VALE DECIR
He aquí una idea para estudiar a los rivales con miras al próximo Mundial: implantarles microchips a los jugadores de manera tal de poder seguir cada uno de sus movimientos en la cancha y hacer un escrutinio preciso de cada jugada. El aparatito sería inyectado bajo la piel; unos satélites registrarían y bajarían la información digitalizada sobre los movimientos en el campo de juego a una computadora en la que el DT podría estudiarlos y así preparar los entrenamientos y estrategias subsiguientes. Por ahora, el plan pertenece exclusivamente al Manchester United, pero basta imaginarse su potencial. Los que no están tan contentos con la iniciativa son los futbolistas, que temen que perder su privacidad y que la totalidad de sus vidas se convierta en una larga, perpetua concentración. El entrenador Brian McClair, sin embargo, le dijo a la prensa que no es tan así, que ni los jugadores están tan molestos ante el proyecto ni tienen nada que temer: “Uno o dos de los muchachos no estaban muy conformes porque creyeron que los podríamos tener localizados todo el tiempo”. Y aclaró: “Aunque no es que ninguno de ellos vaya a estar en ningún lugar en el que no debería”.
La policía alemana lleva unos días buscando a un “bromista pesado” con ganas de sacarle partido al Mundial, que hoy llega a su fin en Berlín. El tipo ha estado dejando por las calles de la capital germana pelotas de fútbol que interpelan a los paseantes con la pregunta pintada: “¿Podés patearla?”. El tema es que las pelotas están rellenas con cemento. Un vocero de la policía berlinesa dijo esta semana que “hasta ahora se ha tratado a dos jóvenes, de 21 y 23 años, por lesiones en los pies. Creemos que puede haber sido alguien adicto a la Copa del Mundo. Estamos estudiando el asunto, ya que las pelotas parecen haber sido diseñadas deliberadamente para lastimar”.
La Corte Suprema de Rhode Island confirmó una sentencia que indemniza con 400 mil dólares a un hombre de 68 años que tiene el pene erecto desde que se lo implantó, hace ya una década. Según se supo, en 1996 Charles Chick Lennon se sometió a una operación para implantarse el modelo conocido como Dura II, un dispositivo de acero y plástico prescrito para hombres impotentes que querían alcanzar la erección. El resultado fue exitoso, pero en exceso: según expuso el abogado de Lennon, desde entonces su representado “no puede andar en bicicleta, abrazar a sus amigos ni ponerse traje de baño”. De ahí la indemnización, amén de una operación sin cargo para quitarle el implante. El dato más curioso, sin embargo, es que Lennon estuvo muy cerca de evitarse este martirio: Dacomed Corp, la compañía que fabricaba el modelo Dura II, se declaró en bancarrota poco después de la aparición del Viagra, a fines de los ‘90.
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