El programa de obras modestas que encaró el año pasado el gobierno porteño en asociación con otras entidades, cerró esta semana otro capítulo. Junto a la Corporación Buenos Aires Sur, la Secretaría de Cultura de la ciudad inauguró la restauración de la Biblioteca Popular Sociedad Luz, un hito en la pasión cultural de los socialistas argentinos.

El programa Aquí Patrimonio encaró trabajos de conservación de edificios, lugares y entornos de la ciudad en una escala posible y práctica. En Barracas, donde campea la Sociedad Luz, también se restauró acabadamente la peculiar Logia Masónica “Hijos del Trabajo”, obrera y a mucha honra, del barrio. Fue una obra que iba a ser parcial pero que gracias al embale de los protagonistas terminó abarcando todo el edificio.

La biblioteca de la esquina de Suárez y Ruy Díaz Guzmán es un edificio en esquina con vocación de lugar público y estilo neoclásico. En sus tiempos fue un icono de la teoría socialista de la mejora a través de la educación, por lo que su piedra fundamental fue colocada por Alfredo Palacios en persona en 1921. Fue un esfuerzo popular lograr abrirla y la obra tomó trece años.

Como tantísimos edificios en una ciudad de un país que parece ignorar la palabra “mantenimiento”, la Luz estaba en un avanzado estado de deterioro pese a tener apenas setenta años, con sus vitralerías rotas, mamposterías desprendidas en su salón de actos, techos colados, muros carcomidos y una humedad ascendente de muy mal pronóstico. Por suerte, no existía peligro estructural y la restauración pudo limitarse a sus superficies. Hoy, la Luz luce espléndida, reabre como profesorado y todavía a medias, como biblioteca. El secretario de Cultura, Gustavo López, anunció que el próximo paso es ayudar a informatizar de los más de 90.000 libros de la Luz, a través del Fondo de Cultura.

Como siempre en estos casos, hubo que retirar pinturas parciales e hidrolavar. También se combatieron las vías de ascensión de humedades diversas con siliconados en los perimetrales y se retiró del salón de actos un cielorraso de varillas metálicas –esos horrores de los años setenta– para volver a colocar uno como el original. La fachada tuvo sus fisuras tratadas, se repusieron partes faltantes en las cornisas y ornamentos, se renovaron las carpinterías de madera y las celosías metálicas. El hall central fue hidrolavado y pintado donde correspondía, mientras que el patio recibió revoques nuevos y una techumbre metálica de reemplazo.

La subsecretaria de Patrimonio Cultural, Silvia Fajre, explicó que “se intervino directamente sobre los causantes de deterioro, con el objetivo de detenerlo y repararlos para garantizar el aprovechamiento de la comunidad de Barracas de un valioso emblema del barrio. Y para que no se presenten nuevos desajustes en el futuro”.

El plan Aquí Patrimonio abarca en total 28 obras y junta como socios a Cultura, a la Corporación Sur, a Obras Públicas de la Nación, al Mercado de Hacienda y a Infraestructura porteña. La bolsa incluye bibliotecas como la Luz o la Malaponte, conjuntos de vivienda popular como La Mansión, de Flores, el conventillo de La Paloma, el palacio educativo que es el Bernasconi y el comedor infantil Trapito, que queda en Soldati y es de las últimas casas chorizo porteñas. También hay ámbitos como calesitas, plazuelas y partes de viejos mercados. Varias ya fueron inauguradas.