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Sábado, 4 de junio de 2016

Manos laneras

Cadena de producción, natural versus industrial, costos y precios, cosas de la aventura de diseñar con lanas hechas completamente a mano.

 Por Luján Cambariere

Clara de la Torre y Diana Dai son las creadoras de Manto, uno de los emprendimientos que más han promovido, visibilizado y enaltecido la lana desde hace más de quince años. Es una idea que toma lo mejor de dos mundos, el hacer artesano de una pequeña localidad del Norte, el pueblo de San Isidro en Salta y un diseño muy contemporáneo, para crear los más sublimes abrigos, además de mantas, almohadones y objetos en telar, a los que desde hace dos años, con la inauguración de su showroom en Palermo, suman productos en dos agujas. Esta técnica se incorporó “nucleando a gente de otra localidad del Norte, Abrapampa en Jujuy, que tejen e hilan en lana de llama pura. Hicimos muchas mantas, chales, sacos largos con tejedores de allá y de acá, lo que amplió aún más nuestro universo, siempre pensando una morfología que se pudiera interpretar allá. El mundo de las dos agujas permite productos más mórbidos, con otra caída, otro juego que está bueno sumar. Hicimos más indumentaria con tejidos de telar, pantalones, vestidos, que sumamos a nuestros tapados y sacos. Mantitas y pies de cama, chales, bufandas, vestiditos, zapatitos, ponchos, ruanas, almohadones siempre desde nuestra mecánica de trabajo que pasa por generar puentes, vínculos entre mundos que a veces parecen equidistantes”.

–¿Cómo está hoy el universo de la fibra natural?

–La realidad es que hay mucho por hacer. Sobre todo porque aún somos los extraños o diferentes del mercado, con otros ritmos y valores. Jugamos definitivamente con otras reglas, con otras condiciones, que si bien respetamos y son las que abanderamos, esta de más decir que no son las más fáciles. A todos los que trabajamos con fibras naturales nos une amor por la tierra y la conexión con la naturaleza. Pienso que entendimos hace tiempo que necesitamos una reconexión con ese mundo natural porque como venimos no podemos seguir, por eso reivindicamos y tratamos de difundir otros modos de hacer y de consumir más respetuosos con el planeta y las personas que lo habitan. A raíz de eso, como novedad, aunque no fue lanzada formalmente, puedo contar que hace 14 meses nos venimos reuniendo con un grupo donde lo que nos nuclea es el tema fibras naturales. Nos reunimos por pura pasión, amor, investigación, obviamente pensando en eventos futuros que en breve daremos a conocer siempre haciendo hincapié en el consumo de este tipo de productos. Lo interesante es la diversidad de actores que involucra este universo, desde profesionales del lado de la investigación como una doctora en lanas, a la producción, comercialización, diseño, industria, hilanderías. Lo lindo es que vamos sumando información.

–¿Cuáles son las problemáticas más comunes?

–La mayoría son a nivel productivo y obviamente de comercialización. Productivas en el sentido de que las nuestras son pequeñas producciones. Aún queda mucho por hacer en el terreno de la clasificación, de dominar el proceso de descardado, el cuidado y hasta la obtención de la materia prima. En el tema de la comercialización todas las dificultades y competencia que tenés con el mercado que no tiene los mismos valores ni obviamente precios. Estos son productos que no son masivos, que responden a otra lógica. Hoy a veces hasta hay problemas para que un artesano pueda acceder a la fibra. ¿Cómo puede ser que a un artesano hoy le cueste conseguir hilo porque es caro o porque sólo le venden al por mayor, o porque no se puede hilar? Hay mucho por hacer en este sentido. Hay muchos de nuestros tejedores que tienen su materia prima porque tienen una mujer que va a hilar, pero la cantidad que va a hilar la mujer a veces no alcanza para responder a la producción que necesitamos. Además cada vez la hiladora dentro de la rueda productiva es lo menos valorado, cuando debería ser al revés. Es el trabajo más complejo, el que no se ve, al que más le cuesta agregarle el valor. Cuando al contrario, es el premium. Por eso que hoy una mujer que quiera hilar es difícil. Hay que trabajar en toda la cadena.

–¿Cómo describirías a la lana como material?

–Es noble. Auténtico. No hay engaño. Cuando lo ves lo reconocés. Ni hablar de la paleta de colores. La enorme cantidad de tonalidades naturales insuperables que tiene, desde los crudos, los nogales, los cafés, los tabacos. En Manto trabajamos con toda la cadena, desde cómo y quien la esquila, quien la hila, quien la va a tejer, sabemos quien es quien y como la hace. Y trabajamos para dar empleo a esos artesanos. Aunque no sea un trabajo fácil ya que se ponen en juego otros valores, desde ya otros tiempos e intercambios más respetuosos que son los que luchamos por conservar.

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