VALE DECIR
La
maldad de los pavos
Tras el fraude del pavo falso con que Bush agasajó a las tropas norteamericanas
en Irak, el escándalo continúa. Como todo norteamericano de bien
sabe, cada día de Acción de Gracias el presidente de Estados Unidos
ofrece una conferencia de prensa en la que comunica su decisión de perdonar
la vida de un pavo engordado con destino de plato principal. La ceremonia se
lleva a cabo desde los tiempos del presidente Truman y cuenta siempre con la
presencia del pavo indultado. Relajado y magnánimo, el presidente en
ejercicio suele hacer una o dos bromas, las mismas que se vienen repitiendo
desde hace cincuenta años: que el pavo podrá ahora pasar sus “años
dorados” gozando de una “jubilación privilegiada” en
un rancho especialmente acondicionado en West Virginia. Y todos tranquilos y
a comerse el resto de los pavos. Pero este año, el programa 20/20 decidió
tomarse un trabajo que hasta ahora ni a Michael Moore se le había ocurrido:
ir a visitar a todos esos pavos indultados. Menuda sorpresa se llevaron cuando
descubrieron que la granja efectivamente existe, que cuenta con un plantel de
cuidadores, y que hay incluso casitas con los nombres de todos los pavos...
Pero que lo que no hay es pavos. Según la investigación de 20/20,
todos los indultados llegaron a destino, pero a pesar de la decisión
presidencial ya estaban condenados: demasiado engordados en poco tiempo, órganos
y huesos no pueden acompañar ese crecimiento, lo que les causa trastornos
irreversibles y, finalmente, la muerte dos o tres días después
de recibir el indulto. Enterado de esta investigación, Bush habría
decidido, de ahora en más, indultar sólo pavos de plástico.
La
tiene regalada
Victoria Beckham,
o Posh, de las Spice Girls, decidió, para estas Navidades, darle un regalo
sorpresa a su marido, David Beckham. El problema es que lo hizo público,
tanto el dato de que sería sorpresa como el mismísimo contenido
de la sorpresa. Cuando ya se había dado por vencida ante la imposibilidad
de encontrar el regalo ideal para su marido multimillonario, a Victoria se le
encendió la lamparita: “Voy a saltar desnuda desde adentro de una
caja”, le confió a la prensa, al vez confiando en que Beckham no
ve televisión, no escucha la radio ni lee los diarios. “Aunque
–recordó la chica– es cierto que me pidió una valija
para guardar su laptop”. Pero no, el pobre tipo no va a recibir lo que
pidió sino algo que, por mucho que le guste, ya tiene.
El
juicio final
Un juez de Columbia,
Estados Unidos, acaba de tomar una determinación que, si bien no va a
entrar en los anales del poder judicial norteamericano, al menos le va a poner
un toque de color a las blancas navidades boreales. Tom Dubois, el magistrado
en cuestión, ordenó que las pequeñas multas de tráfico
de este fin de año fueran abonadas con un presunto servicio a la comunidad:
cantar villancicos navideños en el juzgado. En lo que va de esta época
festiva, DuBois ya consiguió varios “covers” de aficionados
sobre canciones como “Jingle Bells”, “Rudolph el reno”
y “Te deseamos una feliz Navidad”. “Algunas personas necesitan
ayuda para entonar. Así que a veces formamos dúos, tríos
y hasta cuartetos”. La pregunta de rigor es por qué tienen que
pagar el resto de los habitantes locales por las infracciones cometidas por
unos pocos.
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