Jueves, 29 de noviembre de 2012 | Hoy
ENTREVISTAS A MOLOTOV DESPUéS DE SU PASO POR RUSIA
Esta vez el cuarteto del DF regresa con la chapa de haberse coronado como la primera agrupación latinoamericana de rock en haber actuado y girado en Rusia.
Por Yumber Vera Rojas
A pesar de que el grave estado de salud de Janet, la perrita desde hace 14 años de Fiona Apple, motivó a la cantautora estadounidense a bajarse de su inminente gira sudamericana, lo que echa por el suelo la gran chance de poder disfrutar de The Idler Wheel, su último disco de estudio, el Personal Fest 2012, a celebrarse el 1 y 2 de diciembre, todavía mantiene los bríos para cerrar la agitada temporada festivalera de este año. Será una edición en la que debutarán varios actores del indie internacional, como los estadounidenses The Virgins, Clap Your Hands Say Yeah y Dirty Projectors, al igual que los ingleses The Cribs y Little Boots. Al tiempo que servirá de reincidencia para Kings of Leon, James Murphy, aunque en plan de DJ tras el parate que le puso a su aplanadora del dance, LCD Soundsystem, Soja, Natalia Lafourcade. Amén de la revancha de Babasónicos, con el primero de Jessico, el sorprendente Carolo, el tan esperado regreso de Illya Kuryaki & the Valderramas a los escenarios, quienes aparte lo hacen con nuevo álbum, Chances, y de Molotov, la agrupación mexicana que pelea la condición de local con Café Tacvba.
Aunque esta vez el cuarteto defeño regresa con la chapa de haberse coronado como la primera agrupación latinoamericana de rock en haber actuado y girado en Rusia, lo que quedó documentado en su más reciente producción, el CD y DVD Desde Rusia con amor, registrado en su segunda visita a la nación europea en 2010, pero publicado en mayo de este año. A pesar de que nada tienen que ver con Eurge Hütz, el líder de Gogol Bordello, que al final suspendió su show en el Maquinaria Festival 2012 tras el diluvio de la segunda jornada, o con la dupla eslovena Incurabili, conformada por dos leyendas del rock alternativo de ese país que compartirán un poco de su leyenda en la capital porteña en diciembre, ya nada fue lo mismo para Molotov luego de tantearse frente a la audiencia de una región todavía marcada por la Cortina de Hierro. “Nada que ver con nuestro debut en Buenos Aires, en 1998”, comparte Paco Ayala, multiinstrumentista de la banda de rap rock y funk metal. “Entramos con mucha suerte en un mercado que deseamos alguna vez pisar, además abriendo los shows de David Bowie y No Doubt.”
Para una banda latinoamericana de rock, Rusia es un destino impensable. No obstante, a ustedes no sólo les tocó actuar en la escena de ese país, sino que incluso salieron de gira. ¿Cómo es la sensación de curtirla en una escena tan distante e ignota?
–Es muy extraño. No sabemos de otra banda latinoamericana que haya estado por allá, y menos con la oportunidad que tuvimos de hacer cuatro shows en el mismo número de ciudades. Además, nos sentimos afortunados porque ya fuimos dos veces, pues la primera sucedió en 2000, para promocionar el disco Apocalypshit (1998). Así que el choque cultural es muy grande. La gente ni siquiera habla inglés, no hay forma de contactar con ellos de ninguna manera, pero cantan los coros de nuestras canciones. Lo que demuestra que la música genera un lenguaje natural, que en este caso es el del rock, el del reventón, el de la fiesta. No obstante, y al igual que en otros países que no son de habla hispana, la audiencia rusa está al tanto sobre el contenido social de los temas de Molotov.
A pesar del exotismo que encierra la experiencia, ¿por qué aceptaron la propuesta de grabar un álbum en vivo en el país más extenso del mundo?
