Un año de diseño
La actividad da señales de estar ya lejos de una moda pasajera y comienza a mostrar su potencial económico. Pero falta una política de créditos, apoyos y herramientas que lo transformen en un motor.
Por Luján Cambariere
Fenómeno, movida, auge, rebelión, boom, efervescencia, eclosión... diseño. Todo eso, y una industria naciente y en consolidación, es el diseño argentino en todas sus formas. Como las cifras oficiales no están listas, no es posible hablar de ingreso per cápita, estudiantes, negocios nuevos, exportaciones o mano de obra. Por eso, estos testimonios e ideas de lo visto en este 2003.
En el haber
Seamos positivos y empecemos por lo que sí tuvimos en este 2003.
Hubo exposiciones comerciales, comenzando en junio con Puro Diseño, después Casa FOA, y luego Cienporcientodiseño, y ferias varias. Se afianzaron las propuestas, algunas duplicaron su espacio, ciertamente su público, e introdujeron nuevas mecánicas (en octubre Puro Diseño adelantó Tendencias 04. Algunas salieron al exterior a mostrar algo del diseño local y volvieron hasta con premio bajo el brazo, como Cienporcientodiseño con el Primer Premio en Muebles de Exterior al Yacaré Bench –producto de la empresa Estudio Cabeza, diseñado por Diana Cabeza– en la ICFF, International Contemporary Furniture Fair de Nueva York.
Hubo numerosos concursos de distintas instituciones y, lo que es más importante aún, de empresas como Santorini, Masisa, Natán, Unilever, entre otras. Hubo propuestas institucionales. A nivel nacional, se creó el Plan Nacional de Diseño, que entre otras cosas, apuesta a cimentar una Red Nacional de Diseño. A nivel Ciudad de Buenos Aires, el Centro Metropolitano de Diseño organizó por el segundo octubre como mes del diseño con más de 70 eventos entre exposiciones comerciales y conceptuales, conferencias, seminarios, visitas a fábricas, talleres y estudios.
Hubo numerosas aperturas de espacios comerciales. Y etiquetas de otros rubros (sobre todo indumentaria) que incorporaron diseño de muebles y objetos. Hubo varias muestras revisionistas del diseño en nuestro país, como la Muestra de la Colección Permanente de Diseño Industrial en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires o recientemente la “1963-2003, Puente de Memoria”, que recordó la primera exposición de diseño industrial de Buenos Aires.
Hubo mucho movimiento en algunos segmentos como el de juguetes, iluminación o nuevos materiales, con operaciones como Salix o Piedras Ornamentales. Hubo charlas, debates, visitas internacionales con profesionales de renombre como Carmelo Di Bartolo y Nicola Goretti, entre tantos otros.
Hubo una intención más manifiesta de ponerse a trabajar en un diseño para todos. Desde iniciativas más reflexivas como las de la muestra “Crisis Diseño”, orquestada por grupo de diseñadores industriales, emprendimientos sociales o solidarios y cerramos el año con un concurso dedicado básicamente a adultos mayores organizado por el INTI.
Hay profesionales altamente capacitados. Se supone que entre las facultades de Mendoza (donde se originó la carrera de diseño industrial), La Plata y Buenos Aires suman más de 12.000 estudiantes. Cerramos el año engrosando la biblioteca del diseño esta vez nacional, con la presentación en sociedad del ansiado libro sobre sillas (Sillopatía) del arquitecto Ricardo Blanco. Y con la primera guía institucional de DARA, que además cerró el año con una muestra de luminarias.
En el debe
Lo de siempre. Falta afianzar la relación producción-diseño.
Falta tecnología. Faltan créditos. Falta exportar en serio, esto es, en serie. Falta debatir y profundizar más sobre ciertos temas, más que paraencontrar respuestas definitivas (que a veces no las hay) para aprender a ejercitarse en el juego del disenso con el que tanto se aprende.
Para todo esto falta diseñar sobre todo el país que queremos, con el que todos soñamos. Pero eso, vale aclarar, es responsabilidad de todos: diseñadores, periodistas, empresarios, gobierno.
Ojo, el diseñador Alejandro Sarmiento hizo un novedoso y encantador árbol navideño de Pet para el Buenos Aires Design y, desde Córdoba, el grupo Egodesign produjo otro muy original. No es un tema menor, cerrar el año con nuestros árboles ciento por ciento industria nacional. n
Lo mejor y lo peor del año por algunos de sus protagonistas
Jorge Lulo,
Coordinador Plan Nacional de diseño.
