EN LOS OCHENTA
No era para tanto
Cuenta Oscar Fernández, de Roho, que cuando él era chico, eran sólo cinco de su división los que tenían onda. “Ahora todos los pibes saben cómo vestirse, dónde comprar la ropa, dónde queda la Quinta Avenida...” Esa democratización de “lo cool” llegó a la tele, donde ningún galancito o lolita se conciben sin un look a la moda. Pero no siempre fue así. En los ‘80, los de “Pelito” y “Clave de Sol” fueron apenas “los comunes” que llegaban para hacer carrera. Así, de sport, con pantalón de gimnasia y recién salidos del colegio, nada que ver con los superproducidos de “Rebelde Way” o “Rincón de Luz”. Los ‘80 marcaron otro rumbo para las estrellas de TV, a quienes se tenía vistas “de un asalto” y de pronto se coleccionaban en figuritas. “A la anteojuda esa (Diana de “Pelito”), ¿qué le vieron?”, se escuchaba por esos días, cuando el que ingresaba era estudiante de teatro y recitador profesional, y el púber actor borraba de un plumazo el logro de la Modernidad: eres niño, no trabajarás.
A los integrantes de ese elenco estelar les tocó el sueño argentino: nuevos papeles, más y más texto recitado hasta llegar al protagónico de Pablito Rago, a la película de Leonardo Sbaraglia, al desnudo de la (Cecilia) Dopazo, y más cerca todavía a la tapa de revista de la (Nancy) Duplaá (nacida en “Montaña rusa”), al testimonio concientizado de Gastón Pauls. La tele los recibió en grupo y les intercambió parejas: vos con vos, y vos con ésa, siempre un chico lindo con una chica linda, pero también un gordito-con-petisa, para esperanzar al feísmo del grado. “Diana, con esos lentes de botella, mirala con el pibe lindo; yo también podré...”, razonaban muchas y se anotaban en la agenda: ¡Ver “Pelito”!, como un ritual. A los enemigos de Diana los unía la convicción de que la tele debía reservarse a la belleza: eran estetas despiadados que reclamaban rubios y tetonas para alimentar el deseo, porque “¿quién se calienta con la anteojuda?”. Para ellos se reservaba la modelito recién ingresada, Betiana (Solange Mathou), que se paseaba en bikini por los jardines, por los exteriores en las piletas de la Costanera y, gesto un poco más inmotivado, por el living.