Vivir sin agua
Por Matías Gigli
En el Parque Nacional Copo, Santiago del Estero, acaba de terminarse una obra interesante. Es un trabajo de arquitectura pensado para resolver tanto las necesidades funcionales como los problemas que
acarrea un clima riguroso, imposible de evadir, de calor y sequía.
Daniel Miranda, el arquitecto de Parques Nacionales responsable del proyecto, empezó como se debe empezar: entendiendo las tecnologías tradicionales del lugar y adaptándolas a las del presente. El repertorio fue de paredes de adobe que llegan hasta sesenta centímetros de espesor, con argamasa y ladrillos hechos en el lugar. Esto sirvió además para dar trabajo a los locales, que si bien tienen bajos recursos tecnológicos, a la hora de construir en adobe no hay quién los supere. Los muros están perforados con ventanas de dimensiones reducidas, galerías y aleros.
Además, hay dos propuestas innovadoras. Una es el almacenamiento del agua de las lluvias estacionales, violentas pero breves, para el consumo anual en un tanque cisterna enterrado entre las casas. El otro es un sobretecho de chapas que permite correr las brisas y proyectar sombras, reduciendo los rayos solares en las paredes.
El proyecto es sencillo: dos tiras que definen un espacio exterior. Se organiza así un espacio abierto, pero definido por dos los lados largos. Es una arquitectura de volúmenes a la sombra de una estructura de madera.
El nuevo conjunto para la administración del Parque se encuentra a cincuenta kilómetros afuera de la reserva, en la localidad de Pampa de los Guanacos. Una gran planicie con cauces secos alternados con montes de quebrachos es el paisaje del parque en el Chaco santiagueño, y el trabajo que resuelve las necesidades funcionales de una reserva soluciona un programa de necesidades básicas como la administración con un Centro de Interpretación y vivienda para el intendente, además de un centro operativo con un conjunto de oficinas de informes con un destacamento con caballerizas.
A todo esto se agregan paneles fotovoltaicos y tratamiento de efluentes.
El quebracho, madera que abunda en los bosques de la reserva, fue utilizado para la tirantería de los techos. Una arquitectura pensada para ese lugar no es poca cosa.