Jueves, 22 de septiembre de 2005 | Hoy
ADELANTO: ENTREVISTA CON BOB HARDY, DE FRANZ FERDINAND
La banda con nombre de archiduque amenaza con no ponerle título a su nuevo disco, pero después elige uno difícil de recordar: You could have it so much better with... Franz Ferdinand. El trabajo fue grabado en la campiña escocesa por estos cuatro músicos capaces de traer del olvido al asesinato que dio inicio a la Primera Guerra Mundial. Saldrá en octubre (rojo).
Por Roque Casciero
Hace dos años, si alguien mencionaba las palabras “Franz Ferdinand”, los únicos que podían evitar la desorientación eran los estudiosos de Historia. Y entonces venía la perorata: así se llamaba el archiduque que fue asesinado por la organización Mano Negra, hecho que desató la Primera Guerra Mundial (ver recuadro). Todo OK, pero ahora la referencia histórica tomó un nuevo sentido. Desde el año pasado, escuchar el nombre del archiduque equivale a tararear mentalmente canciones vibrantes surgidas del choque entre guitarras new wave, bajos muy funky, melodías perfectas y la frescura de la que carece buena parte del retro rock. Franz Ferdinand, cuarteto de escoceses con aspecto de dandies (y un poco nerds), se plantó fuerte en la escena británica con álbum debut epónimo en el que cada tema pedía a gritos ser pasado por radio. El disco fue exitoso en todo el mundo (acá vendió 13 mil copias) y ellos salieron de gira y se hicieron famosos y... Hasta ahí, nada raro.
Pero Alex Kapranos (guitarra y voz), Nick McCarthy (guitarra), Bob Hardy (bajo) y Paul Thomson (batería) bajaron los decibeles: nueve meses después de aparecido el disco debut, cortaron el tour y volvieron a Escocia, a concentrarse en ese siempre difícil segundo álbum. “Es muy desafortunado que, en la actual corriente de la industria musical, una banda tenga que hacer discos cada dos años y medio, y que deba empezar a componer cuando los integrantes están completamente exhaustos”, se queja Hardy, en conversación telefónica con el No. “Nosotros teníamos ganas de tocar canciones nuevas y de grabar otra vez. En los ‘60, las bandas sacaban dos discos por año y eran fantásticos. No sé por qué eso no podría seguir sucediendo. Si hubiera sido por nosotros, el disco habría salido en junio.” Pero habrá que esperar hasta la primera semana de octubre para ver en las bateas el álbum de título arrogante: You could have it so much better with... Franz Ferdinand (Podrías tenerlo mucho mejor con... Franz Ferdinand).
–Ustedes empezaron a tocar en vivo algunas canciones nuevas. ¿Fue una estrategia para que el disco saliera más rápido?
–Salimos de gira para presentar el primer disco, pero en ningún momento dejamos de componer. Siempre estábamos trabajando en el material nuevo y nos tomábamos días libres para ensayar en una sala. Después de un año de gira empezamos a meter temas nuevos en el set, en parte para darle material nuevo al público, pero también para que no se nos volviera repetitivo a nosotros. Hacer eso nos mantuvo con los pies sobre la tierra y trabajando. Además, tocar cosas que nadie escuchó antes es una de las cosas divertidas que tiene estar en una banda.
–Es casi una tradición que, después de un álbum debut exitoso, las bandas se sientan presionadas a la hora de hacer el segundo. ¿Cómo lo manejaron ustedes?
–Para ser honesto, la única presión que sentimos cuando grabamos el segundo disco fue exactamente la misma que sentimos con el primero. Y es una presión interna, de nosotros cuatro, por querer hacer algo que nos guste. Eso es lo único importante. Cualquier presión externa, de los sellos discográficos o de los medios, es algo a lo que uno no le presta atención cuando escribe una canción. Es algo más instantáneo, espontáneo, y hay que usar el sentido personal de lo que es una buena canción. Se trata más de la música que del éxito.
La estrategia del grupo para grabar You could have it... fue similar a la del primero: los cuatro se fueron a vivir juntos a la casa de Kapranos en la campiña escocesa y allí armaron el estudio. “Pusimos los amplificadores en un cuarto, y una consola y una grabadora de cinta en otro, eso fue todo”, explica Hardy. “Me recordó a los tiempos en que empezamos, cuando íbamos a la casa de alguno, cocinábamos y escuchábamos los discos que llevábamos. La otra opción, ya que tuvimos éxito con el primer disco, era alquilar un estudio increíblemente caro que costaría miles de libras por día, y ponernos bajo la ridícula presión de producir música contra reloj. Preferimos hacerlo en un ambiente más agradable y producir mejor música.”
