Cumplido el mes –y días– de su muerte, fans a lo largo y ancho continúan llorando la partida del alienígena andrógino que supo metamorfosearse en diferentes formas, estilos y sonidos; recordando –por caso– su fascinación por la ciencia ficción, su defensa a la comunidad afronorteamericana, su hondo sentido del humor, su curiosidad sin techo ni fondo. “Pensé que nos sobreviviría a todos. Después de todo, ya había sobrevivido a tantos David Bowies”, anotó el crítico Rob Sheffield, de la revista Rolling Stone, acongojado por el fallecimiento del Duque Blanco. Por supuesto, no solo músicos y periodistas se han expresado: también lo han hecho artistas callejeros, prestos a rendir tributo en paredes de distintos puntos del globo. Algunas obras como el mural creado por el artista australiano Jimmy C en la Brixton natal del artista, ya existían, pero –en miras de la triste noticia– se han vuelto punto de encuentro para el luto comunitario. Otros como el graffiti pergeñado por el artista belga Lucien Gilson en las calles de Bruselas, son homenajes posmortem. Sea cual sea el caso, el rostro del ídolo hoy engalana los muros del planeta, vistiendo puntos cardinales todos, con ejemplos en ciudades como California, Miami Nueva York (Estados Unidos), Padua, Bolonia (Italia), Sheffield, Bristol, Londres (UK), Auckland (Nueva Zelanda), Dublín (Irlanda), Toronto (Canadá), Barcelona (España), y siguen las firmas. Y los Bowies.