Domingo, 27 de marzo de 2016 | Hoy
INEVITABLES
Cuatro mil caracteres
Arranca el ciclo de piezas brevísimas Cuatro mil caracteres curado por el dramaturgo y crítico Juan Crespo. El ciclo se propone poner en escena los textos que originalmente fueron escritos para la publicación Llegás a Buenos Aires. Todo comenzó cuando un grupo de dramaturgos con improntas diferentes se entregaron a la misión de confeccionar una pequeña pieza teatral ajustada solamente por una restricción de espacio: todo debía entrar en cuatro mil caracteres. Las obras que se verán en el ciclo son el resultado del diálogo entre estos textos y los directores que aportan su mirada sacando a relucir la potencialidad infinita de estas breves máquinas dramáticas. Esta edición cuenta con cuatro textos de Mariela Asensio, Gael Policano Rossi, Flavia Gresores y Jimena Aguilar.
Viernes a las 22, en Teatro Vera Vera, Vera 108. Entrada: 100$
Oceanía
El actor y dramaturgo Francisco Ortiz (Las Llaves y Saudade), junto al director José Darío Innella, lleva a escena su nueva obra: una intensa historia sobre la amistad, contada con una atmósfera de ensueño. Con una hermosa escenografía que emula una playa real Oceanía explora la transformación de un vínculo a través del tiempo. A orillas del mar, de noche, en las cercanías de su casamiento, Nacho se reencuentra con Jano y Florencia luego de años sin verse y les propone iniciar un viaje juntos hacia su pasado. En el afán de reavivar el fuego de la amistad, inician un viaje físico y espiritual: la vida oceánica, el amor por el teatro que los unió y la música como contexto. Entonces los límites se hacen difusos. El lugar deja de ser el lugar. El tiempo no existe.
Sábado a las 22.30, Teatro No Avestruz, Humboldt 1857. Entrada: $130.
La danza de los principiantes
“Viajé al pasado a solucionar/ lo que había arruinado y lo volví a estropear”, canta Mariano di Cesare en la hipnotica “Máquina del tiempo”, del sexto opus de este grupo mendocino mudado a Capital, su actual base de operaciones. La danza de los principiantes es el último eslabón de una trilogía bautizada por el sexteto como Corpus del Pasado, integrada por sus dos discos anteriores, con los que se fueron ganando un lugar propio dentro de la escena indie porteña, Relatos de un incendio (2011) y La nostalgia soundystem (2013). Desde entonces forma parte del proyecto el artista Federico Calandria, responsable de las portadas, indispensable para completar la magia que opera sobre el trabajo del grupo, tan preocupado por las canciones como por el sonido. Suerte de cabaret post apocalíptico, cabezas de radio de un mundo atomizado y vacío, la música de Mi Amigo Invencible crea su propio universo, en el que estalla la melancolía de lo reciente, eso que denominan en su bandcamp, entre las etiquetas de indie rock y folk, como “melodramatic popular song”. Y a mucha honra.
fuegoamigodiscos.com.ar/artistamiamigo.html
Hacia el mismo lugar
Con un sonido hard blues-stoner demoledor, Güacho es un trío platense que se destaca por su trabajo independiente, con el que ya llevan dos giras europeas a pulmón. Tienen dos discos, Vol. I (2012) y Vol. II (2014), pero el velado homenaje al histórico grupo del Carpo escondido en sus escuetos títulos se hace evidente en su último proyecto con cantantes invitados, subtitulado como Conversaciones con Pappo´s Blues, un simple digital disponible desde el último aniversario del nacimiento de Norberto Napolitano. Los temas son apenas dos, pero prometen: “Abelardo y el Pollo” y “Pájaro metálico”, el primero con la voz de Francisco José Blanco y el siguiente por Lucas Finocchi, la que más y mejor recuerda a la original.
Dos días, una noche
No será la mejor película de los Darnenne (Jean-Pierre y Luc, la dupla de directores belgas autores de, entre otros films, El hijo, Rosetta y El silencio de Lorna), pero Dos días, una noche es un hueso con bastante carne para morder. La historia es la de una mujer joven, casada y con hijos (perfecta Marion Cottilard, sin maquillaje ni mohínes de estrella) a quien despiden de su trabajo en la fábrica a menos que… convenza a más de una docena de compañeros de rechazar un tentador bono salarial y así mantener su puesto. La película sigue su periplo diurno y nocturno, encontrando rechazos, adhesiones y una gran cantidad de dudas de parte de los colegas. El de los Dardenne no suele definirse como cine “de denuncia”, pero el realismo extremo de su mirada intenta reflejar -y resistir- varios de los males de las sociedades modernas. El final de Dos días, una noche, veloz y preciso, es uno de los mejores y más iluminadores en toda su carrera.
