De la abismal cantidad de propuestas artísticas que piden financiamiento vía crowdfunding, la de Holly Stewart merece una categoría aparte. Abuela de Kansas, Estados Unidos, y ex laburante de una fábrica de juguetes sexuales, recientemente comenzó una campaña para que las almitas sensibles reconocieran el valor de su trabajo y la ayudasen a recolectar los 250 dólares que necesitaba para promocionar su obra. Pues, no sólo lo logró: además de reunir 308 billetes (¡felicitaciones!), ha llamado la atención de variopintos medios anglo, patidifusos todos frente a sus esculturas... de penes.. acolchonados. Tal como suena: la especialidad de esta mujer norteamericana es hacer enormes dildos de poliéster a base de edredones que, como bonus, disparan semen de lentejuela.

Las piezas están actualmente en exhibición (sí, alguien armó muestra con los ejemplares) en la Galería de Arte de la Universidad de Missouri-Kansas City, para alegrón de cualquier espectador que quiera visitar esta “exploración del falo como sitio de empoderamiento de las mujeres, y la situación de las ancianas en la sociedad contemporánea” (sic). Definidos por el Huffington Post como “feministas, hilarantes y transgresoras”, las partes pudendas vienen en distintos tamaños, colores y estado (duro, blando, semiblando) y “capturan la multiplicidad de opciones de su forma cuando son separadas de los confines del cuerpo humano”. Ojo, también está quien define el arte de Holly como “lindo” y dice: “Ojalá los penes reales se vieran así” (estudiante dixit). ¿Un sueño hecho realidad?