Jueves, 30 de enero de 2014 | Hoy
LA FANATICADA FEDERAL DE BABASóNICOS
Como yeguas sueltas en el Potrero de los Funes, el combo empezó a mover Romantisísmico por el interior, flirtéandoles a los más diversos públicos.
Por Mario Yannoulas
Cuando el sol se empezó a guarecer tras las sierras hasta hacer ver al relieve como a un gran recorte oscuro, la composición del público se volvió más cierta. El último domingo, en su segunda jornada de este año –la primera fue la de Dread Mar I y Utopians en Mar del Plata–, el Personal Fest Verano juntó, en Potrero de los Funes, San Luis, a dos grupos de personas. Por un lado, a chicas sub-18 que usan colores pastel, mini-shorts y lentes de sol; por otro, todos los demás: ancianos de boina encastrados en reposeras, grupos familiares completos que incluyen perros caniche, canosos de zapatos y camisa a cuadros que se arriman a las vallas, mucho mate, ropa deportiva y botellas de gaseosa domingueras de dos litros y cuarto. La gratuidad del espectáculo, con un combo de alto renombre como Babasónicos en la cabeza del cartel, redundó en un legítimo cambalache entre las dispersas filas de espectadores.
“¡Bien, Baba! ¡Vamos, Sónicos!”, tronó desde el fondo un círculo de pibes después de revolear seis nombres al azar sin pegarle al de ningún miembro de la banda. Porque la división geográfica de los miles que se acercaron hasta el predio bordeado por las sierras y el lago fue también elocuente: las chicas de color pastel, mini-shorts y lentes de sol bien adelante, el resto –que no siempre sabe muy bien qué esperar, pero saborea muy bien la noche– atrás. Y las chicas gritan, y Dárgelos parece de inmejorable humor, y les sigue el juego, flirtea, devuelve los gritos, se menea, alza ojos y puños al cielo, y provoca: “Escucho todo lo que dicen”.
Cerca de las nueve de la noche, la apertura de los cordobeses poperos Rayos Láser era historia. El cuarteto de Villa María ofertó invitaciones apacibles al baile y se despidió con un “Aguante la música” al anunciar que su disco debut se puede descargar sin cargo de la web. Pasado esto, Babasónicos inició un set de hora y veinte con Humo, diagnóstico urgente sobre la costumbre de la naturaleza mediática. Envuelta en ropas nocturnas que poco tenían que ver con lo bucólico del entorno, la banda se sintió cómoda para alternar casi recursivamente ofertas dinámicas –Baile de Odín, Sin mi diablo, Microdancing, Aduana de palabras, Fiesta popular– con ingenios radiables –Los calientes, Y qué, Carismático–, en un bamboleo manso entre hits nativos y varias canciones de Romantisísmico.
De hecho, al comunicarle que habían ganado en la encuesta del NO en el rubro Disco Argentino del Año, el propio Dárgelos le había adelantado al suple que en 2014 pensaban presentarlo con más intensidad, algo que no habían hecho del todo mientras duró la Trilogía Romantisísmica. Así predominó el material nuevo y apenas algún detalle de la producción pre–Jessico. “Vamos a seguir tocando porque merecen más”, fue la frase que antecedió a la previsibilidad de los bises. Yegua, Paisano, Deshoras y Muñeco cerraron una presentación escoltada por buen sonido y luces respetables (no tanto las pantallas, que abundaron en efectos poco vistosos). Así, el público, fueran las sub-18 o el resto, pudo aprovechar otra vez la disputa de las marcas por conquistar la arena joven.
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