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Domingo, 14 de agosto de 2016

VALE DECIR

ALGUIEN VA A ESCUCHAR A ESTA REMERA

Una firma neoyorquina lanzó tres coquetas camisetas que –como bonus track a su fin emperifollador– busca generar consciencia ecológica. Sucede que, gracias a su tecnología reactiva, cada modelito inteligente cambia de color nomás detectar partículas contaminantes en el aire, sean peligrosos niveles de monóxido de carbono o, por caso, radiación, avisando al portador que se mude hacia zonas menos perniciosas. “Entendemos a Aerochromics como el primer paso en la creación de un ecosistema de objetos interconectados que nos ayuden a entender mejor, a navegar mejor y proteger mejor nuestro mundo”, explica la flamante empresa desde su sitio web, agregando que, a consideración de su creador, Nikolas Bentel, “todos los objetos, materiales y personas deben comunicarse entre sí con el fin de equipar mejor a las personas para resolver uno de los grandes desafíos que la humanidad enfrenta: el cambio climático”. Noble acta de intenciones que, a decir de webs como The Verge, “puede ser interesante como proyecto artístico, pero tiene dudosa utilidad”.

“Está bárbaro enterarnos que estamos respirando aire venenoso, pero cuando la camiseta cambia de color, desnudando su patrón geométrico y alertando al usuario, ¿qué se supone que debemos hacer? ¿Abandonar la habitación?”, interroga el susodicho medio. Diferente es el caso de proyectos hermanados como Sponge, la bikini creada por la Universidad de California, que absorbe los residuos contaminantes del océano mientras la mujer nada. O el BB Suit, traje prototipo pergeñado por el holandés Borre Akkersdijk, que purifica el aire que rodea a quien lo viste. Para el muchacho Bentel, diseñador industrial, alcanza con “saber si una zona urbana es segura debería ser de conocimiento público, ser conscientes del entorno”. A diferencia de las propuestas mencionadas, además, la suya está a la venta. Por el exorbitante precio de 500 dólares. “Enhorabuena quienes dispongan de tantos verdes y estén dispuestos a invertirlos para empezar un debate, lanzar un mensaje. Para los demás, el resto de los mortales, plantar un árbol pareciera ser una opción más valiosa”, cierra The Verge.

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