FAN › UN MúSICO ELIGE SU CANCIóN FAVORITA: RODOLFO GARCíA Y “MáS LARGO QUE EL CIRUELA”, DE LOS SHAKERS
› Por Rodolfo García
El Ciruela es el sobrenombre del hijo de Hugo Fattoruso, que era uno de los líderes de Los Shakers, un grupo que a los de nuestra generación nos marcó muchísimo. Nosotros estábamos recién aprendiendo a tocar, al mismo tiempo que se iniciaba el rock en Argentina, y ellos ya tenían un bagaje artístico-musical impresionante. Los trajo de Uruguay un productor de un sello local y prácticamente se radicaron en Buenos Aires. Lo que los diferenciaba de los grupos iniciales de acá es que cantaban en inglés y tenían toda una estética muy pegada a Los Beatles, con los trajecitos y el flequillo. Aparecieron con un tema que se difundió mucho que se llama “Rompan Todo”. Los hermanos Fattoruso tocaban la guitarra en Los Shakers, pero en realidad Hugo era pianista y Osvaldo baterista; venían de tocar en los clubs de Montevideo con los grandes del jazz. Cuando escucharon a Los Beatles se volvieron locos y quisieron armar un grupo así, pero no encontraban guitarristas que supieran tocar esa onda. Entonces aprendieron ellos para poder tener su grupo soñado y lo hacían tremendamente bien.
Los Shakers me pegaron mucho porque tocaban mejor que todos nosotros y era un grupo en permanente superación. Cada disco superó al anterior y todos, escuchándolos hoy, suenan actuales. Aunque se grabaron muy precariamente, a lo sumo en cuatro canales, pero suenan con una calidad impresionante.
En el ’68, cuando estaban concluyendo su carrera, sacan La Conferencia Secreta del Toto’s Bar, un disco para tener porque es una joya de principio a fin. Ya acá dejan de ser un grupo beatle y empiezan a abrirse más a la música uruguaya. Cuando se separan Los Shakers, los Fattoruso se van a Estados Unidos y arman el trío Opa, donde mezclan candombe, rock, jazz, latino, etc. Ellos logran una estilización del candombe que después sigue un montón de otros músicos. Pero lo que completan en Estados Unidos lo habían iniciado con La Conferencia Secreta del Toto’s Bar, un disco absolutamente novedoso que abrió puertas interesantísimas.
El tema que cierra el disco se llama “Más Largo que el Ciruela” y es una canción donde hay de todo; tiene un sonido muy a la época Sgt. Pepper’s; hay cuerdas, instrumentos de vientos. El bajista del grupo –al que le decían Pelín–, además del bajo, tocaba el bandoneón, y hacia la mitad del tema, mete un bandoneón con un sonido recontra piazzolliano. Es un bandoneón muy bien metido, muy bien tocado, no una cosa gratuita para que sonara rioplatense. Lo que nunca les pregunté es de qué habla la canción. En esa época los que cantaban en inglés cantaban como el personaje de Capusotto, Roberto Kennedy. Y a los que escuchábamos nos atrapaba el sonido más que la letra. El tema me mató así como vino: letra y música en un solo envoltorio. En ese tiempo no tocaron este tema en vivo, porque fue un disco que no rodaron, así que yo siempre pensé que lo cantaba Hugo, que era la voz principal del grupo. Hace unos años Los Shakers se reunieron con los integrantes originales en El Ateneo y ahí me enteré de que lo cantaba Osvaldo, que falleció el año pasado. Me emocioné, todos nos emocionamos.
Mil veces les conté de mi fanatismo y me dicen que exagero. Hugo es un tipo que, hoy en día, desde mi punto de vista, es uno de los músicos más importantes del mundo. Yo soy el admirador número uno de él. Me parece que es como un diamante. El Flaco también era recontra fanático de Los Shakers. Cuando todavía Almendra no existía, eran muy habituales los conciertos en vivo en la radio, y nos moríamos viéndolos tocar. Eran fantásticos.
Nosotros tuvimos un guía muy importante que fue Litto Nebbia, en el sentido de qué dirección tenía que tomar la música que se hiciera acá. Pero en cuanto a ver un grupo formado, con una autoridad impresionante arriba del escenario, ese grupo para mí fue Los Shakers. Eran músicos en serio, músicos de verdad. En esa época al rock se lo consideraba un arte menor comparado con el folklore o el tango. Pero vos acá veías a tipos que generaban el mismo respeto que un cuarteto de jazz norteamericano. Verlos era estar frente a una obra de arte. Eso eran Los Shakers.
Rodolfo García es uno de los fundadores de Almendra y Aquelarre. Hoy coordina el área de música del ECuNHi y programa la agenda de La Perla Rock. En unos meses se editará un disco bajo el colectivo Los Amigos (Rodolfo, Daniel Ferrón y Luis Alberto Spinetta) resultado de sesiones de grabación espontáneas posteriores al concierto de Las Bandas Eternas.
Los Shakers fueron Hugo y Osvaldo Fattoruso, Roberto “Pelín” Capobianco y Carlos “Caio” Villa: “Los Beatles del Río de la Plata”, los primeros en hacer canciones de rock propias en estos pagos. Su trayectoria fue corta pero decisiva, sobre todo para los músicos que en ese entonces fundaban el rock nacional. La banda ya había firmado su separación cuando salió La Conferencia Secreta del Toto’s Bar, el Sgt. Pepper’s sudamericano, como se lo llama. A partir de entonces, todos los integrantes se mantuvieron vinculados con la música. En 2005 Los Shakers se reunieron, compusieron nuevas canciones –la mayoría, esta vez, en castellano– y grabaron Bonus Tracks, disco que presentaron aquella noche de reencuentro en El Ateneo. Hay quien escuchó decir a Charly al bajar del escenario: “Loco, toqué con Los Shakers”.
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