House of Cards
La fiebre actual por el formato de la serie televisiva tuvo algunos picos de originalidad publicitaria durante las últimas semanas: la cuarta temporada de House of Cards disfrutó de una curiosa campaña local que incluyó choripanes gratis en la zona de Congreso, un tuit destinado al “ex presidente” Federico Pinedo y, en los últimos días, un clip paródico con la estética del programa 678, que difundió un informe sobre el protagonista de la serie original de Netflix, Frank Underwood. Si la campaña logró o no captar a nuevos espectadores es algo difícil de dilucidar, pero lo cierto es que la exitosa adaptación de la olvidada serie británica del mismo nombre, transmitida por la BBC hace ya veinticinco años, estuvo en boca de la mayoría de los así llamados formadores de opinión. Ya con Underwood como presidente de los EE.UU., la nueva tanda de episodios ofrece alianzas, traiciones y alta política en envase tele-dramático.
Vientos de agosto
A partir de su estreno en el prestigioso Festival de Locarno en su edición 2014, el documentalista brasileño Gabriel Mascaro (Recife, 1983) sorprendió a los más experimentados cronistas y cinéfilos festivaleros con su primer largometraje de ficción. O semi-ficción, ya que en Vientos de agosto pueden apreciarse, no sin demasiado esfuerzo, los trazos de una mirada sobre lo real que tiene varios puntos de contacto con sus films anteriores. Rodado en un pueblo costero del noreste de Brasil, el film mixtura un costado casi antropológico con la historia conjunta de dos jóvenes: una chica que cuida a su abuela y un muchacho que vive de la recolección de cocos. La aparición en la zona de un sonidista y, poco después, de un cadáver, altera la vida en el lugar de maneras impredecibles. De todas formas, lo importante aquí no es tanto la pequeña anécdota como lo que Mascaro hace con ella: una película delicada, frágil y de una enorme potencia poética.
Wim Wenders
Comenzó en marzo, pero continúa durante todo abril, repitiendo algunos de los mejores (y más famosos) títulos en la filmografía de Wim Wenders. El ciclo En foco, programado por el Palais de Glace (Posadas 1725) junto al Goethe Institut y dedicado a uno de los directores más relevantes del Nuevo Cine Alemán, presenta hoy, a las 19, Lisbon Story, un trabajo dedicado a Lisboa y al grupo Madredeus. Continúa el próximo viernes con El amigo americano (1977), brillante adaptación de la novela de Patricia Highsmith. El domingo 3 le llegará el turno a Alicia en las ciudades (1973), otro de sus notables films tempranos. Se verán asimismo El estado de las cosas (1982) y Las alas del deseo (1987), ésta última programada curiosamente con su título original: El cielo sobre Berlín. Una buena ocasión para recordar al viejo y bueno de Wenders.
El color que cayó del cielo
La señal de cable I-Sat continúa programando algunos de los mejores documentales producidos durante los últimos años en nuestro país. A pesar de su título, El color que cayó del cielo, de Sergio Wolf, no está interesada en la leyenda de Cthulhu, sino que recorre la historia de los meteoros desenterrados en el centro de nuestro país y enviados de maneras non sanctas hacia el mercado negro internacional. Una historia de corrupciones municipales, aventureros en busca de dinero fácil y una legislación blanda que no contempla la excepcionalidad de esos fragmentos extraterrestres caídos sobre la Tierra. Pero la película de Wolf dista (y mucho) de la simple exposición de hechos y datos y, entre otras líneas periodísticas y mitológicas, encuentra en el investigador y comerciante Robert Haag una suerte de Indiana Jones del tráfico de piedras estelares. ¿Quién dijo que los documentales eran aburridos?
Jueves 31 a las 17 en I-Sat
Barones de la cerveza
Extraño producto el de esta breve serie ¿documental? producida por NatGeo y centrada en los tres hermanos Ferrari, dueños de la brewery patagónica Berlina. Los signos de pregunta están relacionados con la evidente ficcionalización de la mayoría de las escenas y diálogos, que le restan frescura y originalidad a un programa televisivo de enorme interés para los amantes del lúpulo y la malta combinadas en estado líquido. Lo mejor de Barones… es precisamente eso: las discusiones sobre tipos y estilos de cerveza, los detalles sobre la cocción del glorioso brebaje, algunos tips sobre su consumo ideal. Dada la actual proliferación de muy buena cerveza artesanal en territorio argentino, es de suponer que más de un brewmaster estará esperando turno para tener su propio programa.
Lunes a las 20 en NatGeo
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