No es precisamente novedoso que Wes Anderson despierta fervores a lo largo y ancho del globo, con admiradores dispuestos a cantar loas a través de piezas de propia autoría que diseccionan una estética y narrativa envidiables. Solo en lo que va del año, un editor aficionado reunió las carátulas de los libros presentes en los distintos films del artista, en un montaje que puso de relieve el amor literario de los personajes de las cintas. O, para el caso, otro fan -el director Rishi Kaneria- hizo un video collage descubriendo la obsesión del director por los colores rojo y amarillo. O, colmo del colmo, alguien realizó un supercut que compila todos los supercuts previamente realizados. Incluso, la galería neoyorkina Joseph Cross dispuso el mes pasado (otra) muestra donde más de 70 artistas rindieron tributo al realizador de mil amores, a través de retratos, paisajes meticulosamente restaurados, grabados en miniatura, o el universo interior de sus personajes favoritos reimaginados sobre lienzo…

El último, sin embargo, en expresar devoción total ha sido un joven ilustrador y diseñador gráfico de Manila, Filipinas. Mark Dingo Francisco -tal es el nombre del muchacho en cuestión- ha creado una meticulosa y encantadora serie de postales, listas para ser enviadas, donde el tema central son las locaciones pergeñadas por Wes en sus films. “Desde el rosa caramelo que domina la fachada de El Gran Hotel Budapest hasta la temática náutica que corre en Vida Acuática, la colección no solo subraya la elegancia del trabajo de Anderson sino la olvidada gracia de mandar una postal”, advierte la web francesa Konbini. En especial, para quienes gusten emular que han viajado a la ficcional república de Zubrowka, paseado en el tren de Darjeeling Limited, visitado las granjas de El Fantástico Sr. Zorro. “Las piezas no solo copian los diseños conceptuales del director: también le añaden una capa extra de ingenuidad que apela a los seguidores de WA”, suma el sitio. Claramente, sobra tela de donde cortar.