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Jueves, 3 de junio de 2010

SE CUMPLEN 200 AñOS DE PRENSA GRáFICA EN LA ARGENTINA

EL ROCKERO QUE SE MUERE POR ESCRIBIR

El 7 de junio de 1810 se publicó el primer número de La Gazeta de Buenos Ayres, dirigida por Mariano Moreno, a quien si hubiera sido contemporáneo le habría gustado el rock inglés. Con motivo del Bicentenario del periodismo en estas pampas, por pedido expreso del NO, un grupo de periodistas de rock que también tocan rock se juntaron a debatir sobre el estado del ejercicio de la profesión y a rebatir, básicamente, aquella vieja frase de Ricardo Mollo que menospreciaba al “periodista que se muere por tocar”.

 Por Julia González

La noticia del año es el Bicentenario. Al menos lo será hasta dentro de unos días, cuando comience el Mundial. El número doscientos es el último grito de la moda hasta que los próceres vuelvan al Kapelusz y 2010 se haya olvidado, tal vez como todas las cosas escritas con la mano y borradas con el codo. Lo cierto es que todo tiene sabor a Bicentenario. Por eso, la excusa son los 200 años de la aparición de La Gazeta de Buenos Ayres, el primer periódico patrio a manos de Mariano Moreno para hablar de periodismo y rock. Después se discutirá si Moreno fue rockero, si realmente Belgrano es el Bowie de la patria, o si French y Berutti fueron los primeros punteros, y Castelli un pederasta. Y como el Bicentenario otorga estos permisos románticos, entre tanto aplaudir al Chaqueño y blandir el poncho durante el fin de semana largo, con días peronistas en el medio, el NO también se celebra y se canta a sí mismo.

Hoy, el homenaje es al periodista de rock que también es músico, o al músico que también es periodista, haciendo foco en aquella frase de “el periodista que se muere por tocar”, gritada por Ricardo Mollo en su canción Paraguay, músico que hace años le bajó el pulgar a la prensa gráfica. “Me suena medio como Chilavert, que decía: ‘Tú no has ganado nada’. El tipo sale campeón del mundo y después invalida el diálogo con otras personas. Fuera de eso, me parece que es divertido y picante, las figuras consagradas suelen tener frases picantes porque también rinde desde lo periodístico”, explica Javier Aguirre, cantante y guitarrista de Javier Aguirre y la Gente de Marketing, ex Fan de Paul. “Hay de todo. Uno tiene que irse a la nouvelle vague a Francia con tipos que escribían de cine y después se largaron a dirigir e hicieron las mejores películas de la historia del cine”, dice Javier Diz, de Jackson Souvenirs, a quien le cae simpático el enunciado de Paraguay, pero agrega que, como toda frase, se queda ahí y no llega a ser más que eso.

La furia de los ’90

¿Cuántas biromes habrán desatado la furia escondida de esa sintaxis dicha a principios de los ‘90? Como si las esferas de la música y el periodismo fueran dos mundos paralelos que nunca podrían encontrarse. Sin embargo, dichos estadios corresponden a dos expresiones que nacen de la búsqueda de comunicar a través de la manera más genuina. El colofón del periodista es narrar lo vivido, teniendo en cuenta el filtro, íntimamente ligado a su propia psicología. Los pibes dedican blogs y fanzines al rock. El hecho de haber nacido en esta época cibernauta los habilita. Son cronistas, hacen reseñas, se acercan a los músicos, los mueve la inquietud de eso que los apasiona sin un por qué. Esta puede ser una de las tantas corrientes de la gestación de los periodistas de rock. Son bichos raros. Son capaces de construir hypes, si utilizan su función de cuarto poder, y legitimar a un grupo.

Las polémicas siempre sobrevuelan alguna mesa cuando se discute si tal banda es buena o sólo fue hypeada por los enemigos, haciendo referencia al joven reportero de la película Casi famosos. La imagen anquilosada del periodista de rock que tira Bebe Contemponi es devuelta por un montón de chicos con inquietudes que viven la contracultura que es (¿o supo ser?) el rock como un lugar que merece ser profundizado. Pero volviendo a Ricardo, ¿por qué el cronista se muere por tocar? “Si íntimamente el periodista X se muere –con comillas– o no por tocar es algo muy difícil de saber. Pero algo que sí sé es que muchos músicos de rock no soportan las críticas negativas. Con los elogios y las palmaditas en la espalda no tienen ningún tipo de conflicto. Pero no se bancan las críticas, bien o mal fundamentadas. De ahí que se defiendan descalificando a los críticos”, objeta Daniel Flores, periodista editor y tecladista de Satélite Kingston. De parte del músico de rock también se usa el argumento de que si no se ejecuta algún instrumento, no se tiene autoridad para hablar. También se escuchó en algún telepasillo que los periodistas de rock son músicos frustrados.

