Domingo, 1 de octubre de 2006 | Hoy
VALE DECIR
Mientras se debate un plan para construir una valla a lo largo del puente Golden Gate de San Francisco, se acaba de estrenar en Estados Unidos una película sobre los suicidios que se cometen desde él. Desde el año de su construcción, en 1937, se han registrado mas de 1300 saltos, sin contar aquellos que pasan desapercibidos en las noches. Según el director de The Bridge, Eric Steel, “el film es una llamada de atención para prevenir los 24 suicidios que se producen cada año desde el Golden Gate”. San Francisco es el lugar del mundo donde se producen más suicidios y el Golden Gate tiene una baranda exterior que les facilita las cosas a los suicidas; un psiquiatra local la definicó como “tener una pistola cargada en la mesa de tu cocina”. La caída desde el puente es de 120 kilómetros por hora, por eso una de las partes más atractivas de la película es el testimonio de un sobreviviente. Para hacer el documental, Steel colocó cámaras fijas en el puente durante el 2004, con las que captó diecinueve saltos y varias escenas en las que la gente que pasaba por al lado de los suicidas a punto de saltar no hacía nada para evitarlo. Si bien el cineasta es criticado por no revelar sus intenciones hasta que la película estuvo terminada, se defiende explicando que su “primera preocupación fue evitar que los suicidas supieran que estaba filmando el puente”. De alguna forma, Steel habla sobre el tema con un poco de experiencia propia, ya que declara que en algún momento también pensó en suicidarse, pero según él la película es esperanzadora: “No es sobre la gente que muere, es sobre los que quedan alrededor”.
Una compañía de Snowdonia, al norte de Gales, se llevó un premio a la corrección ecológica Esto es, por fabricar tarjetas de saludos y felicitaciones con excrementos de ovejas. La compañía es la Creative Paper Wales; el galardón es el Millennium Award (consistente en veinte mil libras) y los productos premiados son los de la línea Sheep Poo Paper. El proceso consiste en levantar caca de oveja de las montañas, esterilizarla en ollas presurizadas y recuperar las fibras no digeridas. Como una oveja digiere sólo un 50% de lo que come, eso significa mucha fibra. Los elementos recuperados se mezclan para formar papel y cartulina. Y no se desperdicia ni siquiera el agua con que se lava todo el asunto, ya que se la distribuye como fertilizante concentrado. La planta de la compañía estaría en condiciones de fabricar dos toneladas de papel por año. Lo que se dice una papelera ecológica.
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