–Cuando publicaron su primer álbum, Alex dijo que se proponían “hacer que las chicas bailen”. ¿Se propusieron alguna meta para el segundo?
–Ehhh, una meta... Sí, queríamos desarrollar el sonido de Franz Ferdinand. Queríamos hacer un disco más profundo, que mostrara más nuestros gustos musicales y, claro, que hiciera bailar.
–En You could have it... puede reconocerse el sonido del primer disco, pero también hay riffs más fuertes y dos baladas acústicas con piano, guitarra y armónica (ver recuadro).
–Creo que el nuevo álbum muestra nuestro amplio gusto musical mucho más efectivamente que el primero. Nosotros no escuchamos sólo discos de los ‘80, nuestras colecciones son inmensas. Nos gustan Leonard Cohen, Pulp, Joy Division, Neil Young, Elvis Presley, los Beatles... Es un rango muy amplio y queríamos que se notara en el segundo disco. El segundo disco suena más a Franz Ferdinand, porque muestra nuestros intereses más fiel y abarcativamente. Por otra parte, no tenía sentido intentar recrear el primer disco. Todas las bandas quieren que el próximo disco sea como el paso siguiente en sus carreras.
–Ustedes habían dicho que todos sus discos se llamarían Franz Ferdinand, pero finalmente decidieron ponerle título al segundo. ¿Por qué cambiaron de opinión?
–Estábamos cantando y charlando sobre canciones en una habitación de hotel, y dijimos: “¿No sería fantástico si le hubiéramos puesto Outsiders al disco?”. Y pensamos: “Sí, hubiera estado bueno, pero hubiera sido mejor haberle puesto You can have it so much better with... Franz Ferdinand”. Entonces dijimos: “Ey, todavía no salió, podemos hacer lo que se nos cante, llamémoslo así”.
–Y vos, ¿qué fue lo mejor que tuviste con Franz Ferdinand?
–Oh, supongo que las fiestas... Las fiestas de Franz Ferdinand siempre son muy divertidas.
La diversión en grupo no es algo menor en la historia de la banda: los primeros conciertos fueron en un galpón de Glasgow al que, con graciosa grandilocuencia, bautizaron The Chateau. “Todavía existe y es usado por artistas para hacer fiestas”, cuenta el bajista. “Nosotros vamos de vez en cuando. Lo que extraño de los comienzos es la sensación de excitación de los lugares en los que tocábamos, aunque a veces todavía nos toca algún sitio de esa clase.” La leyenda dice que Franz Ferdinand comenzó a gestarse cuando Kapranos le propuso a Hardy tocar el bajo, aunque éste estudiaba arte y nunca había puesto las manos sobre un instrumento. “Había tenido música en la escuela, pero lo odiaba y lo dejé enseguida. Así que no había tocado nada hasta que agarré el bajo. Me salió bien porque tuve buenos maestros: Alex y Nick me pasaron buenos consejos.”
Tras la incorporación de Thomson, el cuarteto cerró con la llegada de McCarthy, quien recién llegaba a Glasgow tras vivir en Munich, Alemania. Más leyenda: al parecer, el guitarrista intentó robarle una botella de vodka al cantante y, cuando estaban a punto de agarrarse a piñas, Kapranos le propuso unirse a la banda. Y las malas lenguas dicen que la relación continúa siendo volátil, aunque Hardy lo desmiente: “No nos peleamos más que cualquier grupo de amigos. Somos amigos muy cercanos y mucho más después de dos años en la ruta, viviendo juntos en un ómnibus”.
–¿Cómo se sintieron cuando el primer disco empezó a vender mucho y empezaron a ganar premios como el Mercury 2004?
–Es muy halagador ganar premios, obviamente, pero es algo que llega como un bonus, no la razón por la cual armamos la banda.
–Pero, ¿no te generó confusión? ¿No pensaste: “Se suponía que yo iba a ser pintor”?
–Sí, hubo algo de eso, pero no cambiaría mi lugar por nada en el mundo. Franz Ferdinand es una gran banda y me encanta ser parte de ella.
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