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Jueves, 7 de febrero de 2002

QUE PIENSAN, QUE DICEN

Acá estamos

Son los jóvenes mapuches que quieren recuperar algo que les robaron: la cultura y los derechos de ser un pueblo originario. “Nosotros somos responsables de que el pueblo mapuche siga viviendo”, afirma Isabel Queupil, una mapuche chilena de 25 años, a cargo de uno de los Hogares de Recuperación Mapuche de la ciudad de Temuco y de la compañía de teatro Folilkan. “Tenemos muchos desafíos por delante, necesitamos animarnos y darnos fuerzas para crecer. Se está comenzando un nuevo ciclo en la juventud mapuche. Se tienen que renovar las fuerzas como se hace en la naturaleza”, sostiene Lorena Kañukeo, una mapuche argentina de 24 años, estudiante de periodismo y coordinadora general del encuentro. “Debemos plantearnos la recuperación y revalorizacion de nuestro idioma, nuestro arte, nuestras ceremonias y nuestra vida espiritual, pero tambien debemos tomar conciencia de que nuestra condición de mapuche implica una serie de derechos que el Estado Argentino nos adeuda, por haber ocupado sin nuestro consentimiento el Territorio Ancestral Mapuche. Por pertenecer a un Pueblo que preexiste al Estado nos asiste el derecho a una reparación histórica integral”, concluye Kañukeo. Así piensan dos jóvenes mujeres, estudiantes y dirigentes naturales de la nueva generación mapuche que tienen claro que la unión hace la fuerza. “Nosotros sentimos que la cordillera nos une, porque somos todos de la misma raza”, sostiene Queupil.
Este mismo compromiso fue el que movilizó a otro grupo de jóvenes mapuches barilochenses, los Pu weche lafkenche, a generar el encuentro y a invitar a sus hermanos chilenos. El Wefkvletuyiñ nació de esta nueva generación comprometida de estudiantes universitarios. Tanto chilenos como argentinos están atentos a lo mismo: si muere el conocimiento, muere la vida mapuche. Por eso, cada uno desde su lugar trabaja para preservar la cultura de sus ancestros, que es la base fundamental de su identidad. El grupo chileno lo hace de una manera más organizada y política. Eso se ve por ejemplo en que la mayoría de ellos hablan mapuzugun, mientras que en los argentinos no son muchos los que lo hablan. Otra característica es la apertura que tienen hacia la gente no mapuche. “Nuestra intención es que el encuentro sea el inicio de una etapa de reflexión de mapuche a mapuche y hacia la gente no mapuche. Nosotros tenemos que hacer el cambio, y ese cambio ya comenzó”, concluye Kañukeo.

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