UNA AVENTURA DE DELTA VENUS
Producción del batero de MGMT, zapada con Sean Lennon, cena de fin de año con Yoko. Pero, ¿quiénes son Diego Barreiro y su combo?
› Por Juan Barberis
Bastante tiempo antes de que la historia de Delta Venus se deslizara sobre un túnel asombroso, Diego Barreiro era un veinteañero obsesionado con sus canciones. “Yo quería hacer la música que no estaba escuchando, que no suena en la radio”, dice el cantante y guitarrista. No tenía banda pero sí algunos aliados cercanos como Agustín Pardo, bajista de Bicicletas, con quien empezó a dar forma a un puñado de maquetas. Todo aparentaba ser un proceso creativo habitual, hasta que por medio de una amiga en común esas grabaciones llegaron a oídos de Will Berman, baterista de MGMT. “Cuando escuchó los temas y me dijo que le copaban, yo ya estaba hecho”, recuerda Diego. “Pero Will estaba con tiempo libre y yo andaba buscando baterista y también productor, así que todo cerró perfecto.”
Está bien, Barreiro seguía sin banda. Pero tenía al baterista de MGMT instalado por un mes en Buenos Aires para tocar y producir su disco debut. Primero se bombardearon a ideas, entre links de referencia y videos de YouTube, y después se internaron dos semanas en los estudios Unísono para darle vida a un folk rock psicodélico de concepto retro futurista, con referencias como Donovan, Litto Nebbia, Tame Impala y Los Beatles. “Tengo un matete en la cabeza, una licuadora”, ilustra el cantante. “Todo esto es un búsqueda que sigue de manera permanentemente.”
Después, Barreiro viajó a Nueva York para mezclar el disco junto a Jorge Elbrecht, actual coequiper de Ariel Pink. Durmió en el sofá de Berman, verdadero conocedor del rock argentino, amante de Charly y Spinetta, y zapó con Sean Lennon, un tipo amable que terminó disparando sus primeras fotos de prensa. Además, aquel año nuevo de 2013, Barreiro fue uno de los pocos invitados a la mesa de los Lennon/Ono en el Dakota. “Fue surrealista”, recuerda. “Cuando se hicieron las doce veíamos los fuegos artificiales del Central Park y la tenía a Yoko al lado aplaudiendo sonriente como si fuera una tía, o una abuela.”
De vuelta a casa con todo ese material vibrando entre sus manos, todo resultó mucho más fácil. En seis meses, Diego tenía las piezas necesarias para reproducir el disco y pensar en un futuro en movimiento. “Mi idea era encontrar gente para ensamblar energéticamente y poder evolucionar. Junté unas maderas más o menos y armé una balsa, pero necesitaba una tripulación, porque no sé de brújulas, de mapas. Ahora que me lleven ellos un poco.”
Según el baterista Willie Di Iorio, actual encargado de parches, esta serie de felices acontecimientos que definen la primera historia de Delta Venus tienen un porqué real. “Lo que nos unió es una energía medio cósmica que es la que maneja Diego, nada es casual en esta banda. El se mentaliza, dice que quiere que algo suceda, y sucede.” Junto a Vladimir Favrot (guitarra), Federico Cordara (bajo, coros) y Stefano Mascardi (teclados, coros), la banda rápidamente se acopló al plan. “Fue emocionante cuando tocamos la primera canción, porque fue la primera vez que escuchaba al tema con vida, sonando como debería sonar, en vivo, en el aire. Ahí me di cuenta de que no estaba completamente loco.
Con sólo unos meses de vida, Delta Venus (que ya adelantó con un EP parte de lo que será su primer disco, próximo a editarse) tuvo su tercer show ante 1600 personas en el Teatro Vorterix, abriendo para Tame Impala. “Este es el resultado de años de concentración, es una cuestión de energía”, dice Barreiro, que tampoco cree en casualidades. “El mensaje lindo sería ése: no hay nada que no pueda pasar si lo hacés con amor.”
* Sábado 29 en El Especial, Córdoba 4391. Desde las 24 con Las Kellies.
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