Si es verdad que, en efecto, hay de todo en la viña del Señor, el sitio norteamericano de avisos clasificados Craiglist se ha vuelto inesperada e involuntariamente religioso. Alcanza con estudiar el reciente ejemplar de sus virtuales páginas para hacerse una idea. “Es una auténtica gema”, asegura el vendedor –anónimo– sobre la extensa propiedad de Catskills, a 140 km de New York City, que ha puesto a la venta. Y, en cierto sentido, no miente: la propiedad incluye un extensísimo jardín y una casa de 250 m2 de la década del 20 con carpintería original, pisos de roble, enormes vitrales, techos altos, un desván, un campanario (campana de bronce incluida), un órgano de misa original, bancos ídem. Qué va: ni los muertos faltan en el ofertón de 99 mil dólares, con posibilidad de cuotas, cómodo financiamiento y, bueno, redención divina. Sí, sí, porque tal como se presupone: es una iglesia con cementerio privado lo que se ha puesto a la venta. Y, a sabiendas de la reacción de horror, pide con clemencia que se contemple que “el camposanto es muy, muy viejo y nunca hay visitantes en las inmediaciones”. Pues, claro: ¿qué mente en su sano juicio habría de poner pie en dichas instalaciones, fuera de un film de horror?

Al parecer, la de este buen hombre: un arquitecto que se hizo de la propiedad años atrás para “volverla mi casa de fin de semana”, pero finalmente tuvo que invertir sus manguitos extra en reconstruir su apartamento en New Jersey, tras el huracán Sandy. ¿Excusas? “Para que vean cuán fácil es acomodar 5 dormitorios, adjunto mi proyecto de obra. De momento, es un glorioso loft, con potencial –y espacio– para convertirse en un hogar”, agrega quien, por ubicación y precio, también convoca a la comunidad artística. “Por su cercanía a NYC, puede ser una sitio perfecto para una galería, un estudio de música, un espacio de trabajo arty. O simplemente una casa, de así preferirlo”, destaca el dueño. Dueño que, por otra parte, se jacta de haber aparecido en NY Magazine el pasado diciembre, en la sección “Regalos Navideños”, además de blogs y webs varias. Se olvida, lamentablemente, de un público cautivo: feligreses de religiones en curso o, ya en plan más creativo, potenciales profetas con billetera nutrida e intención de asentarse. ¿Acaso no les dará vela en este –o futuros– entierros? Un asesor de marketing, urgente.