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Jueves, 15 de julio de 2010

BOLAS NEGRAS > EL SUB-SUPLEMENTO DEL NO PARA SUDáFRICA 2010

Adiós al Pulpo Paul

Igual, todo bien, pero –salvo en España– Sudáfrica 2010 ya es un cadáver putrefacto. Y el gran derrotado de la Copa del Mundo resultó el marketing anti-animalista. O sea, el de los organizadores, que prefirieron que la comunicación del torneo destacara el capital humano sudafricano y no la notable fauna del país. Y así como en las ceremonias de apertura y cierre del Mundial fueron ninguneados “los Cinco Grandes” (que en Sudáfrica no son River, Boca, San Lorenzo, Racing e Independiente, sino el león, el leopardo, el búfalo, el rinoceronte y el elefante), la fauna siempre se abre camino, como decían en Jurassic Park. Y quien terminó vengando la mordaza que sufrieron los animales sudafricanos durante el Mundial fue otro animal: el pulpo pronosticador. Es cierto que, al lado de algunos de los que opinan sobre fútbol por TV, cualquier molusco cefalópodo puede resultar más certero, informado e inspirado a la hora de analizar partidos. Pero, ¿cómo confiar en que un ser que tiene ocho brazos vaya a apuntar siempre hacia el lugar correcto?

El web-pop oportunista se movió rápido, y así como apenas horas después de la final de Alemania ‘06 ya rotaba la canción Coup de Boule (que tributaba el cabezazo de Zinedine Zidane al esternón de Marco Materazzi), ahora circula la lamentable The Octopus Song, obra de Parry Gripp (líder de los punks jocosos californianos Nerf Herder). Es que mucho antes que el fútbol, la música ha sabido valorar a los pulpos, tanto para apodar bateristas (un saludo al Pulpo Montello, batería de Los Umbanda), como también para bautizar bandas (como los grunge-under-bonaerenses de Pulpo; o como los Mamá Pulpa, que tributan la frase “¡Ay, mamá Pulpa!”, del dibujito animado Manotas), discos (como El sueño del Hombre Pulpo, de Mataplantas; Red Octopus, de Jefferson Starship; u Octopus, de The Human League) y canciones (Octopus Garden, el máximo hit beatle de Ringo Starr; Octopus, de Syd Barrett; El pulpo, de los under locales Presos de Estilo).

Con este antecedente de bestias que se adueñan de la fiesta del fútbol (nada que ver con la presunta animalidad de los más rústicos defensores), es de esperar que en Brasil 2014 la fauna amazónica cope la parada. ¿Mediocampistas que marcan como pirañas? ¿Monos aulladores en reemplazo de vuvuzelas? ¿Vestuarios en los que cuelguen intimidantes anacondas? ¿Pericos cantando Eu vi chegar? Todos ellos jugarán para el local, claro. Y para cualquier selección que no use colores verde y amarillo, será improbable quedarse con la Copa en Brasil. Más duro aún será para la Selección Argentina: aceptémoslo, tener una rivalidad futbolera justamente con Brasil es como intentar componer más hits fiesteros que Los Auténticos Decadentes, o como librar una guerra de escupidas con fans de los Sex Pistols (en comparación con ese trágico destino futbolístico argentino, la tienen más fácil en Uzbekistán, cuyo derby debe ser con Kazajstán; o en Bosnia, cuyo rival “del barrio” debe ser... ¿Herzegovina?). Pero hay que tener confianza: quizás el pulpo señale un nuevo Maracanazo (Pulpazo) y los brasileños terminen queriendo cortarse los tentáculos. De cualquier manera, a sabiendas de que el pulpo Paul no estará en el próximo Mundial, el NO despide a Bolas Negras, pero ya mira de reojo a los Ovos Verdeamarelhos.

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