Jueves, 20 de septiembre de 2012 | Hoy
HUMO DEL CAIRO
“Me siento muy pegado a la etiqueta del rock nacional, y me gusta”, dice Juan Manuel Díaz ante el inminente show para festejar que están todos felices.
Por Mario Yannoulas
Sea el arte de tapa, el espesor del audio o la nomenclatura, cuando el sujeto se topa con Volumen II puede advertir que los músicos de Humo del Cairo están al rescate de algo. Una paleta sonora, un modus operandi, una vibra y hasta una ética personal parecen presentarse con la fauna que toma por asalto la portada desplegable del disco. Y aunque el rock stoner es uno de los subgéneros que se caracterizan por recuperar cierta mística rockera pretérita, el guitarrista y cantante Juan Manuel Díaz elige para sí y los suyos un rótulo menos específico. “Me siento muy pegado a la etiqueta del rock nacional, y me gusta. Yo crecí en Morón y mamé cosas que están buenísimas: Sumo, Divididos, Las Pelotas. Ese rótulo me cabe más que otros, que me suenan más elitistas, como ‘stoner’ o ‘sludge’. Si me preguntan qué tipo de música hacemos hablo de rock nacional. “¿Tipo qué?”, “Tipo Divididos, tipo La Renga.” Es más fácil asociar así que si decís “Tipo Kyuss”. Prefiero que digan que somos una banda de rock porque me veo más cerca del rock que del metal, aunque escucho heavy y me re cabe”, revela.
Así y todo, Volumen II, segundo trabajo de estudio de Humo del Cairo, remite desde el nombre a discos de bandas indispensables del viejo rock argentino de los ‘70 (Pappo’s Blues y Color Humano, nada menos). Sin embargo, la composición evoca reminiscencias del sonido yanqui de los ‘90 y la referencia al stoner se hace inevitable. Eso es lo que lo diferencia del debut homónimo de 2007, cuando a fuerza de zapadas y cuelgues psicodélicos se remontaban a los inicios del rock vernáculo. “Es cierto que el primero sonaba más a rock nacional. El tercero va a ser el más setentoso de todos”, amenaza Juan desde su sala de ensayo. “Ambos representan momentos precisos de nuestras vidas, por eso en este disco las canciones son mucho más cortas y directas. Tocar cosas complejas me saca un poco del mambo de la música, aunque antes nos cabía tocar mucho más, colgarnos.”
Como sea, Humo del Cairo aparece entre las ofertas emergentes locales como un trío que recupera el sonido con el que el rock pesado supo enamorar: crudo, sincero, oscuro, ligeramente narcotizante. Inteligible. Junto con otras bandas –como Poseidótica, en su estilo–, protagonizan una escena atractiva para un público específico gracias al puente que construyen entre el rock más clásico y el heavy metal, y cuyas placas tectónicas están convulsionadas tras la disolución de Los Natas. De hecho, su debut discográfico fue editado en el exterior por el sello emblema de rock stoner MeteorCity.
Aunque nunca hayan perdido presencia en el under, los permanentes cambios de baterista les significaron cuatro años de espera para volver a grabar. “No nos terminábamos de sentir cómodos como para registrar lo que estábamos haciendo. En el camino quedaron miles de canciones grabadas en cassette. Aunque no teníamos todos los medios lo terminamos haciendo gracias a un montón de gente que nos ayudó, por eso el resultado es un disco tracción a sangre que quedó tal cual lo habíamos planeado: crudo, más fiel que el anterior. Lo queríamos minimalista, desprejuiciado, que la banda sonara como es. Llegamos a la mañana y lo terminamos grabando en una tarde entera, escupimos los temas, y la densidad del audio responde a que la grabación fue como un exorcismo, nos sacamos de encima la frustración de cuatro años sin poder grabar un tema. Suena oscuro, pero el disco es muy optimista porque logramos lo que queríamos con pocos recursos y ayuda de un montón de gente”, suelta Juan.
Aunque Volumen II fue grabado con otro baterista, el trío terminó de solidificarse con la llegada de Federico Castrogiovanni, quien hace unos años había sido seleccionado por Divididos como posible miembro alternativo, y al que contactaron después de que el bajista Gustavo Bianchi lo descubriera por YouTube. “Es nuestro quinto baterista, y encontramos un chabón que tira con nosotros para adelante –sigue Juan–. Cada disco es una oportunidad para mostrar qué te pasa por dentro, en qué estás pensando, qué querés decir. Una forma de expresión muy benigna de la música.” Así, entre todo lo que Humo del Cairo rescata, está también la figura del cd como objeto: “Somos una banda de gente grande, pertenecemos a una generación a la que le gusta tener un disco en la mano, mirarlo. Es un fetiche y está bueno”.
* Humo del Cairo se presenta este sábado desde las 20 en Niceto Club, Niceto Vega 5510 (ver aparte).
Los dos discos que Humo del Cairo sacó hasta el momento fueron editados por el sello independiente “de música emergente” Estamos Felices, que este sábado celebra sus ocho años de existencia y 33 placas editadas con un festival en Niceto Club. A partir de las 20 se podrá ver al propio trío junto con otros créditos de la disquera: Nairobi, Hablan Por La Espalda, Yataians, The Ovnis, Violeta Castillo, y Carmel. Es decir, propuestas con las que la música de Humo del Cairo no tiene nada que ver. El guitarrista y cantante Juan Manuel Díaz, que se conoce con el director artístico Martín Mercado desde la adolescencia, explica: “Veníamos del punk, del hardcore, él iba a ver las bandas que yo tenía y tenemos amigos en común. Es positivo que sea un sello ecléctico porque evita la competencia interna, pero también permite salir del elitismo del heavy. Martín se compromete mucho con los grupos y te da la oportunidad de llegar a gente que no te escucharía de otra manera. Por ejemplo, hemos tocado con Marta Minujin. Lugares exóticos para una banda de rock pesado”.
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