Domingo, 5 de abril de 2015 | Hoy
VALE DECIR
“Durante mi adolescencia y buena parte de mi adultez, he perdido una excesiva cantidad de tiempo lamentándome por vivir una realidad que nada se asemeja a las historias Young Adult (YA). Sin triángulos amorosos, ni gobiernos distópicos que amenazasen el bienestar de mi familia, ni crípticas profecías que indicaran que yo soy La Elegida, mis años mozos fueron torpes y poco atractivos. Por eso, resulta un alivio que los pasados días el usuario de Twitter John Hansen lograse crear un movimiento social que, bajo la etiqueta #VeryRealisticYA (en criollo, “literatura juvenil muy realista”), represente cómo serían las historias de este género literario si, en efecto, se asemejasen a la vida cotidiana de los jóvenes a los que apunta”, anota la periodista Emma Lord, de la web Bustle, sobre el mentado y reciente fenómeno en redes. Fenómeno que, por ocurrencia e invitación del chico Hansen (17 años, escritor sin libros publicados, geek, fan de títulos para jóvenes adultos), tiene a miles de personas escribiendo –en 140 caracteres o menos– situaciones menos inverosímiles que las que presenta la ficción.
¿El tuit que desató la ola de desahogo teen? “A veces me paso el día entero haciendo la tarea; entonces leo cómo los personajes Young Adult salvaron al mundo y pienso: ¿¡De dónde sacan el tiempo!?”. Mensaje al que luego sucedió una tropilla de “historias” propuestas por anónimos, cuyas sugerencias posiblemente nunca lleguen a la pantalla (después de todo, sin edición, la realidad puede ser muy, muy aburrida). Algunos destacados: “Muchacha recibe una nota que dice ‘Sé lo que hiciste el verano pasado’. Se alegra de que finalmente alguien está leyendo su Tumblr”; “Personaje principal es elegido para luchar a muerte. Su única habilidad es escribir fanfiction. Muere primero”; “Adolescente se enamora de su profesor. El profesor está casado. Consigue una cita con alguien más, de su misma edad”; “Piba nerd y chico popular son obligados a hacer un proyecto escolar juntos. Ella hace todo el trabajo. Lo entregan. No vuelven a dirigirse la palabra”; “El protagonista pasa horas y horas mirando su cuenta de Twitter. No encuentra nada interesante”; “En su cumpleaños número 15, el chico fuma cigarrillos y se da cuenta de que nadie comprende a los Smiths como él”; “La chica descubre que el joven se filtra en su dormitorio para verla dormir. Se asusta. Llama a la policía...” En resumen, un enfoque diferente que pone sobre el tapete un secreto a voces: aunque entretenida, la ficción puede ser un poco absurda.
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