Jueves, 19 de junio de 2008 | Hoy
EXCLUSIVA DE COLDPLAY
Con este nuevo trabajo producido por Brian Eno, los británicos se propusieron hacer el disco menos Coldplay de la historia de Coldplay. El resultado es Viva la vida, un disco que propone una ruptura con su pasado. Y le va bien.
Por Roque Casciero
Si bien Coldplay nunca fue de la clase de bandas que les (nos) gustan a los periodistas de rock y otros snobs por el estilo, nunca dejaron el centro tan servido para el cabezazo al gol como con su disco X&Y: las letras estaban al límite del cliché y las melodías no eran exactamente lo mejor que habían hilvanado hasta la fecha. Ni siquiera el hecho de que A Rush of Blood to the Head los había convertido en algo así como la banda más grande del planeta, los había puesto a salvo de los palazos, que les llegaron de todos los costados posibles. Para colmo de males, apareció un malón de “mini Coldplays” de diferentes calañas (desde Keane hasta The Fray o OneRepublic) a llenar de melosidades varias las radios de todo el mundo. Y entonces Chris Martin y los suyos, que podrían haber seguido facturando con la fórmula que los había hecho vender más de 30 millones de discos, decidieron arriesgarse: querían hacer el disco menos Coldplay de la historia de Coldplay. O sea, cambiar el sonido del cuarteto, inyectarle nuevas ideas (las que le faltaban a X&Y) y, sobre todo, enterrar casi por completo el falsetto de Martin, que tanto habían multiplicado otros cantantes. El resultado es Viva la vida or Death and all his Friends, un disco que desde su tapa propone una ruptura, incluso con el minimalismo de la del disco anterior. En el 12x12 del librito del CD se ve la reproducción de un cuadro de Eugène Delacroix sobre la Revolución Francesa con la parte en español del nombre del álbum (inspirado en otro cuadro, pero de Frida Kahlo) graffiteada encima.
¿Es el disco tan revolucionario como claman los cuatro músicos? Sí y no. Para la dinámica que utilizaba Coldplay hasta ahora, sí. Y sobre todo porque se notan las manos mágicas de Brian Eno, quien los animó a intentar diferentes cosas sin pensar en el qué dirán. Por otra parte, Viva la vida no deja de ser un disco de Coldplay, básicamente porque la voz de su cantante se reconoce de inmediato, incluso si deja de abusar hasta la irritación de las notas agudas. Pero hay un punto más a considerar: más allá de los cambios sonoros, que son muchos, lo que mejoró notoriamente con respecto a X&Y es la calidad de las canciones. El propio Martin reconoció que los cachetazos recibidos fueron el aliciente para mejorar, en un ejercicio de tozudez y voluntad de autosuperación que tal vez otras “estrellas” que no vendieron lo mismo que el rubio (y que no están casadas con Gwyneth Paltrow, como él) deberían considerar como estrategia.
“Empezamos a escribir el día que terminamos el disco anterior, porque inmediatamente sentimos que teníamos algo que probar”, explicó Martin en una entrevista que acompañó al lanzamiento de Viva la vida y que el NO reproduce en exclusiva. “Sentimos hambre nuevamente, así que, después de los conciertos, Guy o yo nos poníamos a escribir toda la noche. Tiene que ver con ese momento en el que bajás del escenario y tenés un período de adrenalina de cuatro horas, así que la mayoría de las noches escribíamos canciones.” El guitarrista Jonny Buckland apoya: “Tomábamos lo que habíamos compuesto y lo tocábamos juntos en las pruebas de sonido durante la gira. En el momento en el que finalmente entramos al estudio, teníamos cientos de horas de grabaciones de cosas nuevas que debíamos volver a escuchar”. Martin completa, jocoso, con una mala palabra: “No nos da vergüenza decir que hicimos unas cuantas jams. Podemos usar esa palabra porque hace mucho que estamos en esto. Hicimos una jam, ¿y qué?”, desafía sonriendo.
El cantante reconoce que no sabían bien en qué dirección avanzar hasta que Brian Eno aceptó ser uno de los productores del disco. “Lo invitamos a una reunión sólo para pedirle consejos. Le dijimos: ‘Brian, realmente queremos cambiar un poco, ¿quién de los que conocés es bueno?’. Y él nos contestó: ‘Bueno, podría intentarlo yo’. También trabajamos con otros dos productores, Ric Simpson y Marcus Dravs, porque cuando Brian y nosotros llegábamos a un lugar que nos resultaba excitante, entonces ellos dos debían hacer que sonara verdaderamente bien, y asegurarse de que estábamos tocando lo mejor que podíamos.” Según declararon los músicos en otras entrevistas, todas las atmósferas típicas de Eno no fueron su responsabilidad, como cabía pensar, sino que su influencia se notó más en aspectos rítmicos y de composición. Lo extraño es que esas texturas abigarradas están presentes en casi todo el disco y es por ellas, además de ciertas inflexiones de Martin, que el U2 de principios de los ‘90 (producido por el ex Roxy Music) sea una referencia obvia al hablar de Viva la vida.
Guy Berryman (bajo): –Una de las cosas más importantes que aprendí de Brian, y en la que creo que todos estaremos de acuerdo, es que siempre las ideas en las que estás menos interesado son las que se convierten en mejores cosas, y que a veces las ideas a las que les ponés más esperanzas son las que resultan más decepcionantes. Creo que algo que nos hizo ver Brian Eno fue que cualquier semilla de idea, no importa cuán pequeña sea, puede convertirse en algo impresionante.
Will Champion (batería): –Brian trajo un gran entusiasmo por nuevos modos de hacer las cosas, por hacernos tocar en vivo y juntos todo el tiempo, por hacer que todos estuviéramos involucrados. Es realmente entusiasta con respecto a la música. Hizo que volviéramos a sentirnos excitados por grabar.
Chris Martin: –Es muy bueno para incorporar cosas. Un día trajo ¡un hipnotizador! Trabajar con él es un poco como ir a la escuela, porque lo veíamos como a un maestro, entonces esperábamos qué iba a decir. Otra cosa que trajo Brian, y que fue central, fue que nos hizo sentir liberados. No sentimos ninguna carga de expectativas, ni de nuestro pasado. Incluso ni siquiera de nuestro futuro. Eso fue muy agradable. No nos sentíamos Coldplay y quizá por eso es probablemente el primer disco de Coldplay que está bien que nos guste, porque no estamos encadenados a Coldplay, ¿entendés?
Jonny Buckland: –Brian hace que no tengas miedo de intentar algo que al principio puede parecer de mal gusto o estúpido.
Jonny: –La canción Sing de Blur fue la inspiración para Lost. Eso fue mientras todavía estábamos de gira con X&Y.
Chris: –Así es. Como banda somos de los peores pero más entusiastas plagiadores del mundo. Tratamos de copiar algo pero solemos fallar, entonces aparecemos con algo que suena a nosotros, sólo que intentando sonar como otros. Creo que la regla maestra para este disco fue que no podíamos hacer nada con lo que nos hubiéramos sentido cómodos antes, así que teníamos que deshacernos de los viejos trucos y estar seguros de que cada track tuviera su propio color.
Jonny: –Cuantas más cosas hacés y grabás, es más grande el riesgo de que te plagies a vos mismo, así que queríamos evitar eso.
Chris: –La regla era que podíamos robarle a cualquiera excepto a nosotros mismos.
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