La refutación no tarda en llegar, especialmente si se tiene en cuenta que todos los cronistas congregados en esta mesa de café se iniciaron primero en la música y luego, por esas cosas del destino, fueron rumbeando hacia el periodismo. Casualmente, la mesa es congregada el mismo día y a pocos metros de donde se conmemoraba un año de la separación de Los Piojos. “Creo que la frase de Ricardo alude justamente al periodista que le gustaría ser músico pero no encara la música, siente que no está capacitado y se siente un músico frustrado. Yo no soy un músico frustrado. En todo caso me pueden decir que soy un músico malo”, bromea Claudio Kleiman, cantante, guitarrista y compositor de Claudio Kleiman y La Banda de Sonido. La pregunta es si un músico frustrado es aquel que no tuvo éxito comercial. Puede resultar un tópico un tanto corroído, cuando las bandas que cobran por un show son las menos. Lo mismo aquellas que, por cualquier motivo, logran que sus canciones roten en las radios.

La división va por dentro

Gustavo Alvarez Núñez, ex líder de la antológica Spleen y la flamante BarryGan, va un poco más allá de la cuestión de tocar o no tocar, y dice que entender la música, la literatura y la moda o el cine y el arte como campos de batalla, es manejar conceptos que se ponen de manifiesto en el momento en que uno sabe cómo quiere que sea el mundo. “Eso me acompañó siempre, entonces nunca entendí la división de un músico y un periodista. A veces es más un prejuicio que una realidad”, dice. Escribir y tocar es, en definitiva, percibir un mismo mundo desde distintos ángulos. Luis Paz, periodista y baterista de Androide Mariana, tiene una mirada un tanto más social cuando plantea que el periodismo y la música son dos modos de producir discursos sociales ante todo, pero también artísticos y culturales. “Yo cuando toco o hago una nota, trato de virar ese discurso de mierda que existe hacia uno más copado, más inclusivo, más solidario, más participativo. Así que en ese sentido no encuentro mucha diferencia”, dice Luis. En la esquina del rock y el periodismo de militancia se ubica Mario Yannoulas, batero-periodista de Grito. El ángel de Zeppelin hace un guiño desde su remera cuando dice que tocar en una banda y hacer periodismo de rock son actos políticos. “Me parece infantil creer que alguien que escribe en un medio o está tocando en una banda no está haciendo política”, expone.

En cuanto a esta dicotomía existe también la temida salida laboral. Desde primer grado los chicos crecen con la idea de que haciendo música no se llega a ningún lado. Las teorías que se manejan son: 1) El estudiante de conservatorio está condenado a dar clases. 2) El rockero que solea encima del disco de AC/DC en su cuarto, tal vez forme su banda y salga a patear una Buenos Aires nada pro. Porque si desde hace más de diez años hay contadas bandas nuevas que se perfilen para estallar en un estadio, tampoco hay esperanzas en este presente, donde la cultura joven es cada vez más denigrada desde lo político. Y se trata de una degradación que se extiende a la cultura. “A mí me pasó de pensar que no podía hacer las dos cosas y mis amigos músicos me decían: ‘Vos tenés que tocar, nada más, no tenés que escribir’. Y yo les decía: ‘Vos tenés que comer también’. Lo más frustrante es querer ser otra persona, no tener plata para vivir, tener que ser parásito de tu novia, vivir con tu papá, vender drogas. Yo no quiero quedarme a sacar Smoke on the Water, me encanta Deep Purple, pero a mí no me interesa dar clases”, expone Santiago Rial Ungaro, cantante de DChampions.

En tanto, Lucas Kuperman, baterista de La Potoca, se preguntó qué carrera seguir al terminar el colegio, y pensaba en las variantes que la música le ofrecía. “La carrera de música no me interesaba porque no le veía una finalidad muy copada, más allá de dar clases o meterme en una escuela. Quería ver cómo podía enganchar los dos universos, el académico y el de la música, y acá lo encontré”, cuenta Kuperman.

El Pity canta bien

Kurt Cobain es uno de los tantos rockeros que parece haberse topado con malos periodistas. Así lo deja de manifiesto en el libro Diarios, donde asegura que hay más periodistas de rock malos, que bandas de rock malas. Tal vez fuera ésta otra de las razones para hacerlo fruncir más el ceño, pero, ¿a qué se refería con malos periodistas de rock? “Me parece que un tipo bueno, así haga notas o música, es un tipo genuino. La pregunta es: ¿el Pity es buen cantante? No es buen cantante, pero cuando canta, escuchás su voz”, define Paz y defiende la postura de que el rock es una ideología que interpela por todos lados, y el periodismo de rock es el que analiza y narra las transformaciones que se van sucediendo en este aspecto. El periodismo se puede aderezar con plumas más o menos desarrolladas, pero es ineludible encontrar la voz del cronista que está hablando, como la del cantante cuando hace lo suyo.

