Se miran continuamente al espejo, se pesan varias veces al día, abandonan progresivamente todas sus actividades sociales y entrenan durante horas hasta casi desfallecer. Y aún así siguen considerándose alfeñiques. Lo que no saben es que padecen un extraño trastorno obsesivo-compulsivo (todavía no reconocido como enfermedad por la comunidad médica internacional): vigorexia, también llamado trastorno dismórfico corporal o “complejo de Adonis”. Quienes sufren este desorden emocional –descripto hace sólo diez años– se sienten fracasados y se refugian en los gimnasios día y noche. En esta edición de Futuro dedicada a la salud, caras y caretas de esta curiosa afección en la que los medios de comunicación (con las imágenes de hombres fuertes y atléticos como prototipo de salud y éxito que difunden) tienen mucho que ver.