Mar adentro (Antú)

Típico producto contemporáneo, Antú propone una variedad de matices estéticos que detonaría la atención del mismísimo Santaolalla. Como en el viejo Arco Iris, casi siempre hay un charango sosteniendo un andamiaje musical que no es folklore puneño sino un combo multiestilo que lo extiende. Una alquimia acústica que alcanza alto vuelo en ciertas canciones (Nubes, Agua, Si no pudiera cantar) y en otras, superfluos limes cumbieros (Niebla). Bonus folklórico: un huayno bellísimo llamado Fueguitos... Inevitable para que el escozor de adueñe del alma. www.antu—web.com.ar

Clásico (Rockas Viejas)

Agregar Rockas Viejas al rock chabón, sin contemplaciones. Seba, Cachín, Sarco, Proto y Tati se cargan los claroscuros del género al hombro y los sostienen de principio a final: historias de putas, alcohol, evocaciones al barrio —Avellaneda, en este caso—, amores fugaces, guitarras abiertas, coros femeninos y feeling estón. Puro rocanrol: sencillo y sin ambiciones, como el de tu esquina. www.rockasviejas.com.ar

Arida (El Ojo de Shiva)

“Amor es por vos / que yo me muero” (Es por vos), “Yo estaba con la más linda del lugar” (La luz de tus ojos), “Tu sonrisa, mi sonrisa / y mis manos en tu cuerpo” (Los besos). A ver, una vez alguien dijo: “El amor era lo más bello del mundo, lástima que le hicieron tantas canciones pelotudas”. Aforismo de pluma apócrifa que, claro, resulta aplicable en parte. Son muchas las maravillosas canciones de amor que pueblan el mundo, tantas como las que no. Está claro en qué corriente se inscribe El Ojo de Shiva. La lógica interna cierra límpida si se atiende al pop prelavado, los estribillos repetitivos y la prolijidad excesiva que, con excepción de Quemándote, atraviesan el disco. www.elojodeshiva.com.ar