VALE DECIR
Procurarse placer sexual, como chequear mails, lleva su tiempo. Será por eso que, ahora que cada vez más gente revisa su correo electrónico en su celular mientras viaja en bondi, la línea de productos Vibrafun lanzó este teléfono con ¿pituto? hi tech que parece aspirar a convertirse en lo último en materia de telefonía celular y de sexo telefónico, a la vez. Vibraexciter se llama el adminículo y, según se anuncia en su página oficial, “provee una nueva manera de enviar o recibir sensaciones no anticipadas, en cualquier momento y lugar”. La cosa funciona más o menos así: cada vez que recibe una llamada o un mensaje de texto, el celular envía una señal al Vibraexciter. Esta señal enciende un “estimulador” durante un lapso prefijado. ¿Y dónde se usa?, se pregunta en el site oficial con ánimo didáctico: “la bala” debe introducirse en el punto erógeno favorito del usuario. “Está diseñado para meterse bajo la ropa interior”; se recomienda “experimentar hasta encontrar el lugar que más lo excite a cada uno”. Es decir, se usa a criterio y placer de cada cual, aunque, sugestivamente, el aparatito tenga más forma de supositorio que de cotonete.
El gobierno de Dinamarca lanzó recientemente la campaña Sexo, más allá de toda discapacidad, una iniciativa más bien rara y muy saludable –al menos en teoría– que ya levantó polvareda. Y de polvos se trata, precisamente, ya que consiste en contratar “trabajadoras sexuales” para proveer de sexo, una vez al mes, a discapacitados físicos. Oficialmente, se recomienda contar con la presencia de la persona a cargo del discapacitado para ayudarlo a expresar sus deseos y requerimientos. A pesar de lo sanamente liberal de la propuesta, los partidos de la oposición no perdieron la oportunidad de pegarle al gobierno: “gastamos una enorme parte de los impuestos recaudados para rescatar a las mujeres de la prostitución, pero a la vez alentamos oficialmente a los cuidadores de los discapacitados para que los contacten con ellas”, argumentó Kristen Brosboel, una vocera de la Social Democracia. La Asociación de Discapacitados de Dinamarca salió a defenestrar a los críticos del programa por hacer blanco en esta iniciativa específica en lugar de discutir el lugar de la prostitución en general. Las putas, mientras tanto, no dicen ni mu y aprovechan mientras pueden que el negocio marcha sobre ruedas.
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