Dom 18.12.2011
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A comer pescados y mariscos

› Por Rodolfo Reich

Casi como estar en el puerto

La Marisquería, un comedero de pescados

La apuesta estética es mínima. En la planta baja, un local de pescados y mariscos, con la tradicional mesa con hielo donde descansan –en paz– filetes de merluza, lenguados enteros, truchas despinadas, cornalitos, calamares y más bichos subacuáticos. Por arriba, un pequeño semipiso donde funciona el restaurante. Se trata de La Marisquería, empresa con barcos propios que navegan los mares cercanos a Mar del Plata. Esto de la flota propia no es un tema menor: asegura que día a día la casa reciba pescado fresco directo de la costa atlántica, tanto para su propio lugar como para proveer a varios restaurantes de la ciudad porteña. Esta lógica, que divide venta de pescado crudo por un lado y platos cocidos por el otro, le da a La Marisquería cierto aura de puerto: salvando las insalvables distancias, es como estar comiendo al lado del mar.

La carta divide frituras, pescados a la plancha y platos elaborados. Incluye varias figuritas difíciles de conseguir en otros restaurantes porteños (almejas, cornalitos, vieiras, abadejo, trillas, besugo, mero, pejerrey) así como los nombres más clásicos y conocidos (salmón rosado, merluza, brótola, langostinos, mejillones). Para decidir cuál comer, lo mejor es pasar por la mesa repleta de hielo y elegir in situ lo que se va a pedir en el piso de arriba. Incluso, más allá de que esté listado en la carta, si hay un pescado distinto a la venta, los cocineros se encargarán de ponerlo en una plancha caliente y servirlo con abundante limón, como debe ser.

La sensación de estar en un puerto se refuerza también por los precios (muy amables) y por las porciones (muy generosas), incluyendo guarniciones que van desde un puré mixto a ensalada rusa pasando por las consabidas papas fritas. El filet de mero a la plancha sale $48, y el de merluza $32. Unos muy buenos cornalitos, fritos en aceite fresco y sin exceso de rebozado, $32, mientras que las vieiras a la provenzal (en este caso, a partir de producto congelado) valen $70.

La Marisquería no tiene horarios específicos para comer. Abre a las 12 y sigue de corrido hasta las 23, convirtiéndose también en buena opción para tardes con hambre de mar, de cerveza con calamaretti fritos, de una picada Media Altura (por $190 incluye mejillones y pulpo a la provenzal, camarones, cazuela de mariscos, trufitas de brótola, fritos mixtos y ensalada), o de un contundente Abadejo Bechamel ($56).

No importa tanto qué se elija, sea la opción anticuada de la salsa roquefort o la eterna modernidad de una simple cocción a la plancha. Lo que realmente destaca de La Marisquería es que todo estará fresco, en su punto y a buen precio. Como si se estuviese en un puerto, y el barco acabara de bajar su preciada carga.

La Marisquería queda en Av. Las Heras 2745. Teléfono: 4804-6400. Horario de atención: lunes a sábados de 12 a 23.


Dejando los prejuicios de lado

Benihana, sabores a la plancha

A priori, resulta difícil recomendar un restaurante, franquicia de una gran cadena mundial, que está a las puertas de un shopping center. Los prejuicios son grandes y usualmente certeros. Pero Benihana bien vale la excepción. Es que este lugar especializado en cocina oriental (con algunas licencias de Occidente) convence desde varios puntos de vista. Por un lado, la calidad de la materia prima que utiliza es impecable: buenas carnes, pescados y mariscos, e incluso especialidades como carne kobe o la recién llegada cola de langosta de agua fría. Por el otro, también convence el show de teppanyaki, que consiste en una plancha de acero ubicada en las mesas principales, donde los chefs se acercan con todos los ingredientes necesarios para cocinar en vivo y en directo, frente a los comensales. Para esto, estos cocineros mezclan conocimientos culinarios con movimientos coreográficos: los cuchillos golpean rítmicamente el acero, el huevo se abre en el aire, el arroz forma un corazón palpitante o la cebolla se convierte en un volcán de fuego. Todo esto podría ser un show de dudoso gusto, pero lo cierto es que está muy bien hecho e hipnotiza. Adultos y chicos miran absortos mientras su plato se cocina en segundos en una plancha ardiente, en lo que culmina siendo una cocina entretenida y muy sana.

A la calidad y a los movimientos se debe agregar un tercer factor, que también convence: los precios. Benihana apuesta a precios ajustados, con promociones imperdibles, convirtiéndose en un abanderado de la relación precio/calidad. Todos los días, de 16 a 20, el happy hour ofrece sushi al 50 por ciento de su valor y tragos con destilados importados a sólo $15, además de platos especiales como los intensos jalapeños fritos y rellenos o las chicken wings. Al mediodía se puede comer el combo de sopa, ensalada, vegetales y langostinos grillados por $55. Y de noche, un combo similar y más abundante, que lleve langostinos, atún rojo, vieiras o un contundente bife de chorizo, con helado de Freddo de postre, ronda los $100. Incluso, sabiendo elegir, es posible cenar por $80 por persona.

