientos pasando por la bailarina Paloma Herrera, las actrices Natalia Oreiro, Graciela Borges y Elena Roger a la periodista María Laura Santillán, entre otras– en las que se inspiró para crear 15 esculturas-accesorios-objetos que subastará para donar a la Macma.
“Fue un proceso muy movilizador, adelanta Toledo. Primero porque debí investigar a cada una de las protagonistas. Me zambullí en una búsqueda interior para poder captar aquellos rasgos que hicieran la diferencia, además de sus profesiones. Este es un proyecto para concientizar sobre el cáncer donde la prevención es clave para evitar la enfermedad. En todo el proceso, la mano es la herramienta con la que las mujeres se deben palpar. El autoexamen es la llave de esta prevención. Por eso en el proyecto elegimos distintas mujeres que son representativas por el talento que tienen en sus profesiones y corazón”, adelanta Toledo. ¿El resultado? “Piezas de lo más variadas. Desde un collar que abraza un pecho realizado con materiales reciclados, a un nido de pequeñas ramas de metal sostenido por las manos de Margarita, a una gran escultura bañada en oro que abraza a Milagros Schmoll”, resuma.
–¿Desarrollaste cada pieza pensando en cada mujer?
–Una vez que seleccionamos a las mujeres empecé a trabajar en lo que significaban cada uno de ellas a través de sus oficios, profesiones o labor en general. Fue así como, por ejemplo, en el caso de Margarita, fui a conocer su comedor, conversé sobre las necesidades y todo lo que hace ella y a partir de allí pude crear. Hace un tiempo y a partir de una necesidad personal comencé a bucear nuevos caminos. Empecé a estudiar con Fabiana Barreda quien además participa de mi expo fotografiando a Connie Ansaldi. En esta nueva exposición me propuse re apropiarme de los cánones y las convenciones de la estética del lujo la cual para mi siempre fue moneda corriente, pero a través del arte contemporáneo, por eso base toda mi obra en el concepto y sobretodo en lo que quería transmitir a través de cada escultura.
–Más allá del tema, sos partidario de trabajar en joyas portantes. Piezas que trasciendan las tipologías de anillo, pulsera o collar...
–Yo soy de oficio orfebre, pero creo que este artesano ha mutado a diseñador y este diseñador se transformó en artista. Hay obras que creo que serán emblemáticas en este, mi nuevo camino. En la obra Segunda piel, pieza que realice para Milagros Schmoll realice una pieza absolutamente performática ya que por un lado es una escultura en si misma que además puede ser usada como un gran mitón de oro que trasciende cualquier tipo de funcionalidad. En el caso de la obra Black Discobolo realicé una apropiación de los materiales orgánicos típicos de la escultura clásica. Diría que fue una inspiración cronológica desde el Discóbolo de Mirón pasando por Rodin, Louis Bourgeois hasta el argentino Mariano Girau. Por ejemplo en la escultura de Elena Roger usé metal reciclado realizando esa especie de guante portante y trate de encontrar un hilo conductor a través de su profesión y de su estilo de vida, por eso me basé en la araña que es un animal autosustentable, filosofía que mantiene Elena más allá de su talento en los escenarios. Con Paloma Herrera pensé en una especie de guante realizado de cintas en movimientos, todos diferentes como los giros y movimientos que ha dado a través de la danza que a su vez tiene siluetas de ella misma realizadas de metal muy pulido donde se ven reflejados sus movimientos. Una búsqueda conceptual e interior, como la misma que vengo haciendo como artista desde hace un tiempo.
–¿Por qué sumaste otros materiales?
–Porque tenía ganas de probar, me propuse hacer algo diferente y ver que sucedía, siento que ya no tengo que probarme ni convencer a nadie, sólo a mí mismo y estoy justamente en ese momento donde quiero poner el foco en lo que me mueve, me inspira, me trasciende, porque al igual que el legado de la muestra considero que el arte inspira, te transporta, te eleva, te cura y te salva, eso es lo que hoy siento. Y como suelo decir, una obra es verdaderamente genuina cuando más se asemeja a su autor.
–¿Cómo es trabajar el metal?
–Y para mí es la herramienta que sé manejar. En realidad el metal en general es muy complejo, porque es duro, rígido, se abolla, se raya, pero aprendí a trabajar con esa materia por eso para mí es lo mas natural del mundo. Los metales son todos diferentes, tienen distinta composición, peso, dureza, por ende uno debe estar al tanto de cada uno de ellos para no errar. Y en ese camino estoy hace mucho tiempo.
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