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Jueves, 26 de marzo de 2015

ANIA PRESENTA SAGITARIO

Subida de línea

Desde las entrañas de Sucede, un disco que busca inspirar más que indicar.

 Por Brian Majlin

Detrás del decorado del espectro alternativo teatral y poético del under porteño se ubicó, muñida de su ukelele, su voz y una guitarra, una novedad que asoma detrás de la multitud. Entre las composiciones semanales que le proponía el mashup Sucede, Ania tomó un puñado de canciones de ocasión y las trabajó “a largo plazo”, un año y medio. En 2014 editó su primer disco, Sagitario, con un sonido propio que reluce por lo inclasificable: no es rock, no es pop, no es indie. Y es un poco de todo eso.

Entre las 14 composiciones que subió a aniamusica.bandcamp.com hay un mundillo ecléctico por el cual se cuelan intereses propios o decisiones conscientes, producto de la génesis espontánea del disco. “Todas las cosas se van en camiones al mar, y ya no molestan”, repite, pegajosa, en Vaso de coca cruda, sobre los desechos urbanos de las sociedades modernas.

Ania dice que en su caso “la música no es escape a la rutina oficina monótona”. Trabaja como capacitadora tecnológica, en docencia, tiene una militancia ambientalista y hace música. Va en la búsqueda de diseñar, conscientemente, qué se quiere transmitir en el otro. Pero no quiere ser una cantante con conciencia social. Aunque la tenga, lo suyo pasa por “despertar una sensibilidad, transmitir desde ahí, no de una bajada de línea”. Inspirar en lugar de indicar.

“Soy muy atenta a qué dejo en el otro, me acompaña siempre la idea de qué significados múltiples hay en lo que digo, la pose corporal, la ropita que elegiste y el tipo de agresividad o suavidad que pusiste en una letra o la voz”, reflexiona. Y lo vuelca en varios aspectos –hay una fina ironía en Garcha/muere, que habla sobre los “cuerpos virtuales” que no se tocan–, pero se destaca en lo ecológico: “Cómo hacer para inspirar sobre cosas que importan pero están tratadas superficialmente; desde el militante ecológico que te sermonea y te dan ganas de apagarlo, hasta las palabras vacías del marketing ambiental de las empresas. Para mí pasa por la sensibilidad”.

Ahí va, en el sendero que la lleva de la intuición y la espontaneidad al trabajo de la precisión. De la irrupción de la idea a la concreción del mensaje. De la emanación del discurso a la vinculación emocional con el que quiera escucharla.

* Domingo 29 en el Teatro de la Media Legua, Aristóbulo del Valle y Arenales, Martínez. A las 20.

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Imagen: Cecilia Salas
 
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