Es verdad que Benihana tiene muy ricas carnes (la sociedad responsable de la franquicia es dueña de la cadena de carnicerías Avicar), pero los pescados y mariscos no van en saga, e incluso son los verdaderos protagonistas de la carta. Buenos y frescos langostinos, gruesos filetes de atún rojo, vieiras cocinadas en segundos, y la estrella de este verano, la langosta de agua fría, recién llegada de las Islas Galápagos, promocionada como única en el país. El combo Ocean Treasure, con sopa, ensalada, té verde, arroz blanco, cola de langosta, vieiras, mejillones verdes de Nueva Zelanda y langostinos grillados cuesta $199.

Show coreográfico, sabores simples y directos, buena materia prima. Por todas estas razones, vale la pena recomendar una cadena internacional, a las puertas de un shopping center.

Benihana queda en Arenales 3310, Alto Palermo. Teléfono: 0810-345-BENI (2364). Horario de atención: todos los días, de 12 al cierre.


La sutileza al poder

L’adesso, lo de ahora

En la Argentina, cocina italiana suele ser sinónimo de ciertos platos arquetípicos y tradicionales, usualmente comandados por las pastas, pero que también incluyen polentas, pizzas y risotto. Pero hay mucho más en aquel país, en especial todo lo que proviene del omnipresente mar que rodea la península. Para abrir el panorama, abrió en Buenos Aires L’adesso, un restaurante comandado en los fuegos por Leonardo Fumarola, chef nacido en la Puglia, bien al sur de la bota itálica. Leonardo se especializa, según dice, en una cocina italiana moderna; es decir, recetas propias, que abrevan en la historia culinaria de aquel país, pero que no temen utilizar técnicas nuevas, como la cocción al vacío y otras tecnologías contemporáneas. “En realidad, esto mismo es lo que hoy están haciendo los mejores cocineros de Italia”, asegura. De allí el nombre que eligió para el restaurante: L’adesso significa “lo de ahora”, una evidente apuesta a no ser uno más dentro del mar del conservadurismo gastronómico.

Que la cocina de Leonardo sea actual no significa que sea italiana hasta la médula. Todos los platos comparten esa ideología que convirtió a Italia en meca de los sibaritas del mundo entero: materia prima de alta calidad, cocciones simples que respetan el sabor del producto, la pasta al dente como hilo conductor y, en este caso, los pescados y mariscos como estrellas indiscutidas.

La carta es breve y comienza por los antipastos, sigue por los primi piatti (las pastas y un risotto) para culminar en los secondi piatti (carnes y pescados), si bien la mayoría de los comensales intercala entre primi piatti y secondi piatti sin distinción de momentos. También es posible elegir la degustación a gusto del chef, que se sale de la carta para ofrecer platos únicos en una propuesta de seis pasos ($150). Una advertencia: esta degustación requerirá buen apetito y al menos tres horas para completar la comida.

Para decirlo de la manera más directa posible: hoy L’adesso es sin dudas uno de los mejores lugares donde comer pescados y mariscos de Buenos Aires. Productos cuidados, muy frescos y tratados con el respeto y la sutileza que merecen, responsabilidad exclusiva de la mano del chef. Un ejemplo: los chipirones en tres versiones, unos cocidos a la plancha, otros fritos y unos más crudos, saborizados con limón y buen aceite de oliva. Todos fantásticos.

También aquí los precios evidencian una muy buena relación con la calidad, con platos de pasta que rondan los $40 y platos principales $60. Un ejemplo completo: entrada de pulpitos en húmedo con escarola salteada y lentejas; primer plato de tubos de pasta seca con zucchini y mejillones; y un principal de corvina con croûte de pan aromático, espuma de vino blanco y verduras salteadas al modo siciliano.

La pastelería la elabora Nadia Alvarez, mujer de Leonardo y responsable de que este italiano se haya radicado en Buenos Aires. Si bien Nadia nació en la Argentina, perfeccionó sus conocimientos de pastelería en Italia, por lo que sus dulces respetan a rajatabla la tradición peninsular. Este mes el restaurante estrenó los dolci di Natale (postres especiales para las fiestas), que van de un Tiramisú con panettone a un Semifreddo di torrone con salsa al Caffe.

Un nuevo restaurante italiano en Buenos Aires. Pero uno que destaca entre la numerosa competencia.

L’adesso queda en Bulnes 1248. Teléfono: 4864-3189. Horario de atención: lunes a sábados de 12 a 16 y de 20 a 24.


Pablo Mehanna

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