Sábado, 17 de diciembre de 2005 | Hoy
CON NOMBRE PROPIO
El diseñador Carlos Obregón produce en Mendoza mobiliario reciclando bordalesas en desuso. Mesas, sillas y bancos con el tinte y la impronta del barril de vino.
Por Luján Cambariere
Carlos Obregón es mendocino. Desde muy chico buscó la forma de ganarse la vida produciendo objetos con lo que tenía al alcance. Estudió Diseño industrial en la emblemática Universidad Nacional de Cuyo y paralelamente a la carrera realizó cursos y talleres de orfebrería (trabajos en alambre y chapa de alpaca con piedras semipreciosas). De nuevo, para ponerlos en práctica inmediatamente, ya que sería papá siendo aún muy joven, hecho, según él, que cambiaría todo, hasta su lugar de residencia. Se muda a otra localidad, San Martín, a 50 km de la capital mendocina, una región basada en la vitivinicultura. “Fue entonces cuando comencé a interactuar con los elementos de esta industria regional. Las posibilidades de una economía incierta me impulsaron a producir diseño desde el reciclado de preformas, evidenciando sus rasgos más íntimos y conectando, sin querer, la vitivinicultura al diseño”, cuenta Obregón.
“El primer objeto que me impactó y con el que obtuve los mejores resultados fue la bordalesa. Un barril de roble de 225 litros compuesto por duelas en forma de gajos, dos fondos y sunchos metálicos utilizado en la crianza de los mejores vinos pero con una vida útil muy corta, de tres a cinco años, y un elevado valor económico. Estos barriles quedan fuera de uso en su función primaria, pero en excelentes condiciones para la industria de los pisos parquet y muebles. A partir de las distintas combinaciones de las preformas que las componen, se refuncionaliza la materia. La forma de barril se descompone, para lograr así nuevas significaciones”, detalla.
Y continúa haciendo un poco de historia: “Fue en 1855 en Burdeos, Francia, donde se ideó la fabricación del primer tonel. Luego España importa el utillaje y las nuevas barricas pasan a denominarse bordelesas. Con esa misma denominación se las conoce en Mendoza, aunque se incluye la variante bordalesa, tal como suena en la famosa Cueca de la Viña Nueva: ‘Saca el espiche a la bordalesa que la jarana recién empieza’”.
Su primer trabajo consistió en diseñar y producir un juego de living para un restaurante. “Luego, en el marco de la Fiesta Nacional de la Vendimia, la revista Cuisines & Vins realizó la Expovendimia 2004 y solicitaron mis muebles para ambientar sus stands de recepción y esparcimiento. Y ahí mismo Viña Aristi me contrata para realizar el mobiliario de la bodega y su cava con sus propias bordalesas en desuso”, suma. Hoy trabaja de forma independiente diseñando y produciendo en talleres propios y tercerizando mano de obra especializada con destacados artesanos de la región.
“Los materiales con los que trabajo son roble francés, acero y cuero para los tapizados. Los acabados permiten apreciar por el exterior el color natural del roble y por el interior la tintura del vino más el tostado de la barrica. Elijo reciclar estos materiales por su forma original, las excelentes propiedades físicas y su cargado valor significativo. Esta madera es extraída de bosques plantados en Francia con 90 años de edad. Se estacionan durante tres años para poder fabricarse. Así, esta madera le aporta al vino aromas, sabores y el equilibrio justo y a su vez la madera le aporta al mueble calidez, originalidad y durabilidad”, detalla. Borda, así bautizó su línea de muebles que ya suma mesas, bancos, sillas y algunos objetos. “Borda alude a la materia prima utilizada, al giro idiomático que designa a las barricas bordelesas y al borde donde he decidido situarme, esa zona que toma lo mejor de la producción industrial y la realización artesanal”, remata.
* Carlos Obregón: 02623-430243,
[email protected]
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