“Lo más positivo fue que desde ámbitos oficiales –concretamente desde la Secretaría de Industria del Ministerio de Economía– se haya reconocido la importancia del diseño como un factor de competitividad más (en esa lista incluimos a la calidad, el cuidado medioambiental) y esto se haya traducido en una iniciativa como el Plan Nacional de Diseño. Que se haya empezado a considerar la interacción del diseñador con el mundo productivo (empresas) como un aspecto clave para el posicionamiento del diseño como “hecho industrial” y no como mero fenómeno ornamental. La resonancia social del tema medida por la cantidad de notas periodísticas, ferias, muestras y exposiciones.Y el haber descubierto que el tema del diseño es tratado con entusiasmo en todo el país, incluso en sitios remotos, y que existen experiencias en las provincias (proyectos de Universidades, del sector público) que vale la pena que sean conocidos y replicados de modo tal de conformar una verdadera Red Nacional del Diseño.
Lo más negativo: la falta de articulación entre los diversos organismos que se plantean la promoción y difusión del diseño y el que continúe o prevalezca todavía una visión del diseño centrada en el consumo de una elite o concentrado en barrios o zonas de Buenos Aires”.
Alejandro Sarmiento,
diseñador industrial.
“Lo positivo es que se está abriendo el juego también internacionalmente desde el diseño. Los diseñadores industriales estamos siendo más solicitados y se nota otro respeto e interés por nuestro trabajo. Los alumnos de diseño tienen más oportunidades. Más concursos nacionales. Lo negativo es que seguimos volando solos, sin respaldo industrial, lo que no nos permite avanzar más. Muchos de los certámenes premian con dinero, pero no se comprometen a llevar a cabo las ideas, que es a lo que aspira todo diseñador. Todo el mundo vende afuera, nadie exporta. También hay cierta cosa desagradable de lucha interna, individualista, de varios actores del diseño que si se articularan en vez de seguir compitiendo tendrían en conjunto una fuerza enorme. No pierdo esperanzas. Este buen gran año, vendrán mejores”.
Raquel Ariza,
diseñadora industrial, Coordinadora del Programa Prodiseño INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial).
“Lo mejor desde un punto personal, fue la oportunidad que nos dio la embajada Británica junto a Casa FOA de participar de la Feria 100% Design en Londres. Esto nos permitió conocer cómo se movía el diseño en Europa y al mismo tiempo, darnos visibilidad como diseñadores argentinos en todo el mundo. Desde el punto de vista de la profesión, lo mejor creo que fue que el gobierno nacional, creara un Plan Nacional de Diseño que integra a otras instituciones como el INTI y el INPI para trabajar de manera activa en la incorporación de la cultura del diseño en la empresas. Se planteó el armado de una Red Nacional de Diseño donde los distintos actoresinteractuaran de una manera participativa, esto suma al trabajo que viene realizando el CMD en la Ciudad de Buenos Aires entre otras instituciones del país, permitiendo integrar el diseño de todo del país a la cadena de valor de los diferentes sectores productivos. Lo peor es que el diseño está al borde de transformarse en una moda, que atiende sólo a pequeñas necesidades comerciales, aplicándose a productos frívolos para una elite pudiente (esto se ve claramente en Bs. As.), donde cualquiera que hace una mínima decoración a un producto se llama ‘diseñador’. Perdiendo de vista que el diseño es mucho más que eso, que se supone que los profesionales deberían generar productos atendiendo a solucionar problemas existentes mejorando la calidad de vida de las personas que se relacionan con él en los distintos estadios de su vida útil, optimizando los recursos utilizados, mejorando costos, tratando de minimizar los efectos contra medio ambiente y generar productos que sea accesibles para todos. Esto también pasa porque todavía muchas empresas no se deciden a incorporar el diseño dentro de su cadena de valor”.
Grupo Crisis Diseño
(Darío Papagno, Gabriel Barsotti,
Franco Franceschini, Alfonso Lasala y Alan Newmark, d. industriales).
“Lo peor del año: Hubo más de lo mismo. Lo mejor: Es lo que está por venir”.
Tónico Objetos
(Hernán Stehle y Pablo Bianchi,
diseñadores industriales).
“Que el diseño comienza a salir de su módico ghetto para iniciados y alcanza un publico mayor. Lo peor: la dispersión en el uso de la palabra diseño”.
María Sánchez, CMD.
“A nuestro juicio las iniciativas importantes que dan una fisonomía cada año más heterogénea y articulada en el mundo del diseño que son: la penetración del diseño en dos de las escuelas de negocios más importantes del país; el desarrollo y comercialización de la operación Salix, el congreso nacional de diseño UDI en Mar del Plata, el BAND 03 y las visitas del exterior de importantes personalidades del mundo del diseño internacional gestionadas por el Pronad”.