Jueves, 4 de diciembre de 2008 | Hoy
EL HIJO DE ALEJANDRO JODOROWSKY MUESTRA SUS CANCIONES
Por Facundo García
Adanowsky está en Buenos Aires para presentar El ídolo, disco debut en el que logró fusionar su universo de cabarets y romances quebrados con un sonido que se prende al cuello a poco de pulsar play. Es amigo de Marilyn Manson, se inició en el baile con James Brown y aprendió los primeros acordes de guitarra en casa de George Harrison, así que la previa con el NO se convierte en una sucesión de anécdotas algo freaks. En realidad se llama Adán y es hijo del artista chileno Alejandro Jodorowsky. Más que como un peso, él confiesa que vive su origen como un orgullo. Claro que eso se convierte en detalle cuando suenan las canciones que interpreta bajo el influjo de su “otro yo”. “El disco salió en Francia hace un año, aunque decidí pulir las traducciones y hacer cambios antes de este lanzamiento en la Argentina, Chile, España, México y Uruguay. Ahora está exactamente como quería”, se enorgullece Adanowsky.
En esta primera placa, Adanowsky encarna a un personaje que podría haber salido de una noche de pasión entre Sandro, Tom Waits y Adrián Dárgelos. Afortunadamente no fue necesario llegar a tanto, si bien el proceso de creación fue largo: “Pasé cinco años de búsqueda, me fui a conseguir ayuda mágica a México y tiré tres discos completos antes de sacar éste, que habla de todas las etapas anímicas por las que pasa una estrella. Sentirse mal, querer acostarse con su madre, odiar a la sociedad. Finalmente, el protagonista se muere y se da cuenta de que todo lo que buscaba estaba dentro de él. El era el universo”. El ídolo es el principio de una trilogía musical que continuará en episodios de los que el bigotudo prefiere no adelantar nada.
—No es difícil. En la vida real es un tipo respetuoso y educado. Cultivado, diría. Me ha resultado muy inspirador por su capacidad de alternar personalidades y hacer estallar lo salvaje en el instante preciso. De hecho, así como acá estoy calmo, en escena saco aristas que no se ven comúnmente. Y me hace bien, porque vivimos en un mundo en el que si te ponés a bailar como Elvis en la calle te llaman loco.
—El principio de eso fue durante un concierto de James Brown. Era muy niño y tuve la suerte de entrar a su camarín. Entonces me explicó cómo hacer unos movimientos y fue como una transmisión extraña. Diez segundos de contacto que iniciaron todo.
Adanowsky viene de hacer más de doscientos shows y saldrá al ruedo con Gush, una banda de dos hermanos y dos primos que, aparte de ser sus amigos, lo siguen en el impulso de autoinfligirse peinados feroces. Adán canta, actúa, toca el piano, el bajo y hasta el ukelele. A todo esto suma la guitarra, instrumento en el que se inició con el más espiritual de Los Beatles. “Mi familia era amiga de George Harrison. El día que me enseñó los primeros acordes, él exclamó de pronto: ‘¡Estás lejos!’. Nunca supe a qué se refería”, recapitula el hombre, justo en el momento en el que suena un celular. A su alrededor, naturalmente, todos creen que es un llamado del viejo George, que quiere aclarar las cosas.
* Adanowsky se presentará mañana a la medianoche en Niceto Club (Niceto Vega 5510).
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