Jueves, 1 de octubre de 2015 | Hoy
MERCURY REV, LA BúSQUEDA DE LA BúSQUEDA
Huestes de la vanguardia noise, vuelven con The Light in You, primero sin producción de Dave Fridmann.
Por Joaquín Vismara
En 1991, cuando apenas había sacado Yerself is Steam, su primer disco, a Mercury Rev le llegó una invitación para telonear a Bob Dylan. “Habremos tocado media hora, y al final de nuestro set el público estaba a los gritos”, recuerda el cantante Jonathan Donahue. “Bajamos del escenario pensando que nos había ido muy bien, pero en realidad la mitad estaba fascinada, y la otra nos abucheaba. Juntos, creaban un sonido tan fuerte que no podías decir qué lado iba a ganar.” Desde entonces, a la banda de Buffalo le tocó lidiar siempre de igual manera con las grandes audiencias: a gran cantidad de seguidores fervorosos, mismo volumen de detractores enérgicos.
En su recorrido, Mercury Rev pasó del noise y el avant garde a una sofisticación barroca sostenida por paredes orquestales y coros angelicales, como en las viejas películas de Walt Disney. En el camino, Donahue pasó a hacerse cargo de la voz principal después de que el cantante David Baker abandonara el grupo tras el segundo disco, a la par que el bajista Dave Fridmann (conocido por sus trabajos con The Flaming Lips, Tame Impala y MGMT, entre otros) se ocupó de la producción.
Aún cuando el cambio de estilo entre discos como Boces y All is Dream puede desorientar al oyente promedio, para el vocalista es todo parte de un mismo proceso. “Siempre intentamos recrear una cuarta o quinta dimensión, sólo que antes era con acoples y guitarras. Para muchos músicos, toma un poco de tiempo el poder avanzar. Cuando sos joven, equiparás un volumen fuerte con ‘grande’ pero, a medida que envejecés y ganás experiencia en el estudio, aprendés que ese ‘fuerte’ no es sinónimo de ‘grande’, ‘amplio’ o ‘atemporal’.”
Mercury Rev reemplazó el ruido por cuerdas y fanfarrias en el melancólico Deserter’s Songs, de 1998, y mantuvo ese preciosismo barroco en los discos que le siguieron. Ese mismo espíritu es el que rige The Light in You, su primer álbum en siete años, que publicarán el 2/10. Para Donahue, la espera fue larga, pero duró lo que tenía que durar: “Podés regar tu jardín, sentarte en el piso y hablarle a las semillas, pero la planta no va a salir hasta que sea su momento. Yo hubiera querido que el disco saliera antes, pero las canciones seguían en la tierra y había que esperar a que germinaran”.
Por primera vez, Fridmann no fue de la partida por temas de agenda, así que el disco quedó en manos del cantante y del guitarrista Sean “Grasshopper” Mackowiak. “Ninguno de nosotros entra al estudio diciendo ‘Yo soy el ingeniero, vos el cantante y vos el guitarrista’. Es algo que va mucho más allá de que alguien venga a tomar las riendas: todos somos amigos y la pasamos muy bien, sólo que esta vez fue todo un poco más personal.”
Para Donahue, la clave de su búsqueda está en no aferrarse a los dogmas. “No nos detenemos en la idea de que rock es Chuck Berry. Quizás para Keith Richards sea así, pero para nosotros significa que podés hacer lo que quieras en una manera creativa. Podés mezclar y combinar todas estas cosas a tu modo. El rock significa rebelión, poder decir algo de la manera que quieras. En estos días en que se intenta categorizar todo, los géneros matan la idea de que la música debería ser como descubrir una nueva lengua”, dice. Y agrega, para marcar la diferencia: “Podés distinguir entre una banda que realmente está tratando de aprender algo nuevo, y otra que sólo saca siempre lo mismo por temor a perder su núcleo de fans. Nosotros no tenemos ese miedo, porque la gente a la que le gusta la música va a saber apreciar el esfuerzo que le ponemos a nuestro propio descubrimiento”.
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