ELEFANTE GUERRERO PSíQUICO ANCESTRAL
Un trío de supervivientes y un disco grabado después de “21 días sin drogas ni alcohol”.
› Por Diego Fernández Romeral
Los tres integrantes de Elefante Guerrero Psíquico Ancestral recuerdan el nacimiento de esta banda de lisergia instrumental y ribetes místicos como uno de los procesos más angustiantes que transitaron. Fue hace cuatro años, en un viaje a Magdalena. Eran parte de un quinteto que mezclaba reggae festivo y canciones fogoneras. Pero dos miembros habían decidido partir en viaje por Latinoamérica y dejar el grupo. Y eran justamente los encargados de componer y cantar. “Volvíamos en el auto de Magdalena, sin banda, y nos preguntábamos qué íbamos a hacer. Fue un golpe muy duro”, recuerda el bajista Juan Ricossa. “Pero empezamos a juntarnos a zapar y apareció una energía nueva.”
Fueron casi dos años de ensayos. Encontraron bandas referentes como Humo del Cairo y Poseidótica. Y fue despertando un sonido que transita el jazz y el blues, desciende a melodías oscuras cercanas a la bossa nova y se ilumina con poderosos riffs que parecen depositarlos en el epicentro de los setenta. “Nunca compusimos pensando en que tiene que haber un verso, un estribillo, un puente y repetir esa estructura”, asegura el guitarrista Eduardo Torales. “Vamos jugando con los matices de los riffs hasta que alguno vuelve a un sonido anterior o mete uno nuevo. Así se van armando los temas. Y por eso nos llevan tanto tiempo. Es como una montaña rusa que frena, va lento, después puede subir, andar fortísimo. Creo que así podemos agarrar al que escucha y meterlo en el trance con nosotros.”
Tras su primer EP, en 2014, que lleva el nombre de la banda, los EGPA siguieron componiendo sin voces, pero dentro de El camino del guerrero incluyeron un libro con historias basadas en una mitología de krakens y cristaloides a la que le dieron vida junto a las imágenes diseñadas por Daniel Espinoza, “el cuarto Elefante”. Y esas imágenes se fueron expandiendo en los videos que proyectan en sus recitales, atravesados por fragmentos de películas de Buñuel, batallas de los Power Rangers y pinturas dadaístas.
“Un tiempo antes de grabar El camino del guerrero hicimos el experimento de pasar 21 días sin drogas ni alcohol, fue un flash. Tocamos de cara y estuvo muy buena la experiencia”, dice el baterista Mauro Albornoz, en relación a las búsquedas que les despertaron los libros del chamán y antropólogo Carlos Castaneda, de donde surgió el título del disco. “En el under tenés que ser un guerrero, agarrar y descubrir hasta el último detalle de lo que hacés y meterle con paciencia y disfrute, todos los días. Las experiencias más cercanas a la claridad nos llegaron en recitales, escuchando discos o haciendo música. Por eso estamos convencidos de que éste es nuestro camino.”
* Sábado 11/6 en The Roxy Live, Niceto Vega 5542. A las 23.
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