FAN › UN MúSICO ELIGE SU CANCIóN FAVORITA: FERNANDO CABRERA Y “GURí PESCADOR”, DE OSIRIS RODRíGUEZ CASTILLOS
› Por Fernando Cabrera
A los 6 años empecé con la guitarra. Iba a una profesora que se había instalado en el barrio, en el camino Molinos de Raffo, en Montevideo. Era muy cerca del Paso Molino y al lado del Prado, nuestro gran parque de cien hectáreas, un verdadro paraíso. Esta profesora es argentina, Noemí Porratti. Recién casada, se había radicado en mi país y puso un conservatorio donde enseñaba piano, guitarra y acordeón.
El mismo año, 1963, comencé la escuela. En la escuela había un coro al que todos los demás compañeros le escapaban, como es lógico. Pero a mí me resultaba imposible zafar, porque el director del coro me rogaba que me quedara, porque yo le afinaba la cuerda de los segundos. Nadie podía cantar la segunda voz, porque todos se iban con la melodía. Y yo sí podía. Al principio, yo consideraba que era algo rebajante cantar en los segundos en lugar de cantar con los primeros. Luego comprendí que mi tarea era la más difícil y que por eso estaba allí.
El director, que era un cura, tocaba el piano y hacía los arreglos de las voces, con mucha musicalidad, según recuerdo. Nos enseñó “El alazán”, de Yupanqui, canción de la que me enamoré inmediatamente, a pesar de no tener vínculo alguno con el campo ni con los caballos, más allá de los ponies de El Prado. La canción me subyugaba, hasta hoy mismo y siempre que puedo la canto. Hay una versión increíble de Mercedes Sosa, con la guitarra de Santiago Bertiz (h), que es de principios de los ’70.
En ese mismo coro aprendimos poco después la canción que es una de mis preferidas de todas las que escuché en mi vida. Se llama “Gurí pescador” y es del uruguayo Osiris Rodríguez Castillos. Su disco con esta canción había salido un año antes, pero yo no conocí su versión hasta años más tarde. Yo la conocí en el coro.
Es una canción sensacional, donde se muestra a un niño del campo pescando al borde de un canal. Todas sus descripciones son increíblemente poéticas, a la vez que sencillas y entendibles. Tiene fantasía, describe el paisaje, al niño, a las tarariras que astutamente se comen la mojarra de la carnada y no se enganchan en el anzuelo, y muchas cosas más. Todo cantado por la voz cerril y varonil de Osiris, que de todos modos consigue darle al asunto una ternura y una hondura increíbles.
Tanto me gusta esta canción que la versioné en mi último disco, Canciones Propias, con un arreglo bastante diferente del original. O muy diferente. Y la canté con un aire distante y ensoñado.
Fernando Cabrera presenta Intro, su flamante libro + DVD, esta noche (domingo 9), en la última fecha de su ciclo de conciertos en Café Vinilo (Gorriti 3780). El 12 de diciembre tocará en La Trastienda de Montevideo.
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