Sábado, 19 de marzo de 2005 | Hoy
En unos días la arquitecta Mónica Cohen desembarca con espacio propio en Milán. Un sueño hecho realidad que tiene por primera vez a un grupo de diseñadores argentinos como protagonistas.
Por Luján Cambariere
Mientras algunos sueñan
con cantar en el Luna Park, jugar un mundial, editar un libro o intimar con
su celebrity favorito, la arquitecta Mónica Cohen sueña hace años
con ser parte de la movida design de Milán. Todos los que la conocen
pueden dar fe de eso. De hecho el origen de su exposición, Cienporcientodiseño,
se debe a una búsqueda por replicar esa efervescencia a nivel local.
Religiosamente, cada abril desde hace más de ocho años, Cohen
visita la Meca del design. Recorre cada uno de los pabellones de Salón
del Mueble y del satélite donde están las promesas, los showrooms,
calles, restaurantes. Cosecha amigos y conocidos. Y hasta se codea con su diseñador
favorito confeso, Ron Arad. En la edición 2004 hizo un primer aproach
con la participación del prototipo de la mesa Mr 01 de Agustín
Bramanti y Miguel Germano ganadora del Concurso de Diseño Masisa
para estudiantes en el Salón Satélite y ahora, por primera
vez, una delegación argentina a su cargo, Design Connection Cienporcientodiseño
Arg. Group, ocupará un espacio del 13 al 18 de abril en la Vía
Stendhal 65 en la zona de Tortona. La muestra, bautizada Sur, cuenta con un
espacio de doscientos metros cuadrados compartido con una delegación
chilena Santiago Diseños curada por la Revista Ambientes
y Plasticidades de Brasil con curaduría de Andréa Magalhaes, oda
al plástico con piezas de los Hermanos Campana, entre otros.
Con la idea fija
No hay duda que siempre la tuvo y de ahí que las acciones de Cohen
siempre estuvieran orientadas al gran objetivo: el desembarco en Milán.
Ya en el 2003 salió al mundo y llegó con algunos exponentes de
su muestra Estudio Cabeza, Santorini, Matriz Design y Eugenio Aguirre
a la ICFF (International Contemporary Furniture Fair) de Nueva York. Aunque
Italia seguía siendo la gran meta. Los distintos invitados a los seminarios
de sus muestras (Carmelo Di Bartolo, director de Design Innovation de Milán
y profesor del Instituto Europeo de Diseño) o las revistas internacionales
con las que se relacionó (DDN e Interni) sin dudas le fueron abriendo
el camino. ¿El empujoncito final? Una de sus apuestas más fuertes
del año pasado en el Palais de Glace: el workshop internacional orquestado
por la periodista italiana Cristina Morozzi (colaboradora de Interni y esposa
de Massimo Morozzi, director artístico de la firma Edra) dirigido por
Rubén Mochi, arquitecto argentino residente en Milán. Apodado
Glocalización (término acuñado por Morozzi, quien lo tomó
de la botánica donde es usado para expresar un proceso analógico
al del injerto) giró en torno de las nuevas formas de sentarse. Como
el botánico, el injerto cultural produce una nueva especie, que conserva
memoria de las originales sin reproducir fielmente las características
de éstas, explicó en su momento Morozzi. En síntesis,
una búsqueda personal para ofrecer a un mercado global, que dio como
resultado interesantes prototipos realizados por Alejandro Sarmiento, los hermanos
Vapore, Patricio Rovere, Miki Friedenbach y Alejandro Venturoti y Facundo Spataro.
Cohen Dixit ¿Sueño
cumplido?
Todo es mágico y muy fuerte. Muchos saben que a mí
estando en Milán se me ocurrió la idea de replicar en algo esa
efervescencia a nivel local. No podía creer que con el talento que hay
acá y el entusiasmo no existiera una movida así en la Argentina.
La calle donde yo pensé eso es Vía Stendhal, donde hoy vamos a
estar con nuestros diseños. Metiéndote en la página de
esa zona (www.zonatortona.it) aparecemos como Il design del sud mondo.
Por supuesto estoy feliz. Vamos a hacer una noche de tango y otra de zamba.
Algo muy especial.
¿Qué tuvo que ver la relación con Rubén Mochi
y Cristina Morozzi?
Sin dudas ellos son como una especie de padrinos para mí. A Cristina
la conocí en un seminario en Brasil. Cuando vino para el workshop, quedó
fascinada con lo que vio acá. El talento, el entusiasmo, la creatividad.
Al volverse escribió una nota increíble sobre el diseño
argentino en Interni. Así siguió la relación y de hecho
ella fue quien me aconsejó participar en la zona de Tortona.
¿Qué diseños viajan?
Los prototipos seleccionados en el workshop que van como el área
de semillero de Cienporcientodiseño. También el sillón
Placentero de Batti para Brion que es bien lúdico, la mesa Trunca de
estructura de hierro y tapa de madera de Mario Celi para Hábitos Más
Hábitat, la mesa Aguas de Lis Santarelli en lapacho macizo con terminación
en poliuretano. Seguro, los portacelulares que hicimos con Miki para Nokia y
las originales piezas de Sarmiento con las que imagino ambientar un patio precioso
que tiene el espacio.
¿Cómo es la zona de Tortona?
Milano Design Week, así se llama desde el año pasado, consta
de tres zonas. Una es el famoso Salón del Mueble que está emplazado
en un espacio con pabellones como si fuera nuestro predio Rural donde van las
megaempresas. Fuera del salón, hay dos tipos más de eventos: el
de la zona Tortona que empezó a crecer hace cinco años y otro
de showrooms. Ellos revitalizaron una zona industrial donde había antiguas
fábricas y oficinas para ampliar la oferta y eso se convirtió
en una movida espectacular. Particularmente, una idea que estamos manejando
para el lay out de nuestro espacio, es jugar con la idea de un aeropuerto. El
folleto que me hizo Miki es un boleto de avión ida y vuelta, entonces
tal vez juguemos con una señalización en el piso que te conduzca
a Brasil, la Argentina y Chile.
¿Qué es Milán para vos?
Donde pasa toda la tendencia. Las nuevas búsquedas, los nuevos
materiales, nuevas formas. Además, allí, cada año, se me
ocurren cosas nuevas para plasmar acá.
Ideas locales, ideas globales.
Lo que estoy visualizando es que tenés que tener las raíces
acá pero pensar en el diseño para venderlo globalmente. Cristina
da un buen ejemplo de esto: cuando viajás por el mundo te encanta todo.
Por ahí te gastas tus buenos pesos en comprarte cosas, pero cuando llegás
a tu casa, tal vez mucho de lo que te gusto allá, acá no encaja.
Eso es parte de una cuestión local que hay que ver cómo uno la
hace jugar.
¿Qué tiene que tener un diseñador para que te guste?
Que proponga, que investigue, que indague en nuevos materiales.
¿Tu favorito?
A nivel internacional es fácil. Beto, mi marido, ya lo sabe, Ron
Arad. Y de acá no puedo decir. Son muchos a los que aprecio y de los
que valoro su trabajo.
¿Sos amiga de Arad?
Amiga no, pero me conoce y es muy importante para mí ser parte
en algo de la escena internacional. Igualmente a días de partir siento
un sustogrande. Es una jugada nueva. Siento que cada vez llegamos más
lejos y nos estamos consolidando más y eso me llena de felicidad.
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