–Salió de repente, de la nada. Fue una idea de alguien en una junta de la disquera. Ellos se ofrecieron a pagar el audio, y como tenemos un par de estudios en México, se nos hizo práctico subir todo a unas cajas y llevárnoslo. Al tener resuelta la logística de la grabación de los shows, nos ocupamos de documentar la parte visual también. Registramos unas 50 canciones, y al final elegimos 15. Y decidimos que el DVD, lejos de ser un concierto, debía documentar la experiencia de estar rolando en la calle, conviviendo con la gente fuera del escenario.
Aunque la aventura rusa data de 2010, ¿a qué se debe que la hayan develado dos años más tarde?
–La parte sonora se editó rápido, pero el video nos llevó mucho tiempo. La discográfica lo fue retrasando hasta que lo vimos por fin en las tiendas.
Si bien en el DVD recoge un sinnúmero de anécdotas, una de las más llamativas fue el encuentro con Mijail Kalashnikov, el creador del fusil AK-47. ¿Cómo lo conocieron?
–Fue muy extraño porque se nos acercó y nos dio su tarjeta sin que nadie se la pidiera. Cuando nos contó la historia de quién era él, nos pareció muy interesante. Si bien es un lugar muy grande territorialmente, en Rusia hay un núcleo de gente que se encuentra relacionada entre sí. De manera que es fácil toparse con ese tipo de personajes.
Luego de la caída de la Unión Soviética, la sociedad rusa experimentó una sobredosis de cultura occidental, al extremo de que pareciera haberse convertido en un junkie del capitalismo. Corrupción, violencia y caos son la constante en los titulares que llegan desde allá, lo que pareciera acercarlos al contexto latinoamericano actual. ¿Su realidad es tan afín a la nuestra?
–En ese choque cultural, idiomático y social, encontramos muchas afinidades, como bien señalaste: la corrupción está a la orden del día, la ciudad es un caos, el tráfico es insoportable, las estaciones de radio tiene mucho control y el rock es reprimido. Tocamos en dos festivales en los que, pese a que compartimos cartel con agrupaciones de todo el mundo, nos enteramos de que las bandas locales sufren una censura natural y un abuso de autoridad inmenso.
En una nota que ofreció recientemente Eurge Hütz, el cacique de Gogol Bordello, para este medio, mostró su indignación por toda la operación que orquestaron las Pussy Riot para captar la atención mediática. Tomando en cuenta que su apreciación parte de sus vivencias en ese lado del mundo, ¿coincidís con la opinión del adalid del punk gitano?
–Sucede que ves la noticia de una manera que ya está maquillada. Así como puede ser la libertad de expresión para manifestar tu música e ideas en cualquier lugar, creo que merece cierto respeto lo que hicieron las Pussy Riot en un país muy arraigado a la Iglesia Ortodoxa. Es una nueva muestra de que la actitud de cierta gente a una edad en la que se rebela contra todo aquello que genera autoridad tiene un costo.
Además de la aparición del disco –, Molotov también fue noticia este año gracias al estreno del documental –, que coincide con el agudo momento político y social que vive México. ¿Qué efecto causó su proyección?
–Cuando Olallo Rubio, su director, llegó a platicarnos acerca de esta idea en concreto, hace poco más de año y medio, le dimos luz verde y le deseamos suerte porque nunca se nos habría ocurrido hacer una película sobre Molotov. Estamos muy contentos con el resultado final. Nunca podríamos haber imaginado que alguien contemporáneo contara la historia de una banda de rock a la que le toca vivir una situación del país en cierto momento histórico. O viceversa. Creo que fue oportuno sacarlo ahora, aunque hubiera sido mejor hacerlo cerca de las elecciones presidenciales. Sin duda, la cinta incomodó a más de uno. Fue un buen escaparate para complementar lo que hemos venido diciendo con nuestras canciones desde hace 17 años.