De las dos maneras, los autores se comprometen con su firma de forma casi existencialista. Ser auténtico tal vez sea una manera de darle forma a esa voz extraña y no quedarse sólo con la cáscara de la buena prosa. Este paquete incluye no comprar discursos ajenos. “Hay que ser súper sincero, súper sincero. Ser periodista trasciende al rock. Primero hay que pensar un poco, tener algo para decir”, dice Aguirre. Pero, escarbando un poco más la piedra arrojada por Kurt, la pregunta sería si existe un periodismo de rock. Yannoulas se ataja con que no quiere ponerse metafísico, pero cree que el rock puede ser vivido como un estado mental, además de como un entretenimiento. “De hecho, grandes iconos del rock han hecho sobre el escenario cosas que no eran las mismas que hacía un tipo de saco y corbata en su oficina, y en ese sentido se ve cómo el estado de la mente es capaz de manifestarse de cualquier manera. Y el periodismo es una manera en la que también se puede manifestar”, dice determinante. Para Flores, un mal periodista de rock es aquel que no escuchó suficiente música. “Me gustan los periodistas que llegaron a los medios ya totalmente metidos en el tema. Ojo, cuando hablamos de periodistas de rock, no podemos pensar sólo en Bebe Contemponi y en los editores de tres o cuatro diarios y revistas grandes”, aclara, y suma también a los editores de fanzines, conductores de radios chicas y bloggers.

Fenómeno o no, hay cada vez más periodistas de rock que se le animan a algún instrumento. A veinte años de la canción, muchos de los que empuñan esas biromes no se mueren por tocar. Tocan. La ley escrita por Pettinato en La Mano en 2006 puede resumir un poco la contradicción de ser o no ser músico a la hora de empuñar la Bic: “El periodista de rock que mínimamente no toca un instrumento o no sabe cantar una canción completa, no puede considerarse como tal, por más que su prosa brille”. Al término de esta edición aún no apareció ningún periodista de rock muerto por no tocar.

Ficha técnica

Santiago Rial Ungaro
Es cantante y guitarrista suplente de DChampions. También es redactor del NO y de Radar.
* DChampions toca el viernes 18 de junio junto a Soundblazter y Compañero Asma en El Tío Bizarro (Pellegrini 778, Burzaco). Y el sábado 10 de julio en el Festival Sonido Argie junto a Los Reyes del Falsete, Michael Mike y Victoria Mil, en el Salón Real (Sarmiento 1272).

Mario Yannoulas
Toca la batería en Grito y es redactor del NO.
* Grito toca junto a Pez y Persona el viernes 11 de junio a las 22.30 en Balón Rojo (Colectora Este 1921, Ing. Maschwitz).

Gustavo Alvarez Núñez
Tocaba en Spleen y actualmente toca en BarryGan. Ahora es editor de Alma Magazine, ex editor de Inrockuptibles.

Lucas Kuperman
Es baterista de La Potoca y redactor del NO.
* La Potoca toca mañana en Tronko’s (Concejal Tribulato 371, San Miguel), y el sábado 17 de julio en Niceto (Niceto Vega 5510).

Claudio Kleiman
Es guitarrista, compositor y cantante de Claudio Kleiman y La Banda de Sonido. También es redactor especial de Rolling Stone y de la legendaria revista Expreso Imaginario.
* Claudio Kleiman y La Banda de Sonido toca el lunes 7 de junio en UltraBar (San Martín 678).

Daniel Flores
Es tecladista de Satélite Kingston y editor de Turismo en La Nación: se la pasa viajando.
* Satélite Kingston presenta el sábado 5 de junio su quinto disco, El enemigo, en el Teatro Martinelli (Lavalle 3021, Victoria, San Fernando).

Javier Aguirre
Es redactor del NO y staff de la revista Barcelona. Toca en Javier Aguirre y la Gente de Marketing, ex Fan de Paul.

Javier Diz
Tocaba en Jaime Sin Tierra y ahora lo hace en Jackson Souvenirs. Es redactor de Inrockuptibles y hace críticas de cine en el programa Day Tripper de Juan Di Natale por Rock & Pop.

Luis Paz
Es baterista de Androide Mariana y redactor del NO. También toca en la fecha de UltraBar este lunes.

Pablo Marchetti
Pertenece al staff del monopolio de la revista Barcelona y toca en Conjunto Falopa.

Walter Domínguez
Es editor de Espectáculos de Clarín y tiene una agrupación con su propio nombre. Quiso llegar a la cita, pero tenía 38 grados de fiebre.

Eduardo de la Puente
A bordo de la banda Tristemente Célebres, reparte su tiempo durante las mañanas de Cuál es? junto a Mario Pergolini en la Rock & Pop. Dijo que le gustaba mucho la idea de la nota, pero no pudo llegar.

Diego Mancusi
Escribe un blog en el sitio web de la revista Rolling Stone y tiene su propio proyecto musical. También toca en la fecha de UltraBar este lunes.

Roberto Pettinato
Se dice que es el destinatario de la frase de Ricardo Mollo por su participación en la banda de Luca Prodan. Desde entonces, Pettinato se ha convertido en una especie de celebrity que hace televisión, tiene una revista (La Mano) y cada tanto toca el saxo. Avisó que no llegaba, pero le mandó saludos a Kleiman.

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Santiago Rial Ungaro de DChampions, Gustavo Alvarez Nuñez de BarryGan, Claudio Kleiman y La Banda de Sonido, Mario Yannoulas de El Grito, Lucas Kuperman de La Potoca y Luis Paz de Androide Mariana.
Imagen: Cecilia Salas
 
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