DISCOS CON SORPRESIVO PACKAGING
Envases no retornables
Por Roque Casciero
Los músicos de La Saga de Sayweke tenían en mente “ofrecerle a la gente, además de la música, un justificativo para que tenga el disco”. Los de La Pandilla del Punto Muerto pensaron en “una opción distinta para evitar la piratería”. En lo que ambas bandas coinciden es en que diseñaron packagings originales para sus nuevos trabajos: una lata hecha a medida para el cuarto álbum de La Pandilla, la cara de un chico como si saliera del sobre para el EP de La Saga. Fabián Rodríguez fue el artista encargado de terminar a mano cada sobrerrelieve de este último. “Fabián quería hacer veinte tapas distintas, todas con acabado artesanal, pero nos pareció que era demasiado, un laburo de locos”, asegura Daniel Amiano, periodista y nuevo cantante de La Saga de Sayweke. El disquito de cinco canciones no tiene título ni el nombre de la banda en la tapa. “Es como una provocación, sobre todo en un momento donde todo está estudiado minuciosamente de acuerdo a si tenés buenas tetas o si te pusiste zapatillas caras. Es una actitud artística frente al marketing. No deja de ser una pelotudez, pero es lo que nos hace vivir felices.” El EP, cuya tirada es de 500 copias, se consigue en los conciertos de la banda, cada vez más alejada del padrinazgo sonoro de los Redondos.
La lata para el disco La Pandilla del Punto Muerto fue idea del baterista del grupo, Guillermo Gómez, quien trabaja como matricero. “Si no fuera por él, no hubiéramos podido concretarlo porque habría sido carísimo”, admite el cantante Fabián Peluzzi. La latita está hecha a medida para un CD y el ancho es igual al de las cajitas comunes, “para que entren sin problemas en los estantes, porque con los diseños raros siempre se complica”, según el cantante. En sus shows, La Pandilla vende a 20 pesos una edición limitada que viene en una lata más grande: además del disco, trae una remera y un pin. “Eso funciona muy bien”, afirma Peluzzi. “A la lata grande se la puede usar para otra cosa. En casa, por ejemplo, guardo las galletitas de mi nena.”