Hasta los protagonistas de la escena pop se han manifestado acerca de lo que sucede en tu país. Algo que nunca sucedió. ¿Cuál es tu opinión sobre el impacto que ha tenido la reflexión de los músicos mexicanos, sobre este momento, en los jóvenes?
–Me parece bien interesante que no sólo las bandas de rock se estén pronunciando con más coraje, rabia y energía sobre los temas sociales que nos tocan vivir. Es tan fuerte, tan necesario, por parte de la sociedad, encontrar personajes con los que tengas empatía acerca de lo que piensas. Pasamos de los conciertos de punk bien under a shows masivos donde la postura de la gran mayoría es buscar un espacio de expresión para manifestarse artísticamente. No sé si la gente está encabronada, aunque sí más despierta. Me sorprende que haya regresado el PRI al poder, con toda la situación turbia que envolvió las elecciones presidenciales. Creo que, lejos de ganar la licitación de gobernar México, se metieron en un compromiso que difícilmente van a poder manejar los dinosaurios y manipuladores que representan este partido.
¿Creés que Calle 13 es un buen heredero del discurso frontal que articuló Molotov?
–No creo que un sucesor, porque no hemos terminado de contar nuestro discurso. Somos una banda mexicana que considera que lo más ecuánime es referirte a tu realidad inmediata. De repente hay gente que quiere asumir el rol de dictador musical, y hablar por todos los pueblos latinoamericanos. Sacar a la luz las cosas del lugar de donde vienes es ya de por sí es una tarea ardua. Respetamos lo que pasa en cada país, y cuando nos piden opiniones, las damos. Pero no vamos haciendo canciones tratando de imponer un nuevo mandamiento ideológico. Cuando venimos a Argentina, aprendemos de su cultura rockera, de las grandes bandas que vimos de pequeños. Solamente queremos hacer nuestro trabajo, dar a conocer lo que nos pasa. Y eso, aquí, afortunadamente ha sido comprendido y respetado.
Pasaron cinco años desde la aparición de su último álbum de estudio, – ¿Cuándo sacarán una producción con canciones nuevas?
–No la hemos terminado, ni siquiera la empezamos. Sólo tenemos algunos pocos temas. Pero no encuentro respuesta a tu pregunta porque la demora del próximo disco ha sucedido porque estamos de gira o porque falta buen material. Canciones hay, y podríamos hacer dos o tres álbumes con ellas. Aunque sentimos que aún no contamos con un repertorio solvente que cumpla con nuestras expectativas. Así que estamos en ese proceso de componer canciones, y de tocarlas en vivo para ver qué reacciones hay con la gente. Ojalá que pronto lo saquemos, que no pase de 2013.
En la segunda mitad de los noventa, ante la carencia de una escena hiphopera latinoamericana visible y con identidad propia, como sucede ahora, público y prensa llenaron esa ausencia con agrupaciones que incluyeron el rap en su propuesta, que fue el caso de ustedes, de Illya Kuryaki & The Valderramas, con los que compartirán grilla en el Personal Fest 2012, o de los uruguayos El Peyote Asesino. ¿Suponés que eso distorsionó su concepto sonoro, al tiempo que dilató la exposición de la doble hache en la región?
–Desgraciadamente, hay tanta fusión musical, que el hip hop, que es toda una cultura, y más en América latina, quedó en un segundo plano. Se trata de una movida que supo tomar distancia de las propuestas estadounidenses gracias a exponentes de la región que son muy buenos, y que no tuvieron la exposición que se merecían hasta épocas recientes. Nosotros somos una banda de rock que tiene muchísima mezcla de cosas, el rap entre ellas, pero finalmente somos músicos, ni siquiera contamos con un tornamesista. Sin embargo, cada quien le va poniendo el elemento que mejor lo defina.
* Molotov tocará en la segunda jornada del Personal Fest 2012, en la sede San Martín de GEBA (Figueroa Alcorta 5575).
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