A Inés Efrón y Martín Piroyansky el presente los encuentra jugando, hasta en el momento de la entrevista. Efrón se apropia de la cámara de fotos que registra el encuentro en un bar de Palermo, y Piroyansky da indicios falsos del final de XXY. Pasar de la travesura de la actuación a la profesionalización, sin perder cuota de frescura alguna (confiesan que trabajar con figuras como Cecilia Roth o Ricardo Darín puede incomodarlos en un principio), es un aliciente para estos dos actores que desdeñan de las calificaciones como Nuevo Cine Argentino o ser parte de una nueva camada de intérpretes. “Siempre va a existir gente nueva con ganas de hacer cosas distintas”, recalca Efrón. Con un pasado compartido de sets y proyectos de teatro, el futuro los encuentra de cara a nuevas propuestas. “Yo voy viendo que vamos a tener trabajo. Me fui a vivir sola y puedo mantenerme. Y sobre todo me gusta conocer gente. Veo un futuro cercano muy agradable. Además estoy por trabajar en la nueva película de Lucrecia Martel”, dice Efrón y sus ojos dicen más que las palabras. “Yo tengo pánico y miedo –se sincera Piroyansky–, pero trato de ser productivo. Estoy metido en proyectos personales por si en algún momento esto se corta. Con Ariel Winograd, director de Cara de queso, estamos escribiendo un guión que se llama Triple X. Y está bueno, va a ser una comedia romántica con todo lo que tiene ese género, algo más mainstream, y con ese humor que nos gusta.”